Diario de una chica fantasma

Capítulo IV

"Nube negra pasó por mi mente...
Niebla azul alrededor de mi alma"

Yer Blues

Esto puede parecerse a aquellas memorias sobre los chicos de los que me he enamorado, aunque sin lugar a dudas eso es una parte fundamental de mi vida y vale la pena dedicarle algunas letras.

¿Sabes? Los fantasmas también nos cansamos de nuestra profesión y de vez en cuando volvemos al mundo de los vivos encarnados en quien solíamos ser, esa persona que alguna vez en su vida fue valorada y querida sin miedo a mostrar quien es realmente. Claro, eso sólo pasa cada millón de años.

En fin, de nuevo esos amores que te llevan incluso al abismo y los recuerdos me dan nostalgia.

En realidad, no sé qué le vi. Tal vez su físico, o quizás no.... Más buen fue su forma de ser, tan arrollador, carismático y completo que era el complemento perfecto para una chica fantasma. Lo llamaré Ismael, no me pregunten por qué.

Vivía en el mundo de sus hermosos ojos, estaba tan incrustada en ellos que no me di cuenta que no me miraban a mi; Rogaba al Dios de los cielos, como la estúpida que soy, que me concediera una oportunidad de hablarle, acercarme, ser su amiga y ser su....
Su....
Su NADA.

Observé durante un tiempo su comportamiento, era amable con otras chicas, se reía con ellas, salía de paseo... Cuánto deseaba ser como aquellas chicas de las que todos se fijan, de las que todos se enamoraron. Miraba con lágrimas en mis ojos las fotografías que conseguía en alguna parte y tenía ensoñaciones, imaginar cómo hubiera sido estar allí compartiendo aunque sea un instante con Ismael.

Pasó el tiempo y por una extraña razón me empezó a saludar

¡Creo que le importo!¡dejaré de ser un fantasma sólo para él!

Esperen... ¿Sólo por qué me saluda ya le quiero regalar el cielo y La Tierra? Si. Por primera vez en mi vida fui valiente y me decidí, amplié mi rango de oportunidades y empecé a conversar más acerca de nuestras vidas

¡Creo que lo estoy logrando!

Esperen....
Eso no es cierto.

Otra se me adelantó, una chica con agallas y sin miedo a nada. Ella si supo cómo era todo.

No era la más guapa pero no nos digamos mentiras: con más autoestima que yo. Así de simple. Ella si lo invitaba a salir, a su casa, a comer y yo, en mis ensoñaciones todo el día.

Repitan conmigo amigos: la ensoñación excesiva destruye tu vida.

Siempre pensaba en cómo sería nuestra vida juntos, a dónde iríamos, qué haríamos y todas esas cosas que se hacen en pareja.

Él se acercaba más y más, tal como el chico de la plaza que intenta agarrar una paloma. Era cada vez más dulce conmigo, se preocupaba por mi, me dejaba mensajes de texto, me alagaba cuando me hacía un nuevo corte de pelo o usaba un vestido nuevo.

¿Qué es lo que quiere lograr?

No tengo idea, pero sus gestos amables inmersos en sospechas de amor me cautivaron; Ahora estaba más pendiente de sus gestos, su mirada, sus pasos, en fin, todo.

Hasta que me estrellé con la realidad, o quizás no, Ismael mismo me destapó la venda a la realidad.

Me encontraba a vísperas de mi graduación y como es de costumbre se realiza un baile. Obviamente no tenía el suficiente valor para invitar a alguien, pero lo hice, invité a Ismael.

Miró en su ocupada agenda los planes pendientes para ese día hasta que confirmó que no había ninguno

Aceptó ir.

¡No lo podía creer! El chico del cual estaba enamorada me da un chance.

Creo que estoy perdiendo mi figura fantasmagórica.

¿Será este el final del hombre araña?

-L.C.F