Llegué hasta un pasillo en la penumbra. Pero me abrí mi camino iluminando con la llama de la vela. Luego de avanzar varios metros, fueron apareciendo candelabros colgados a los muros, con varias velas sobre ellos. Tras mio, había obscuridad total. Estaba bien internado en el matadero, y si alaguen aparecía en mi espalda, no tenia por donde correr, debido a lo estrecho del pasillo. Pero a medida que continué avanzando, divise una puerta a mi izquierda, color carmesí. La puerta me llevo a una habitación de aspecto ceremonial: Había un gran candelabro colgando del techo, cortinas sobre las murallas y distintos cuadros abstractos perturbadores. No tarde en percatarme, de que había alguien mas allí. En el centro de la habitación, había dos pequeños en estado lamentable, desprovistos de vestimenta: Tenían la cabeza calva, y estaban en seria desnutrición, al punto que se lograban ver las costillas. Eran pequeños, como de la edad de cinco años y tenían las manos ensangrentadas, al igual que sus bocas, pues comían un pedazo de carne cruda y ensangrentada del piso. Me acerque disimuladamente. No se lograban percatar de mi presencia, pues estaban ocupados con el trozo de carne.
En el muro frente mio, había una especie de ranura. Desde allí observé a un tipo de cuerpo grueso y bestial, vestido como carnicero, que les arrojaba más pedazos de carne a los pequeños, como si estuviese alimentando a sus mascotas. Los hambrientos pequeños se lanzaban desesperados al trozo de carne, y sus labios se tornaban rojos.
Pero quien les arrojaba la carne, pronto se percató de mi parecencia. Su rostro estaba cubierto por una tela negra, y me apuntó con su mano cubierta por un guante manchado en sangre, en forma de amenaza, luego, desapareció de la ranura. Me acerque a uno de los pequeños, y le acaricie la cabeza. Aun así no se percataban de que yo estaba ahí, entonces salí de la habitación.
Continué avanzando por el estrecho pasillo, iluminado por los candelabros. El tipo gigante con ropa de carnicero ya había advertido mi parecencia, y me imagine que quizás había mas personas en el matadero, pero todo me resultaba muy raro.
¿Que hacia esa gente allí?, si es que se le podía llamar así. Aquellos dos pequeños que había visto en la habitación anterior, parecían animales maltratados, ademas de que en su piel se podían distinguir severas heridas, como producidas por algún látigo y torturas. Al final del pasillo, llegué hasta un espacioso cuarto del matadero. El lugar parecía inmenso. Me dirigí a una ventana, y por allí observé los capos, donde se reunía a las reses, que serian ejecutadas. Pero como el lugar había cerrado hace meses, esos campos ahora yacían solitarios, bajo la noche.
En el cuarto donde me encontraba ahora, aparecieron dos gigantes deformes, tras mío. Uno de ellos sostenía un inmenso garrote con clavos, y el otro un machete, ambos ensangrentados. Diversas manchas de sangre también cubrían sus uniformes blancos de carniceros. Sus caras estaban desfiguradas, y su piel era similar a la piel de los muertos. Caminaron hacia mi con sus inmensos cuerpos, y sus ojos no tenían ni siquiera pupila, pero sus rostros llevaban una expresión de infinita furia. Divisé una puerta, e ingrese por ella rápidamente, mientras escuchaba sus feroces rugidos. No tardaron en aparecer detrás de mi nuevamente, comencé a correr por mi vida, por diversos pasillos y habitaciones iluminadas por los candelabros y velas, que parecían estar distribuidos a lo largo de todo el matadero. Vi infinidad de niños más, algunos asegurados con gruesas cadenas, alimentándose de trozos de carne podrida amarillenta. Luego me encontré sin salida en una habitación. Los dos gigantes volvieron aparecer. Había unas tablas cubriendo la muralla, la cual parecía desgastada. De una patada, derribe las tablas junto con la muralla, y surgió un nuevo camino ante mi, y aparecí en una inmensa habitación, con una larga mesa ubicada al centro. Y en los asientos, yacían varias siluetas cubiertas por capuchas rojas, y cuernos que emergían de sus cabezas, y sus ojos eran rojos como la sangre. Llego hasta mi mente la imagen de satanás el macho cabrío. Apenas estuve frente a ellos, todos me contemplaron. Uno de ellos que parecía el líder, pues llevaba una capucha y cuernos que destacaban más que los demás, se levanto violentamente, me señalo y exclamo furioso palabras en una lengua desconocida. Ante su orden, todos se abalanzaron contra mi. Y a mis espaldas aparecieron otra vez ambos gigantes. Me vi perdido. Me sujetaron, y a la fuerza me condujeron fuera de la habitación. Me condujeron a las pasillos desconocidos, y comenzaba a sentir terror, por primera vez, demostrándome a mi mismo mi naturaleza humana. Por los pasillos que me conducían, sobre las murallas de estos mismos habían cuerpos adultos sacrificados, desprovistos de su piel, y desfigurados horriblemente. algunos incluso desmembrados. Sentí pánico cuando oí una sierra emitir su estruendo, y también varios gritos infantiles de dolor. Pensé que había llegado mi hora, que me habían de ejecutar de la peor forma que hubiera podido imaginar. Sin embargo, divise una ventana que se venia acercando. Cuando pase por el lado de la ventana, retenido por mis verdugos, sin pensarlo demasiado, rompí los vidrios con mi cabeza, y le lance fuera, desprendiéndome de los brazos que me sujetaban fuertemente. Vi como el suelo se acercaba a mi rostro, y sentí un tremendo golpe. después sangre por todos lados y perdí el conocimiento.
Continuará...
ESTÁS LEYENDO
EL MATADERO DE PERSONAS.
KorkuUna cosa tan insignificante como un matadero se puede volver un sitio tan caótico que hasta el mismísimo satanás se aloje en un lugar así, descubriendo como una cosa tan simple puede tener barios trucos bajo la manga. Es necesario aclarar que...