Catársis: Ámame - Serie Catarsis #1

XII

Descanso mi cuerpo desnudo sobre el de Matt, los vidrios polarizados de la F−150 están empañados por el calor que se desarrolla dentro. Estoy tan cansada que podría dormirme. El concierto ha acabado a las 10:00 de la noche y son las 11:55 según la hora que data mi IPhone. Me tomo un segundo para admirar el rostro adormecido de Matt. Sus ojos descansan cerrados, su mandíbula recta esculpida por los mismos Dioses está relajada, a ratos el fantasma de una sonrisa aparece en la comisura de sus labios, una de sus manos descansa en su pecho y la otra en el asiento de la camioneta. De pronto su gesto cambia, su ceño se frunce y comienza a quejarse.

− Isi... Isi... − dice quejándose y se remueve, su respiración está alterada.

− Aquí estoy, cielo... − acaricio su mejilla y él se relaja. Recuesta su rostro en mi mano y vuelve a sonreír. Se remueve y me toma en un abrazo asfixiante. Pienso que debo despertarle porque estoy casi segura de que no es legal permanecer en este espacio completamente desnudos. – Matt – digo agitándolo cuidadosamente – Matt, despierta. – él se queja y frunce el ceño. Oh se ha enfadado, no quiere despertar, no puedo evitar reír ante la ternura del momento. De pronto los acordes de You Rock My World de Michael Jackson me sobresaltan y también a Matt quien al parecer despierta inmediatamente. Claro con MJ despiertas, pero conmigo... ruedo los ojos divertida y él me sonríe al verme. Luego toma su teléfono celular y contesta soñoliento.

− Aló – dice y aleja de su oído el sonido estridente del parlante. "Cumpleaños feliz, te deseamos a ti, cumpleaños querido Matty que los cumplas feliz" ES SU CUMPLEAÑOS. El ríe animado – Gracias mamá... Si, por supuesto. Como cada año – rueda los ojos divertido – Le puedo preguntar... Está bien – tapa la bocina de su teléfono y se dirige a mí en un susurro − ¿Quieres ir mañana a una reunión en casa de mis padres? – CON SUS PADRES. Maldita sea. Que alguien me pellizque. Asiento y él sonríe con satisfacción. – Si, irá. – aleja una vez más la bocina cuando se escucha un grito histérico – Mamá procura no dejarme sordo ¿quieres? – ríe a lo que ella le responde. – Esta bien... Yo también. Nos vemos mañana. – cuelga el teléfono – Dulzura te ves jodidamente sexy a la luz de los focos del estacionamiento y completamente desnuda. – Abro mis ojos como platos cuando la idea de que no haya cortado bien la llamada me inunda – Preciosura, está bien colgado – me muestra la pantalla de su celular y yo recupero mi aliento. Me lanzo a besarlo y él me acepta gustoso.

Ya es domingo y me he quedado a dormir en casa de Matt. Despierto sin inconvenientes, a pesar de que él no esté, me percato de que ha bañado la cama con su perfume y entierro mi cara en las almohadas aspirando su olor. Recuerdo que es su cumpleaños y al ver que Matt no está en casa, me dedico a hacer unas compras por internet para celebrar luego, dejo la dirección escrita y especificado que debe llegar en papel negro sin etiquetas más que mi nombre y el de Blackwell.

Me dirijo al baño para darme una ducha, cierro con pestillo y me quito la ropa, pongo música en mi iPhone para que mi ducha sea adecuada.

El agua sale caliente inmediatamente, no como en mi apartamento que tenía que rogarle a la llave prácticamente para que me saliera como a mí me gustaba. Pongo una lista de música de éxitos en español, ando con ganas de conectarme con mi yo latina olvidada. Bailo al ritmo de Mayores de Becky G y me rio para mis adentros con la letra de la canción. Estoy tan concentrada en la ducha que no escucho que tocan la puerta hasta que ésta se abre de golpe.

− POR DIOS ISABELLA – grita Blackwell sobresaltándome y haciendo que me resbale, me golpeo el culo con la tina y me quejo, me ha dolido, pero no ha sido para tanto.

− ¿Qué coños sucede? – digo molesta por el golpe y la intromisión.

− ¿No sabes lo peligroso que es cerrar con llave la puerta del baño cuando entras a ducharte? – dice alterado y agitado. Lo miro y se ve malditamente sexy, vestido con ropa deportiva.