Capítulo VIII

36 4 11
                                    

"Jamás he conocido nada parecido
He estado solo
Me he perdido cosas y he estado oculto
Pues las otras chicas no eran como ésta

Enamorándome,sí, estoy enamorándome
Y ella sigue llamándome"

-I've just seen a face


De nuevo aquí.

La verdad no sé cómo empezar.

Tengo un nudo en la garganta. Pero fue hermoso.

Él desnudó mi ser con su profunda mirada. Era como si incluso en todos los años de mi existencia no hubiese sido comprendida tan sólo una vez, sino sólo hasta ese momento y con una mirada.

Sin embargo, no me quitó sus ojos de encima, ¿Qué tanto observa en mí?

¡Oh no, ya sé!¡Me ha descubierto!

Él era hermoso.

No hablo de su frágil y fútil aspecto, es más bien algo que se encuentra en su interior que incluso me es imposible describir, tal vez porque no lo comprendo muy bien.

Sepan esto, lección nº 80: los fantasmas también pueden ser poetas.

Les seré sincera.

Ya lo conocía pero fue en circunstancias igual de silenciosas a las de está vez.

Les voy a relatar si es que las palabras me permiten hacerlo.

Estaba en una convención como cualquier otra con mi familia, obviamente a razón de acompañarlos, pues como ustedes saben mis pocas amistades limitan mis salidas.

Tomamos un descanso, buscamos asiento y nos quedamos allí. Recorría con mis ojos el recinto cuando de pronto me crucé con su mirada.

Pensé que era un accidente. ¡Es que aún creo que lo sea!

Ahí estaba él con su grupo de amigos. Aparté mi vista imaginando que era un error.

Por alguna extraña razón sentí el impulso de ver hacía esa dirección, y de nuevo me tocaba con su mirada.

Me parecía algo misterioso.
Claro, primero, porque no conocía su nombre, ¿Será que....?

¡Oh no, otra vez, por favor!

Me intrigaba, y es que aún me vuela la cabeza el hecho de pensar que alguien mire tanto a una persona, ¿Qué significa eso en el mundo de los humanos?

Sin embargo en ese momento no me perturba demasiado pues un mi corazón, existente para ese entonces, sólo existía Ismael.

Claro, quería conocer el nombre de él.

Y lo descubrí gracias a Ismael, pues eran amigos.

¿Qué ironía, no?

Ah, claro. Antes no me había fijado en su físico, es que él no me importaba.

Pero esta vez fue diferente.

Y seguía observándome.

Además, escribía con emoción en su teléfono y continuaba con su acción.

¡Oh por Dios! Seguramente...

¿Seguramente qué?

¿Cómo puedo evitar seguir con lo mismo?

Oigan, no le he dicho esto a nadie. Por favor, guardenme el secreto.

¿Será que una mirada puede significar algo?

¡Tengo más pruebas que lo confirman! O bueno, tal vez es algo exagerado de mi parte.

Pero, ¿Las quieren conocer?

-L.C.F

Diario de una chica fantasmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora