Yours

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Instantes momentos de felicidad





-Comienzo a creer que algo malo te hicieron en la cárcel

-¿Por qué? Mejor pásame esa pala....gracias

Sonreía mientras veía a YoonGi darle cuidado a las flores de su casa, mientras yo lo observaba desde el porche con una taza de chocolate. Dejé la taza vacía en el barandal para acercarme con una pequeña toalla.

-Pero... -Fue entonces cuando sentí sus labios contra los míos. Habían pasado tres días desde que me habían rescatado y parecía que las cosas poco a poco se iban acomodando en su lugar o eso creía yo. YoonGi decidió quedarse con los cachorros, después de verme tan triste por la muerte de petit, Hoseok no había venido desde entonces.

Todos habían llamado para saber cómo estábamos y aunque no lo decía aun recordaba el olor húmedo y putrefacto del lugar, la sonrisa lasciva de aquel hombre del cual por cierto no sabía nada y su mirada llena de odio. Decidí no preguntarle sobre ese sujeto a YoonGi aunque la curiosidad me estaba matando, por que parecía que tenía todo bajo control.

-Necesitas un buen baño... –susurré, mirándolo suspirar y limpiar el poco sudor que se derramaba por su frente-

-Tienes razón... –me dijo suspirando, recogiendo algunas herramientas que había utilizado para arreglar las flores. Caminó sacudiendo su cabellera negra y entró a la casa, mientras yo lo seguía segundos más tarde.

Mientras terminaba de limpiar algunos utensilios de la cocina escuche su celular timbrar y no era que mi celular no sonara. Mis padres llamaban varias veces al día y después de lo que me pasó decidí contestarles, mi madre me pidió que volviera para que me explicara todo, pero sinceramente para mí todo ya estaba dicho.

Me quedé en silencio escuchando que YoonGi hablaba con alguien y sin restarle importancia seguí  con lo que estaba haciendo. Cuando volví a verlo su rostro había cambiado a uno más serio y sinceramente daba miedo, pero decidí jugar un poco con mi suerte y ya que estábamos viviendo juntos hablarle y preguntarle.

-¿Está todo bien?

YoonGi sin responderme subió las escaleras y se encerró en su habitación o bueno la habitación que compartíamos juntos y luego de unos interminables minutos en los cuales estuve dándole vueltas en mi cabeza, de por qué se había comportado de esa forma, lo veo bajar las escaleras y suspirar volteando a verme sentada en el sofá

-Nena, tengo que salir, pero no tardaré.

Lo veo acercarse de una manera apresurada hasta mí y arrodillarse hasta quedar a mi altura; dándome un pequeño beso en la frente, para luego salir casi disparado por la puerta, dejándome sola con unos cachorros revoltosos.

Llamé a mis amigas, primas y primos hasta navegué por internet, mientras esperaba que YoonGi regresara; pero eran más de media noche y aun ni siquiera me había enviado un mensaje, haciendo que me preocupase demasiado.

No podía simplemente irse y dejarme sola; habíamos pasado por mucho, mientras él estaba en la cárcel como para que ahora se comporta de esa manera y sin embargo ahí estaba yo mirando el techo de nuestra ahora habitación escuchando como las manecillas del reloj sonaban en un tic tac casi hipnótico.

Cuando marcaron las 2 am la puerta suena y unas llaves me indican que YoonGi había regresado o eso esperaba, lentamente me levanto y me asomo hasta el comienzo de las escaleras viendo a YoonGi subir despacio, seguramente pensando que estaba dormida, pero al levantar su rostro y verme abrió sus ojos de par en par quedándose a medio escalón. 

Ambos nos quedamos en silencio por varios segundos, hasta que el sonrió muy levemente y termino de subir las escaleras tomándome por la cintura y besando mis labios como si su humor de esta mañana hubiera regresado.

-No tenías por qué esperarme despierta –Me dijo ronco, aunque amablemente sin hacerme sentir miedo-

-No quería dormir y despertar sin ti de nuevo –susurré avergonzada, por la manera en la que me sostenía-

-Bueno ya estoy aquí.

Fue cuando comenzó a dar pequeños besos en mi cuello, que este se erizó totalmente, llevando electricidad a mis piernas haciéndome temblar, sonreí jadeando cuando su agarre se hizo más fuerte en mi cintura apretándome hacia él.

-Yo...gi

-Shhh... Vamos a la habitación 

Como una maniobra experta me dio la vuelta, posicionándose detrás de mí y dirigiéndonos hasta la habitación sin dejar de dar pequeños besos en mi cuello. Una vez adentro con apenas la luz de las lámparas comenzó a acariciar mis hombros bajando lentamente por mis brazos observándome como si de una obra de arte se tratase.

Me miró a los ojos y lentamente comenzó a desabrochar mi blusa color celeste pastel que traía puesta, cuando al fin el ultimo botón fue abierto subió sus manos hasta mis senos y los sostuvo con sus dos grandes manos acariciándolos, mientras mi piel nuevamente se erizaba y una energía me recorría hasta terminar en mi entre pierna.

-Eres hermosa...

Me sonroje aún más por sus palabras y lentamente bajé mi manos hasta la hebilla de su pantalón donde pude notar su gran erección, tenía que admitir que esta escena casi surreal era más de lo que podría imaginar.

Antes de que pudiera hacer un movimiento con su pantalón lo veo agacharse lentamente hasta la altura de mis senos y meter uno de ellos en su boca succionando levemente haciéndome gemir y tirar la cabeza hacia atrás.

Su lengua estaba haciendo estragos en mi mente y mi corazón latía fuerte, sin que pudiera controlarlo, mordí mi labio y subí mis manos hasta su cabello acariciándolo, mientras YoonGi se deleitaba con mis dos senos los cuales succionaba, chupaba y amasaba intercambiándolos de vez en cuando.

Cuando veía y sentía que estaban duros y rosados, mientras tanto yo sentía como mis bragas se iban mojando poco a poco hasta que una pequeña mordida hizo que saltara y una sonrisa esta vez genuina por parte de él, hiciera que mi corazón revolotease de ternura.

Sus dientes pequeños dejaban ver sus encías, creando una sonrisa gomosa de niño travieso, que jamás pensé ver en él y seguramente nadie o pocas personas la han visto.

-Esta noche no dormirás mucha nena....



"El amor no se mira, se siente"
                                      Pablo Neruda







DULCE VENGANZA: MARIPOSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora