Hermanastras

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Un bonito día, quien lo podría arruinar. Elizabeth se levantó como de costumbre y bajo a la cocina según ella ayudaba al  cocinero "a probar sus exquisitos platillos"

—Delicioso —deslizo su mano en una de las ollas.

—Elizabeth —dio una mueca—. Esperate a un falta —rio.

—Pues ya lo probé Ban —dijo y se fue de la cocina.

Ban era un excelente cocinero, cocinaba como para los dioses sin duda el mejor.

Caminaba distraída por los pasillos de su casa, cuando chocó con alguien.

—Disculpe —se agarro su cabeza—. Duele —susurro.

—No te preocupes querida —sonrio la mujer.

—Lo siento madrastra.

—No te preocupes querida, pero deja las formalidades —agarro sus manos—. Deberías decirme Madam.

—Madam? —pregunto—. Bueno si usted los desea.

Se escucharon gritos de dos chicas que discutían por su cuarto y por su ropa.

—Creo que Guila y Jericó nunca se llevarán bien, allá ellas tenían un cuarto más amplio y ahora tienen un cuarto más pequeño.

—Umm —penso Elizabeth—. Mi cuarto es el más grande después de mi padre, si quiere ellas se pueden quedar ahí —pronunciaron sus labios.

—Que maravillosa idea —dijo Merici—. Tu dormiras en el ático —agarro unas cosas que estaban a su costado y se las dio —. Y te llevarás eso es muy anticuado y no sirve de nada acá.

—Esto era de mi madre —dijo un poco molesta.

—Lo siento pero... —agarro de la espalda a la chica y la dirigió al atico—. Allí será tu nuevo cuarto —se retiró después de decir esto.

Elizabeth dio un suspiro y subió las escalera que crujian con cada pisar. Era muy frío estar ahí, el viento corría a una temperatura que nadie podría soportar durante las noches.

Abrió la puerta y se pudo escuchar un rechinido, dejó las cosas a un lado y empezó a caminar. Se percató de  pequeños ratones que se encontraban ahí "Gus Gus" "¿Que haces aquí?

Las Hermanastras que se estaban escuchando todo desde abajo empezaron a reírse.

—Tengo una hermana loca —rio Gila.

—Yo tengo dos —susurro Jericó—. Madre!! Que vamos a hacer con ella? No quiero que me vinculen con ella.

—No te preocupes hija mía —dijo Merici.

Estas dos Hermanastras se llevaban... Umm..se podría decir mal, pero para lastimar a una persona se unían como hermanas que eran.

Gila y Jericó fueron unidas desde muy pequeñas. Desde niñas siempre fueron mimamadas por su padre. Cada cosa que querían les era concedida. Pero al morir su padre, chocaron con la realidad al igual que su madre. Ya no tenían dinero y su madre tubo que recurrir a otro matrimonio para que ella y sus hijas siguieran teniendo comodidades.

Amor eternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora