Capítulo I

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"Dia tras dia, solo en una colina 
el hombre con la sonrisa tonta permanece 
perfectamente inmovil 
pero nadie quiere saber de él 
ellos pueden ver que es sólo un loco"

The fool in the hill.

Miré una vez más mi reflejo en el espejo.

¿Cómo puede haber tanta imperfección en una sola persona?

Como es habitual traté de convencerme a mi misma que hoy sería un gran día para dejar de ser invisible. ¡He dicho esto tantas veces!.

Traté de arreglarme, poner una sonrisa y ser yo misma....

¿Yo misma?¿Acaso estoy loca?
Obviamente eso no es razonable
¡Estoy segura que nadie soportaría verme tal y como soy!

Aunque, de seguro tampoco desearían verme con la máscara que me hace más o menos visible.

Luces, cámara y ¡acción! Empieza la función.

Llegué como un polvo que trae el viento al sitio acordado, iban asistir muchos más a parte de mi, así que pensaba que podría tener una aparición de vez en cuando.

¡Cuánta soledad en un lugar repleto de gente!

Todos parecían regocijarse en juegos, canciones y alimentos, menos yo. Nunca me había sentido tan sola en mi vida.

Era como si todos pusieran una barrera para protegerse de esta terrible criatura. A todos los demás les brillan los ojos de alegría y a mí también me brillan, pero es de melancolía y de tristeza pues estoy a punto de derramar una lágrima.

Empezó a llover.
¿Eso es bueno?
¡Claro que si!
Lo bueno de la lluvia es que nadie se da cuenta que estás llorando.

Aunque no debo generalizar, si hubo alguien de buen corazón que quizo acercarse a mi, pero fue algo fugaz, no obstante agradezco al Cielo su corta compañía porque por un momento me sentí querida, feliz y gracias a eso empecé a armarme de valor para continuar.

Llegó el momento culminante de la despedida, a los presentes se les preparó un recordatorio y a cada uno se les entregó dicho regalo, menos a mi. Estuve esperando un tiempo prudencial pues creí que como reza el dicho 'lo mejor se deja para lo último'.

Lo más triste es que choqué miradas con el encargado de repartir, supe que él me miró...¡Ah, cómo me olvido de esto!¡yo no existo para nadie! Soy como dicen por ahí un cero a la izquierda. En fin, por milésima vez fui ignorada.

-¡Nena, levanta tu recordatorio para la foto!- gritó alguien por ahí, quería morir y prefería decir: ¿Es que acaso no ve que soy una tonta a la que nadie presta atención?

-Pe-pero... Es que a mi no me dieron-

Y buscaron en las sobras a ver que les quedaba, pudieron encontrar algo muy en el fondo y me dieron lo que sobraba, lo que nadie quería, lo más feo. Creo que lo dieron de acuerdo a la personalidad.

Parece que eso significo para las personas: lo que todos desprecian. Aunque supongo que me trataron con mucha más misericordia, pues de hecho, al menos se dieron cuenta que estaba allí.

Me prometí a mi misma no volver intentar salir de mi escondite, mientras muero por dentro pero sonrío por fuera para ocultar mi dolor.

A pesar de ser un fantasma añoro poder compartir con alguien, que sea mi confidente, con el que pueda hablar sin ningún problema de cualquier cosa.

L.C.F

Diario de una chica fantasmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora