Introducción

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Los siguientes personajes utilizados no me pertenecen, así mismo tampoco la portada utilizada. Crédito a sus autores.
El siguiente fanfic contiene sexo explícito, violencia, sadomasoquismo y drama. Puede que haya amor.

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Eran las 2 y algo de la madrugada, el suburbio se encontraba dormitando, tranquilo. El frío invernal se colaba de a poco por la ventanilla abierta del Vento negro, mientras de él salían bocanadas de humo de nicotina.

Su cerveza estaba a la mitad, por el espejo retrovisor lo vio venir caminando, al final de la calle, se arreglo el cabello rojizo que ahora estaba en su estado lacio natural, se sentía nervioso, como todas las madrugadas. Cada vez estaba más cerca, la luz led blanca de la calle lo alumbraba tenuemente, su cabello rubio ceniza, su piel blanca, su camperón verde militar, sus zapatillas naranjas.

El hombre abrió la puerta del copiloto, mientras quien manejaba encendía y arrancaba el auto.
Ninguno hablaba, el pelirrojo le convido un cigarrillo que aceptó gustoso. Estacionó en un callejón alejado, oscuro y posiblemente maloliente.

- Nada mejor que un pucho antes de una buena revolcada, ¿verdad Kirishima? - El rubio tiró la colilla y atacó la boca de su amante. Este lo imitó a los pocos segundos, parte de la ropa desaparecía mientras iban a la parte trasera del auto. Estaba sentado sobre su amado Katsuki, había perdido la cuenta de cuántas noches pasaron así, ¿desde que se casó tal vez? Oh si, él tenía esposa e hijo, Mina y Kaoru. Pero, desde antes de dar el si en esa Iglesia, él ya mantenía una relación a escondidas con el rubio. Este también tenía pareja, su amigo de la infancia Deku. Pero aún así, con todos esos años, sus parejas no les hacían sentir lo que entre ellos podían. Había un fuego que nadie podría apagar.

Luego de hacerse una mamada mutua, Katsuki fue brutalmente penetrado por su musculoso amante, eso era lo que nadie les entregaba. Control y dolor.

Katsuki estaba con alguien que prefería ser penetrado y, Kirishima... Mina no era precisamente alguien con quien pudiese hacer de Amo y Señor, Mina era romántica y suave para hacer el amor, y que ni se le ocurriese mencionar el sexo anal. Eso no se hacía.

Ambos reprimidos, angustiados e insatisfechos, se encontraron la noche de despedida de soltero de Eijirou. Y desde allí no pudieron parar.
Se amaban entre ellos más de lo que detestaban su vida diaria. Mil veces pensaron en separarse de sus parejas y juntarse pero, ¿y si la cagaban? Él sabía muy bien lo sensible que era su esposa, y Bakugou lo depresivo que era Midoriya. Se sentían atados de manos.

Luego de limpiarse varias veces, Eijirou dejó a su amado cerca de su casa. Se besaron con vehemencia y se despidieron.
Bakugou entró a su silenciosa casa se ensueño americano.

- Esto tiene que parar, querido. - Izuku prendió la luz de la habitación que compartían hace años. Katsuki no pudo mirarlo a los ojos, ese verde le daba ganas de vomitar. - O lo paras o...

- ¿Qué vas a hacer? ¿Tomarte el frasco de litio entero?

- Quiero entrar.

Bakugou lo miró incrédulo. Su novio de toda la vida, flacucho y pálido lo miraba determinado con lágrimas en los ojos.

- Quiero sentir lo que te hace sentir Eijirou. Y sentirte a ti. Si no te tengo, al menos así, no sé ya qué más hacer -. Ocultó su rostro entre sus manos magulladas, su carrera como dibujante se fue en picada con el accidente y la relación con ello.

Bakugou se subió encima suyo, besó sus salados labios - Mientras dejes de joderme la vida... Pero vas a sufrirlo, y mucho... - rió, su mirada oscurecida reflejaba una perversión extraña.

El ojiverde se abrazó a su cuello haciendo caso omiso a todo. El aroma que desprendía a sexo ajeno y tabaco le dolía en el alma. Pero más le iba a doler no tenerlo a Katsuki, un sacrificio por amor. Un amor por otro.

¿Qué importaría más: el dolor o el placer?

Entre CaníbalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora