Compromiso

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La noche anterior fue un desastre para Meliodas, el haber visto a Elizabeth.. ¡Melascula! Su mente era un total caos.

—Señor, aquí esta lo que ordeno —dijo la mucama al entrar a su habitación.

—Gracias.

Meliodas se levantó y se coloco una camisa y pantalones, lo normal de todos los días. Salio de su habitación con su cabello todo despeinado y con los brazos detrás de la cabeza.

—¡Meliodas! ¡Meliodas! —gritaba alguien desde lo lejos—. La princesa lo esta esperando en el jardín, dice que es urgente.

—Elizabeth, ¿me esta buscando?

—Sí, necesita conversar con usted.

Corrió al jardín y se encontró con Elizabeth, sentado en una de las bancas que se encontraba allí, algo sin duda había cambiado en ella, ya no traía el cerquillo cubriendo uno de sus ojos.

—Eli...

—Meliodas, me da gusto verte en una mañana muy calurosa como esta.

—A mi también —aparto la mirada—. Te tengo que preguntar algo...

—Yo también...

—¿Enserio? ¿Qué es lo que me quieres preguntar?

—Acepto tu propuesta de matrimonio.

—Mi propuesta... Yo

—No lo recuerdas.

—Sí... Ya me acorde, respecto a eso no me quiero casar... Contigo, siento que no eres tu, que alguien te esta manipulando, tu no eres Eliza...

—Mirame a los ojos... Soy yo Meliodas —aquellos ojos azules, se tornaron de un color tan oscuro como la noche, haciendo que meliodas quede hipnotizado—. Soy la misma de antes.. Meliodas.

—Elizabeth...

—Vamos a anunciar nuestro compromiso, para que todos sepan que nuestro amor es verdadero.

—Guardias —dijo Meliodas—. Informen al pueblo sobre nuestro casamiento y que esta misma noche se realizara.

—Si, su majestad.


Arthur quien se encontraba detrás de los arbustos decidió pedir ayuda a Merlín, sabia de que Elizabeth no era la misma de antes, su comportamiento era diferente... Al igual que el de Meliodas.

—Merlín, ¿estas aquí? —gritaba Arthur.

Había ido al pueblo donde encontraría a su fiel mano derecha.

—Si... Pupilo.

—Es Elizabeth... Y meliodas.

—Confusiones, engaños y posiones, suena interesante.

—Hoy se realizara su boda...

—¡Melascula! —se giro para verla—. Aún sigue en su cuerpo... Al parecer esta desesperada.

—¿Desesperada?

—Si —sonrió maliciosamente—. El tener tanto odio al reino de Meliodas por la guerra que se produjo hace varios años... Puede ser muy razonable.

—¡Merlín!

—... Ella aún siente rencor, el amor que sentía por el rey... Que era el esposo de la madre de Elizabeth. Un día antes de tu nacimiento... Melascula preparo un plan para enamorar al rey...

—Pero solo era amor, por eso tanto odio.

—Antes de la madre de Elizabeth, se encontraba ella como amante del rey... Y ella consideraba de que todo era suyo.

—Eso ocasiono la guerra.

—La guerra fue ocasionada por Chandler, quien le quiso quitar la corona al padre de Meliodas.

—Y porque Melascula, le tiene odio a Meliodas.

—Primero por que ambos reyes, decidieron acabar con Melascula después de enterarse de los planes que tenia y que era un demonio... Estaban así de matarla, pero ella tenia un az bajo la manga... Descubrió que la princesa Elizabeth y el príncipe Meliodas se amaban mutuamente, así que decidió hacerle daño a ellos, ya que los hijos era los mas preciado para los reyes.

—Pero melascula... Porque no la reconocieron.

—Anteriormente tenia otra apariencia.

—¿Enserio? Cuentame más.

—Viniste para saber como detenerlos, no para contarte lo que sucedió antiguamente.

—Tienes razón —dijo Arthur—. Tenemos que detener el matrimonio.

—Hoy mismo...

—Hoy, o todo esto quedara a manos de Melascula.

—Tenemos que detenerla, antes de que libere a sus aliados, con la sangre de la portadora —Merlín miro a Arthur—. Esta misma noche.

Amor eternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora