Día 6

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Paternidad


Paternidad era una palabra compleja, la cual había vivido de diferentes formas a lo largo de los 16 años de Adrien. No podía dejar de pensar en aquello mientras veía los dibujos de su hijo en el escritorio. Hoy era el día libre de ambos y la verdad es que aunque estaba cansado, era plenamente consciente que podría realizar alguna actividad con su hijo, cumplir con ese rol que se le había asignado desde el momento en que se enteró que su amada Emilie estaba embarazada de él.

—Amo... siempre he querido preguntarle sobre esto... —la voz de Nooroo brota desde la chaqueta del diseñador. —¿Cómo es el ser padre?

Gabriel quería reír ante aquella pregunta, cómo explicarle algo tan bello y complicado como eso a alguien que había vivido por más de 5000 años, completamente ajeno a lo que nosotros entendemos por humanidad.

—No es algo fácil, Nooroo. —dijo con pesar, aunque también cierto orgullo que lo embriagaba al pensar en el maravilloso hijo que tenía. —He siempre sido un desastre. Demasiado o muy poco aprensivo. Demasiado o muy poco atento. Nunca he sabido medirme de los extremos, Emilie sabía hacer aquello bien.

El hombre rio con amargura, aquello era algo que lo consumía, pero intentaba con el mejor humor posible sobrellevar. No siempre podía ser el tipo déspota que se caracterizaba, el que todo el mundo conocía.

—Recuerdo cuando había nacido que estuve 4 días paseándome alrededor de la cuna de Adrien porque sentía que podía pasarle algo en cuanto dejara de poner atención. Cuatro días en los que ante cualquier cosa llamaba al médico, que no pude dormir o comer bocado alguno, pues temía que alguna tragedia nos azotara. —recordó con una sonrisa en los labios, como si se divirtiera de su propia estupidez. —Nos separamos porque me desmayé por la falta de comida. Pero el solo verlo dormir era un espectáculo digno de observar por horas completas.

Nooroo escuchaba con completa atención. Jamás creyó que él fuera a comportarse de esa forma con otro ser humano. Se preguntó por qué había cambiado tanto con el paso del tiempo.

—Pasaron los primeros 2 años y yo siempre estaba pendiente de mi pequeño, no importaba donde estuviera, siempre sabía dónde estaba y qué estaba haciendo. Lo llevaba a todas las partes que deseaba. —acarició con delicadeza el dibujo que Adrien le había hecho a los 3 años. Y luego soltó un suspiro de resignación. —Luego la marca comenzó a adquirir renombre y ya no me podía permitir el lujo de estar con mi familia tanto como quisiera. Esto era importante y Emilie lo sabía. A fin de cuentas, éramos el dúo Agreste, la modelo y el diseñador. Fuimos ambos quienes llevamos la marca a las nubes. No contaba con tiempo suficiente y de alguna forma, se volvió costumbre ver a Adrien dormir en las noches minutos antes de tener que irme también.

Hizo una pausa, parecía que la historia era increíblemente larga.

—Me esforzaba con esmero en poder pasar tiempo con la familia, pero siempre parecía que había un obstáculo que lo impedía. Así fue como llegamos a los 10 años de Adrien sin poder haber pasado más de unas cuantas horas a la semana con él. Y lo más patético es que parecía que a él no le importaba. Mientras pudiera verme, él siempre parecía entender que yo lo amaba y que era por motivos superiores a mi persona mi perpetua ausencia. Sin embargo, las cosas empezaron a ponerse difíciles y cuando nuestro hijo cumplió 14 años mi esposa desapareció dejándonos desolados. —acarició con delicadeza su alianza. Su mirada estaba cargada de dolor, de angustia y de desamparo. —Y yo descubrí que estaba criando a un completo extraño. Emilie es la persona a quien necesita con desespero, yo nunca he servido como padre.

Escuchó la puerta abrirse y a su hijo con los ojos abiertos escuchando sus últimas palabras. El muchacho, antes de que Gabriel pudiera hacer algo, corrió a sus brazos.

—No es cierto, Padre. —chilló Adrien mientras lo acariciaba con cuidado, le tomó unos segundos para poder corresponder aquel cálido abrazo que tanto le hacía falta. —Yo sí te necesito, eres mi adorado Padre.

El mayor lloró, mientras sostenía a su pequeño. Quizás fuera un idiota, pero de verdad amaba a su hijo.



Qué bonito es cuando no hago una historia llena de sufrimiento y dolor... ¿quién soy yo y qué le hice a Nub...?

Bueno, la idea es mostrar a un Gabriel diferente, ¿no?

Sigo siendo la misma de siempre, solo que este personaje merece ser tratado con un poco de amor... para luego dominar el mundo, okno.

Se despide con el corazón llenito de amor de nube,

Nub Little Wings

Él no es lo que aparentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora