Capítulo II

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"Por la mañana poco después de las ocho

Mis sueños

Se hacen crueles y fríos

Aquí estoy sola

No os he hecho ningún daño

Y me siento tan débil y pequeña

Sola"

Warum.

-¿Y tienes amigos?
-¡Claro que tengo! Se llaman Soledad y tristeza.

Desperté del sueño profundo, odiando ser quien soy y envidiando lo que son los demás.

Si
Tengo que confesarlo: soy envidiosa.
Envidio a todas esas chicas que se ven sonrientes, que no tienen problemas para hacer amistades, que siempre cuentan con ellas para realizar algún plan, que salen perfectan en las fotos y en compañia de las personas que siempre quise que estuvieran a mi lado, las que nunca faltan y las que todos desean.

Me duele ver sus fotografías tan radiantes.

Por una vez en mi vida me gustaría saber qué se siente ser tan querido, tan adorado.
¿Ellas tendrán también una máscara?


Quizás ellas si lo merecen y yo no, quizás no merezca nada más que misericordia.

Después de mucho tiempo volví a salir, esperanzada, resuelta a ser otra yo.

¡A quien trato de engañar!


Unas vacaciones probablemente me harían bien, para olvidar, si es que puedo.

Parece que tengo más cicatrices que corazón.

La compañía era buena, por no decir que la única que he tenido... Mis padres y luego se nos unió mi tía y prima.

Habíamos acordado ir a visitar a mis abuelos y yo estaba emocionada pues hace mucho tiempo no los veía, creía que iba a ser diferente, que sería llenada de cariño y caricias.

Lástima que siempre trato de ocupar un lugar que no me corresponde.

Nos estaban esperando con los brazos abiertos, o por lo menos, a los que venían conmigo.

Tenía ansias de estrecharlos en mis brazos y decirles cuánto los amaba, sin embargo no me lo permitieron.

Estaban a la entrada de su casa, mi prima salió corriendo a su encuentro, también lo hice así, a ella la rodearon con sus brazos y la tomaron entre ellos.

¿Y a mi?

Bien, gracias.

Yo también quería un abrazo pero se limitaron a ponerme una mano en mi cabeza, como quien saluda un perro y me saludaron.
Sin embargo, a ella se la llevaron hasta la casa entre mimos y a mi me dejaron ahí, observando.

A ella hace dos meses la habían visto y a mi hace un año.

Mi corazón quebró en mil pedazos .

Nunca en mi vida me había sentido tan despreciada, pensé que porque hace tanto tiempo no me veían sería quien recibiera el amor fuera yo.

Sentía que iba a morir, mi alma estaba desquebrajada y no pude aguantar más y lloré.

Lloré amargamente.

Fue la primera vez que lloré en público.

-No te preocupes hija, que a todos los queremos por igual- dijo mi abuela.

¿Por igual?
No lo siento así.

Desde ese momento mi corazón se endureció como una roca.

Lo siento.
Yo no quería que esto pasara.

Y ahora,
Mis abuelos se ponen melancólicos y repiten a voz en cuello que nunca he estado para ellos y que nunca los he querido.

Lo que no saben es que en lo que me he convertido fue en parte gracias a ellos.

Disculpen,
Hoy parezco ser un terrible ser, alguien despiadado y rencoroso.

Por favor, no me juzguen así, lastimosamente el mundo me ha hecho así, trato de hacerme fuerte pero en realidad soy como un castillo de arena.

Perdónenme por ser así, pero sólo trato de desahogarme... Me hace falta.

Es por eso que he decidido llamarme a mi misma un fantasma, para que no vean la vergüenza de ser yo.

L.C.F

Diario de una chica fantasmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora