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05/06

Si hubiera escrito en los días anteriores mis emociones hubieran hecho de las hojas un manojo de palabras sin coherencia ni cohesión, me dejaría llevar por tales sentimientos que solo afloran cuando el valor de los momentos son afectivos en mi sistema, ahora puedo tomar con más calma la situación, tomar un poco de café mientras aprovecho que el departamento de Dream está solo de mi propia compañía y el son de la melodía de la radio, había encontrado una sinfonía que toca piezas clásicas e increíbles.

Verás, no sé si podré escribir todo lo que sucedió, pero no te preocupes, me decía, no es tan malo, me decía, son cosas que ocurren de las cuales no debo estar arrepentido, la emoción a veces ciega a mi racionamiento.

La última vez que escribí fue el cumpleaños de Error, me había preparado bastante para lograr que él me abriera la puerta, aunque no sé si vestirme bien lo fuera, una ropa casual pero más formal, y en una cajita el pastel que le había preparado con tanto empeño y cariño. Mi estómago se estrujaba a cada minuto que pasaba, Dream me daba palabras de ánimo pero sin poder esconder su preocupación, le di las gracias una vez llegué a la entrada y así quedé, por insistencia propia, solo para tocar y entrar. Me había sentido como un ladrón al pasar cuando el guardia estaba paseando por los pasillos del primer piso e irme directo al ascensor, el departamento era más cerrado y caro que el de Dream, o eso intuía.

Me había detenido frente a la puerta, e intentando guardar la compostura, toqué el timbre. Los minutos pasaron, y mis manos ya estaban cansadas de sostener el obsequio, pero sabía que había alguien tras la puerta, y efectivamente, no sé cuánto pasó, oí la voz del contrario, parecía ronca, ahora que lo pienso, quizás estaba recién despierto por culpa del timbre.

Creí que te había dicho que no quería visitas. Habló. Sí, lo dijiste pero, es tu cumpleaños y... No, vete de acá. Me interrumpió.

Apegué mi rostro a la puerta, intentando oír su posición, su presencia, estaba muy seguro que él estaba en el otro lado de la puerta, y a los segundos sentí una vibración que podría caracterizarla como si hubiera golpeado la madera con su cráneo, un gesto desganado. Varios gestos y sonidos me hacían tener hipótesis de su estado emocional, uno lento, triste, como si algo le estuviera reteniendo su felicidad.

Por favor... Insistí, rogué, si me hubiera podido ver, hubiera estado de rodillas para que me viera y convenciera a pasar, aunque me avergonzaría si fuera en público. Tras ello, un sonido sepulcral fue su respuesta. Eso me había dejado triste, que al final todo había sido en vano y tendría que devolverme, sentía mi garganta adolorida, un golpe sentía, uno invisible por el rechazo, el dolor similar a cuando estaba cerca de esa persona que tantos malos momentos me hacía vivir... No obstante no duró mucha mi agonía, la puerta dejó paso al umbral y frente, a Error con una ropa distinta a la que yo acostumbraba verle, más... similar a un pijama.

Pasa. Cortante y frío fueron sus palabras, a lo que algo intimidado hice caso a su casi orden y entré al lugar donde tanta comodidad me causó, dentro, esperé aún con mis brazos sosteniendo el pastel a que viera la caja blanca, ya había comprobado al ver sus cuencas lo irritado que estaba, además de desanimado, cada detalle en sus facciones podía decir distintas cosas, y es increíble que pueda hacerlo cuando con Dream me cuesta un poco suponer. ¿Qué es eso? Preguntó. Es tu regalo. Respondí intentando esbozar una sonrisa, pero me cuesta sin tener un motivo que de verdad llegue hasta mi inexplicable alma.

Con inseguridad o así lo vi, tomó la caja de mis manos y lo dejó sobre la mesa, prosiguió con abrirlo con una lentitud que se me hizo desesperante por la impaciencia que tenía por ver su reacción, le había seguido colocándome a un lado, pendiente de la perturbación de cada parte de su cara. Una que no podía describir ahora mismo, pero solo por sus acciones pude deducir que simplemente había quedado sin habla hasta sonreír sin creérselo, debido que eso dijo en voz baja.

Diario. | Errorink. |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora