Capítulo 2; «Recuerdos»

1.2K 62 9
                                    

«Recuerdos»

Sebastián PDV

-Vas a cuidarlo –escuche.

Supongo que ya habían pasado unas dos horas luego de que me secuestraron, y comenzaba a aburrirme. Aun me tenían con la maldita venda en los ojos y con los brazos atados, comenzaba a doler, la soga lastimaba mis muñecas y la posición en la que estaban no era para nada cómoda.

-Joder padre, el que yo también este en toda esta mierda no significa que yo deba cuidar de este niño rico –bufo –para eso están los chicos, además, está atado y vendado.

Escuche la risa del mafioso, Aníbal –vas hacer lo que yo te diga ¿sí? Soy tu padre, pero ahora soy tu jefe –dijo con dureza. Escuche pasos alejarse y luego la puerta abrirse haciéndome sentir escalofríos.

Unos pasos se acercaban hacia mí, mierda, mierda, mierda –no me hagas daño –susurre con la voz entrecortada, ya que no he hablado nada durante estas dos horas.

Escuche la risa de una chica –tranquilo, niño bonito –dijo con tono de burla –si puedo hacerte algo, pero no quiero –alguna parte de su cuerpo toco mi rodilla –bien, sé que no estas cómodo así que vas a ponerte de píe y te sentaras en una silla ¿vale?

Asentí. Me coloque de rodillas y luego con dificultad me puse de pie. Sentí su mano en mi hombro y luego me empujo levemente hacia abajo hasta que pude sentir la acolchonada silla –p-¿puedes desatarme las manos? Esto está lastimándome –dije haciendo una mueca de dolor.

-Pidiendo gustos, eh –dijo con ironía. Comencé a sentir olor a cigarrillo, supongo que ella había comenzado a fumar –voy a desatarte, pero si intentas hacer algo puedo hacer algo peor, Matthews –dijo. Pude sentir la seriedad que utilizo en cada palabra y sabía muy bien que no debía mover ningún musculo hasta que volviera a atarme –hazte para adelante –dijo y obedecí quedando con mi pecho recargado en mis rodillas. Sentí sus suaves manos desatar el nudo de la soga. Cuando al fin la soga abandono mis muñecas me sentí tan feliz.

-Gracias –dije. Me acomode colocando mis manos unidas frente a mí esperando a que atara mis manos de nuevo, pero ahora adelante.

Comenzó a reír haciéndome fruncir el ceño –aun no voy a atarte, niño bonito.

Carraspee la garganta –bien –una idea vino a mi mente -¿puedo quitarme la venda?

-claro, hazlo –dijo y felizmente puse mis manos detrás de mi cabeza para intentar desatar el nudo de la venda –hazlo y te vuelo los sesos, niñito.

Baje mis manos rápidamente y volví a sentir miedo.

Ella rio de nuevo –yo voy a desatarte la puta venda, no tu –dijo. Sus pasos se dirigieron hacia a mí y luego de unos segundos la venda cayó al suelo liberando mi mirada.

Apreté los ojos tratando de asimilar la luz que entraba por una pequeña rendija de la ventana, supongo que las ventanas eran pintadas de negro o tal vez no habían ventanas. Mire mi alrededor y no, no habían ventanas.

Dirigí mi mirada hacia el frente y la luz daba directamente a la pelirroja que alcance a ver en el auto antes de que me vendaran. Podía ver el hermoso color gris de su mirada. En medio de sus pequeños y carnosos labios rosados sostenía el cigarrillo que hace un rato olí. Sus pecas podrían verse a miles de kilómetros, eran pocas, pero podían notarse a la perfección.

Recuerdos de cuando era pequeño comenzaron a asomarse por mi memoria al verla.

Su mirada gris estaba fija en mí haciéndome intimidar. Dio una calada y saco el humo del cigarrillo lentamente por su boca. Levanto la ceja -¿qué tanto miras? ¿Te gusto? –dijo y lentamente una sonrisa burlona se formó en sus labios.

Ignore por completo lo que dijo y tome el valor para hablarle -¿Claire? –en el momento que logre pronunciar su nombre los músculos de su rostro se tensaron. Ella frunció el ceño y soltó el humo de su última calada.

Se paró y tiro el cigarrillo al suelo para luego colocar su bota militar encima de este -¿Cómo y porque sabes mi nombre? –pregunto caminando hacia a mi esperando una respuesta mientras yo comenzaba a respirar con dificultad -¿Por qué carajos sabes mi nombre, niño? –pregunto de nuevo con desesperación en su voz.

-Soy Sebastián, Claire ¿me recuerdas? –Dije con felicidad –Tú eras mi mejor amiga y me dejaste solo –ella frunció el ceño aún más confundido. Suspire frustrado –como te explico…eh, ¿Valladolid? ¿Primaria Apple?

-Ah… -negó con la cabeza –no, no recuerdo a ningún Sebastián y menos un niño rico –levanto la ceja y se dio vuelta dándome la espalda.

Con temor me levante de la silla y camine lentamente hacia ella haciendo memoria, tratando de recordar algo que la hiciera recordar de mí, de nuestra amistad.

-Recuerdas… -dude en decirlo. Suspire – ¿Por siempre y para siempre, Claire? –me miro y vi en sus ojos por primera vez brillo. La oscuridad se estaba yendo.

Flash Back

-Claire, no me dejes –dije con lágrimas en los ojos.

-No hagas esto más difícil Sebas, tengo que irme –dijo con voz entrecortada. Con su pulgar limpio las lágrimas de mis ojos.

-¿por siempre y para siempre? ¿Lo prometes? –pregunte entre sollozos. Ella se abalanzo hacia mí escondiendo su rostro en el hueco de mi cuello.

-Por siempre y para siempre, mejor amigo –susurro en mi oído. Beso mi mejilla y tomo su maleta y camino hacia el pasillo donde registran las maletas dejándome solo en medio de tanta gente.

-¡Claire! –grite haciendo que se diera vuelta y me mirara a los ojos. Última vez que lo haría de nuevo -¡No me dejes! –grite con voz entrecortada. Ella me dio una sonrisa y se despidió con la mano.

Sería la última vez que viera sus pecas y su mirada gris.

-Te amo –susurre.

Fin de flash back

Claire PDV

Sentí de nuevo ese dolor en mi pecho. Ese mismo dolor de cuando me fui y le deje. Esa tranquilidad que tanto anhelaba, que tanto extrañaba estaba de vuelta, porque él era eso, mi tranquilidad. Mi sebas, estaba aquí.

No sentí a qué hora pero lagrimas comenzaron a caer por mis mejillas –Sebas… -susurre. Su sonrisa ilumino la habitación –te extrañe –dije lanzándome a sus brazos a llorar.

Me abrazo con fuerza, como si no quisiera dejarme ir de nuevo –me has hecho tanta falta, Claire –susurro con lágrimas en los ojos –me olvidaste, Claire, me olvidaste.

-No, no te olvide –dije con dolor. Me aleje y tome su rostro en mis manos haciéndole verme a los ojos -¿Cómo podría olvidar a mi mejor amigo? –le mire y sonreí. Limpie sus lágrimas con mis pulgares, como aquel día.

-¡Claire, ven a comer! –escuche detrás de la puerta la grave voz de Cipriano.

-Ya voy –grite asustada -Mierda, mierda, mierda –susurre –tengo que amarrarte, lo siento –dije haciéndole caminar a la silla –lo siento –susurre con dolor. Le coloque la venda en los ojos y lo amarre a la silla –Te quiero –bese su mejilla y salí cerrando con seguro.

Nadie iba a hacerle daño mientras yo estuviera aquí, no lo permitiría.

En multimedia esta la querida Claire, es una modelo; Anna Lutoskin.

¿Que tal les esta pareciendo la historia? 

Debo agregar que no me gustan las lectoras fantasmas, no, no.

Gracias por leer.

-NH

¿Mafia y amor? ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora