Kim NamJoon

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Aún recuerdo ese día, estaba llorando en mi cama, aún extrañaba a mi madre y los demás niños no fueron muy amables a mi llegada, cuando de repente un niño un poco mayor que yo se acerca y me toca del hombro.

–Quiero éste padre.- Dice tomando mi mano y jalandome hacia sus padres.

–Oh es muy lindo Jin, ¿Cuál es tu nombre pequeño?.- Pregunta amablemente la señora.

–N-NamJoon.- Contesto secandome las lágrimas.

–Bien NamJoon, apartir de hoy serás parte de nuestra familia.- Habla el señor extendiendo su mano para estrecharla, lo hago y finalizo con una reverencia.

–Serás algo así como mi hermano menor, mi nombre es Kim Seok Jin y tengo 10 años.-

–Yo tengo 8 años.- El niño me abraza y Comienza a caminar tomando mi mano. Sus padres sonríen y después de hacer todo un papeleo el cual fue facilitado por un par de billetes que cayeron en el escritorio de la directora de aquel orfanato, fuimos a su casa, me metí a duchar con Jin y me llevaron a comprar un poco de ropa.

–¿Siempre eres así de callado?.- Pregunta Jin.

–S-si.- Agacho la cabeza y él la acaricia.

–Creo que deberías de aprender un poco de él Jin.- se burla su padre a lo que yo suelto una pequeña risa.

Todo fue felicidad por un tiempo, hasta que Jin dejó de tratarme como un hermano para tratarme como un sirviente más. Todas las noches me obligaba a dormir con él, con el pretexto de necesitar abrazar a alguien para poder dormir, pero en la mañana me corría de su habitación, en ocasiones me despertaba a gritos para sacarme a empujones de ésta.

También recuerdo que cuando recibía juguetes nuevos se entretenía un tiempo con ellos pero luego me los lanzaba a la cara y me hacía llevárselos de nuevo, cada vez los lanzaba más lejos, yo regresaba totalmente sin aire pero a él no le importaba.

Vivía esperanzado de que sí él se aburría rápidamente con los jueguetes pronto terminaría por aburrirse de mí, pero eso nunca sucedió, así que cuando cumplí los 18 años decidí tomar mis cosas e irme de esa casa.

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