Today

135 19 0
                                    


Otra vez sola, así es como me encuentro ahora mismo por cuarta vez esta semana, ya que YoonGi se ha empeñado en salir todos los días sin decir a donde va...

Siento que cada vez la soledad se hace más grande y un vacío crece entre ambos, cada vez que lo miro veo que sus ojeras son más grandes y la palidez de su rostro me llena de angustia. Nuevamente sola llamé a Rose, quien ya llego a Seúl rechazando sus llamadas una y otra vez.

-Jennie quizás lo que necesites es salir... ¿Por qué has estado rechazando mis llamadas? –Ni yo misma lo sabía, escuchar su voz tan alegre y pretender que todo está bien me daban náuseas y sentía que solo mi cama me entendía

-Lo siento Rose... solo que estaba ocupada –mentí- pero si me gustaría salir contigo y con Lisa- escuche un silencio, quizás ella ahora se arrepentía de querer salir conmigo o tenia mejores cosas que hacer

-Mañana vienes a mi casa –deje salir todo el aire que había retenido hace momentos suspirando-

La llamada terminó luego de varios minutos hablando de cosas varias y nos prometimos conversar más a fondo al día siguiente. Había terminado de preparar la cena, comida que no probaría,  pues últimamente no tenía hambre y seguramente YoonGi llegaría demasiado tarde, como para siquiera probarla, pero cuando me disponía a subir las escaleras escucho la puerta abrirse.

-Nena... –su voz retumbó en mis oídos cuando me vio en las escaleras, su labio tenía algo de sangre y su mejilla un golpe violáceo.

Bajé rápidamente los tres escalones que había subido acunando sus mejillas en mis manos y mirándolo a los ojos, estaba molesto, dolido y frustrado podía verlo claramente.

-YoonGi... ¿qué te pasó? Quien te hizo esto... -El gruño con cierto descontento y se soltó de mi agarre caminando y arrastrando los pies hacia las escaleras- ¿piensas ignorarme o simplemente pasar de mi como siempre?

-Jennie no estoy de humor...

-Nunca los estas, sales temprano y no me dices a donde... –me quedé en silencio al ver que se detenía y giraba un poco para obsérvame desde arriba- no te veo en todo el día y cuando llegas es demasiado tarde para encontrarme despierta –caminé con el ceño fruncido, subiendo las escaleras- ¿Dejaras que cure esas heridas? –La inquietud detonaba mis palabras y me dolía verlo en ese estado, a pesar de toda la mierda que estaba haciendo

YoonGi estaba sentado en la cama, mientras yo limpiaba su labio inferior notando la horrible cortada que tenía, suspiré y me sentí intimidada a su mirada penetrante, que me seguía en cada movimiento que hacía.

-Jennie –detuvo mis manos cuando casi había terminado de limpiarlo y me jaló hacia el rodeándome con sus brazos, tomándome de sorpresa, su perfume inundo mis fosas nasales y su calor volvió a calentar mi cuerpo como lo había hecho muchas veces- todo estará bien ¿sí? –me separé lentamente de él y lo mire a los ojos ¿acaso estaba mintiendo para que no le hiciera preguntas?-

-YoonGi... no quiero que algo malo te pase... -esbozo media sonrisa acariciando mi mejilla y negó acercándose a mis labios besándolos con ternura-

Definitivamente YoonGi me descolocaba y derribaba todas mis defensas, con tan solo su tacto y sus pequeños besos que poco a poco iban tomando intensidad podía hacer lo que él quisiera.



Desperté a la mañana siguiente en ropa interior sin encontrar nuevamente a YoonGi en la habitación, las sabanas y el cuarto aun conservaban el olor de la pasión de aquella noche y mis labios seguían hinchados de los besos llenos de lujuria que nos habíamos dado, pero nada de eso importaba pues él no estaba.

-No te preocupes Rose estoy llegando a tu casa –aparqué el auto mordiendo mi labio inferior, había sido una mañana tranquila y solitaria con el sol primaveral que apenas calentaba mis mejillas-

Bajé del auto y caminé por la entrada hasta la puerta principal de la casa, toque tres veces para luego meter mis manos en mis bolsillos delanteros de la chaqueta azul que llevaba puesta

La puerta se abrió y Rose apareció radiante como siempre ella lograba ser conmigo, abrazándome después de no habernos visto por mucho tiempo, me invito a pasar sonriendo.

-Jennie me alegra verte de nuevo...ven pasa ya sabes que ésta es tu casa

Asentí y me saqué los zapatos, para luego caminar sacándome la chaqueta hasta llegar a la sala, pero me quede helada mirando a las dos personas que acompañaban a Rose y me miraban con lágrimas en los ojos

-Jennie hija...

Las manos de mi madre rodearon mis hombros y segundos más tarde sentí el cálido calor de mi padre también, no sabía que hacer realmente, pues me sentía como en un trance del cual me era difícil salir.

El rostro de mi madre estaba más pálido de lo normal, sus ojeras eran más profundas y podía jurar que tenía más canas que antes, mi padre me miraba no con ojos severos más bien eran ojos de tristeza y arrepentimiento.

Rose se abrazaba así misma desde un rincón de la sala, mientras se limpiaba algunas lágrimas traicioneras que habían salido, seguramente esta inesperada reunión familiar le habían traído recuerdos o emociones nuevas.

Mi corazón latía fuertemente y luego cuando pude reaccionar di dos pasos atrás alejándome de ellos, no los odiaba. Realmente nunca los odie ¿Cómo podría?

Estuve pensando mucho en lo que pasó y la soledad me ayudo a comprender las decisiones difíciles que a veces los padres deben tomar, aunque para ser sinceros nunca llegaría a comprender que fue lo que mi madre pensó o sintió en ese momento cuando tuvo que ver morir a su hijo.

Las tres almas atormentadas en esa habitación me miraban, esperando que de mi boca saliera un eco de mi existencia o que alguna lagrima bailara en mi mejilla aun helada. Apreté la chaqueta en mis manos y abrí mi boca.

-Mama...papá... -mi madre asintió varias veces, mientras lloraba levantando sus manos hacia mi acariciando mi rostro y fue cuando pude entender que el calor de mi madre era algo similar a lo que necesitaba desde hace tiempo, rompiendo en llanto y abrazándola.











"A veces siento que no soy sólida, sino hueca, y no hay nada detrás de mis ojos. Soy el negativo de una persona. Es como si jamás hubiera pensado nada, ni hubiese escrito nada ni sentido nada. Sólo queda negrura, negrura y silencio."

Sylvia







DULCE VENGANZA: MARIPOSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora