4 Capitulo.

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Pero por instinto quizás,  desperté justo cuando los dos gigantes venían a buscarme. Me haba roto la mandíbula, y me sangraba horriblemente, pero ya me encontraba fuera del matadero, en los campos. Corrí  todo lo que daban mis piernas, y uno de los gigantes extrajo una escopeta, y me disparo en la pierna. Caí pero aun así luche por mi vida.
Corrí, y corrí, mas rápido que nunca, desafiando mi propio cuerpo. Cuando ya no pude mas, me detuve, y apenas podía respirar. Miré hacia atrás, y me percaté de que ya nadie me seguía. Pero no descanse ni cinco segundos, y continué avanzando, pues debía resguardar mi vida. Después de mucho escapar, me encontré en el lugar donde había empezado, donde estaban mis amigos. Ya nadie estaba allí, las botellas de alcohol estaban tiradas en el suelo. A lo lejos escuche más escopetazos. El gigante de la escopeta, caminaba amenazante, y apretaba firmemente en su mano, unos cordeles de los cuales colgaban cabezas, que reconocí espantado. Eran las cabezas de mis camaradas, y llevaban aún la expresión de agonía. El gigante dio unos cuantos más escopetazos al aire, y me apunto. Pero corrí con todas las fuerzas que me quedaban, y lo perdí, hasta llegar a la seguridad del pueblo, cuando ya daba el alba, para no volver nunca más a aquellos ligares...".

-¡Fin!
-¡Abuelo Rosendo; la historia ha estado genial!- exclamo uno de los pequeños deslumbrado.
-Pero ahora tengo miedo de dormir.... -exclamó otro.

El abuelo Rosendo le acaricio la cabeza tranquilizándolo.

-He dicho ustedes ya son hombrecillos, y los hombres no le temen a nada- le dijo.
-Y abuelo... ¿Que sucedió con el matadero? 

El abuelo Rosendo contestó: 

-Se dice que aun se encuentra por aquellos lugares... Pero ya nadie sin excepción, se atreve a entrar... Pues, el matadero es el lugar que representa la muerte y el sufrimiento. Caminar hacia el matadero, es adentrarte a tu más grande pesadilla, en tus más grandes terrores. Es el lugar donde las carnes y las almas son desgarradas brutalmente. 
El lugar donde todo termina, y la compasión no existe. El matadero es el hogar de la bestia; es donde se le otorga la sangre de los cuerpos sacrificados. Allí es donde verdaderamente, el diablo habita. Es el lugar de Satanás. 

Ofelia escuchaba tras la puerta. Luego, se retiraba a acostar dando furiosos pasos.
La noche estaba silenciosa. Se acomodo, y se arropo bien, para protegerse de los espíritus  invisibles que rondaban en la oscuridad. Pues aunque no aprobara las historias del abuelo Rosendo, sabia muy bien que el matadero se encontraba no muy lejos de la hacienda. 
Y de solo pensar en aquello, se estremecía entera,  sentía miedo, y la invadía un gran escalofrió... 

EL MATADERO DE PERSONAS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora