Enchanted

Capítulo 7

¡Adiós clases y hola vacaciones!

El primer semestre al fin había terminado y nos estábamos ganando un merecido descanso de dos meses de la Universidad.

Las vacaciones de invierno son mis favoritas. A pesar de que son las vacaciones más cortas, la razón por la que son mis vacaciones favoritas es por la Navidad.

Amo la Navidad, es mi día favorito de todo el año. A pesar de que es algo raro que aquí caiga nieve, me gusta por un sinfín de cosas. Además, es como si la atmosfera del mundo entero cambiara.

Hunter había dicho que sus padres tenían pensado volver a Nueva York para las fiestas y estar con su hermana y cuñado, pero él había pasado los primeros días de diciembre rogándole a su padre que se pudieran quedar en México. Había sido una plegaria contestada el que su hermana mayor llamara a los señores Thompson diciendo que ella y su esposo querían viajar para conocer la nueva casa de sus padres, además, el cuñado de Hunter extrañaba su tierra.

La familia Thompson se quedaría a pasar las fiestas decembrinas en México.

— ¿Qué harán tú y tu familia y noche buena? —preguntó Hunter del otro lado de línea.

Antes de tomar otro plato me sequé las manos para acomodarme mejor el celular entre mi oído y el hombro. Agarré un plato y con la esponja lo tallé.

—Lo mismo de siempre, aunque será una Navidad difícil para mamá.

— ¿Eso por qué?

Suspiré con pesadez mientras le quitaba el jabón al plato con un poco de agua.

—El treinta de diciembre se cumple un año de la muerte de mi abuelita.

—Lo siento mucho.

Cerré la llave del agua.

—Será la primera navidad sin mi abuela y... era quien le ayudaba a mamá en la hora de la cena.

Me sequé las manos y tomé el teléfono con mi mano mientras recargaba mi cadera contra la barra.

—Sí, mamá ya pasó por eso hace como dos años, por suerte Natalie estuvo ahí para apoyarla.

—Creo que deberé estar ahí para apoyar a mamá.

— ¿No pasan la fiesta con nadie más?

—Nope. Solo éramos nosotros cuatro y ahora seremos solo los tres.

—Mmmm... tengo una idea.

—Dime.

—Espera—el otro lado de la línea quedó en silencio por un tiempo. Así que decidí regresar a mi habitación y me dejé caer sobre la cama—. ¿Sigues ahí?

—Sip.

—Tuve una idea, ¿por qué no pasan noche buena con nosotros?

Las mariposas aletearon en mi estómago sin razón alguna.

—Hunter, yo... no sé.

—Le acabo de decir a mi madre y ella estaría encantada de que ustedes vinieran.

—No estoy segura.

—Mia, por favor. Al menos, habla con tus padres, ¿sí?

Me pasé una mano por el rostro mientras contenía un gemido de exasperación. Odiaba que él pudiera convencerme de una forma tan fácil, pero como me encantaba a la vez.

—Tú ganas. Hablaré con mis papás.

—Sabes que te quiero.

Mi corazón bailo dentro de mi pecho y sentí como mi rostro se sonrojaba. Agradecí al cielo que él no estuviera presente para ver mi tonta reacción.