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Dream en estos días me estuvo ayudando en las necesidades básicas para salir a la calle, no perderme, y si necesitaba ayuda llamarle, me regaló un celular que se me hizo extrañamente familiar, no quise divagar por lo que acepté y estaba listo para dar un paseo por la ciudad, las calles rodeadas de vitrinas, los árboles de las plazas y los rascacielos que siempre estaban allí no importaba qué.

Es relajante caminar hasta los parques, siendo uno común los lugares con pastos estaban rodeados de varas y llenos de arbustos, donde reposaban bellas flores ajenas al ajetreo de su alrededor, algo que me había gustado en estos días fue quedarme viendo las exposiciones de las distintas personas que se quedaban en puestos, algunos pintando en el suelo, haciendo shows de mimos o chistes, admito que me quedaba bastantes minutos apreciando los cuadros, y más los que trataban de la naturaleza, cada detalle apreciaba con los telares y las acuarelas bien gastadas, hasta ver cómo hacían el trabajo.

Simplemente me fascinaba.

Para ser tres días desde que empecé a tener mi nueva libertad, ya he recorrido gran parte de la ciudad, pero en cierto sector nació en mí una gran incomodidad, no podía caminar con tranquilidad, me sentía observado, mi respiración transitaba con más dificultad, como si donde caminara se acortara el oxígeno de mi alrededor, la pesadilla había acabado al llegar a la salida de la ciudad, una autopista hacia la mismísima nada con grandes hileras de árboles a cada lado, las montañas al fondo, las aves que pasaban haciendo vista gorda desde allí lejos. Yo quería tener alas e ir al cielo mismo para sentir la brisa en mi rostro, y mi mano tuve que extenderla hacia la nada del camino elevarla hasta el sol. Una extraña sensación que después de unos minutos quise olvidar. Donde vaya me persigue, me gritan, no puedo dejar atrás todo así como así, me lo impedían cual fuerzas invisibles, tú no puedes dejar de ser tú por más que olvidaras todo.

Por esto volví temprano a casa, si es que puedo llamarlo de ese modo, me abracé por un rato, buscando mis posibilidades y mis caminos donde podía elegir, solo me quedaba una solución, seguía firme en hacer una nueva vida, pero sin apartar lo que fui, mezclarme entre ambas raciones, ser el resultado de lo que es recordar y olvidar. Suena extraño pero por más que buscara, lo único que me hizo sonreír fue lo que antes me gustaba.

Había revisado mi celular, donde los contactos se hacían presentes, y ahí estaba el de Error, él había hecho vivir distintas emociones, debía recurrir a él, le había pedido ayuda y no podía hacerme el tonto después de decir aquello.

Diario. | Errorink. |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora