25: Club de Duelo II

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Señoras y señores, en el ring vamos a ver a...¡LAILA SCAMANDER V/S PANSY PARKINSON! 🎊🎊🎊

—¡Poneos frente a vuestros contrincantes —dijo Lockhart, de nuevo sobre la tarima— y haced una inclinación!
Apenas baje la cabeza pero Pansy como no tiene idea lo que es la palabra clase, ni siquiera la movió.
—¡Varitas listas! —gritó Lockhart—. Cuando cuente hasta tres, ejecutad vuestros hechizos para desarmar al oponente. Sólo para desarmarlo; no queremos que haya ningún accidente. Una, dos y... tres.
A las tres ya iba a lanzar el hechizo pero la muy tramposa había comenzado a las de dos. El hechizo me había hecho sentir las piernas como gelatina y me hizo perder el equilibrio, haciendo que cayera al suelo con las piernas temblando. Pansy se rió y me dio una sonrisa burlona, a punto de hacer algo muy antideportivo; me iba a lanzar otro conjuro mientras que yo seguía en el suelo. Tome mi varita lo más rápido que pude.
—¡Flipendo!—grite apuntando a Pansy. Un chorro de luz roja alcanzó a Pansy haciendo que cayera de espaldas y perdiera su varita a unos centímetros. Lo que me dio tiempo para pararme aún sintiendo que mis piernas no sostenían bien el resto de mi cuerpo.
Pansy que se se agarraba el estómago como si estuviera herida de gravedad, gateó un poco con la cabeza gacha y de la nada me apunto, diciendo:
—¡Rictusempra!
Nada.
Una luz plateada salió de su varita y me dio, pero no sentí absolutamente nada, recordé las lecciones de transformación y a mi memoria vino Rictusempra; el encantamiento de cosquillas. Y Laila Scamander era muchas cosas pero no cosquillosa. Lo había sido hasta el verano pasado, mi tío Remus había ido a verme un par de veces y me había dicho que las cosquillas eran solo un truco que nos hacía nuestra cabeza y era una ilusión, y en realidad yo no era cosquillosa.
En la cara de mi compañera estaba claro que no se esperaba eso, así que se la devolví.
Un chorro de luz plateada alcanzó a Pancy en las costillas y comenzó a retorcerse mientras estaba llorando de la risa comenzando a respirar con dificultad, lo que me preocupó, porque mi varita era demasiado poderosa por lo que talves el conjuro era muy fuerte.
—¡He dicho sólo desarmarse! —gritó Lockhart a la combativa multitud cuando vi a Malfoy que cayó de rodillas; Harry lo había atacado con un encantamiento de cosquillas, y apenas se podía mover de la risa, al igual que yo había hecho con Pancy.
—¡A-Atabraquium!—dijo entre risas apuntándome, una luz azul salió de su varita tocandome y haciendo que automáticamente mis manos se unieran, encerrando mi varita en mis manos, como si estuvieran pegadas, literalmente era imposible.
—¿Te crees tan lista aún, Scamander?
—Obscuro—susurre haciendo que una venga negra apareciera en los ojos de Pancy y por último le lance un conjuro que la hizo caer en su trasero, mientras que yo por lo menos seguía parada, con mis manos juntas y pegadas, lo que me dio tiempo par ver a la clase.
Una niebla de humo verdoso se cernía sobre la sala. Tanto Neville como Justin estaban tendidos en el suelo, jadeando; Ron sostenía a Seamus, que estaba lívido, y le pedía disculpas por los efectos de su varita rota; pero Hermione y Millicent Bulstrode no se habían detenido: Millicent tenía a Hermione agarrada del cuello y la hacía gemir de dolor. Las varitas de las dos estaban en el suelo. Harry se acercó de un salto y apartó a Millicent. Fue difícil, porque era mucho más robusta que él. Pero me alegró que fuera él, por que si hubiera ido yo, seguramente le hubiera dado un puñetazo en la nariz y en todo su feo rostro y luego estaría con Dumbledore o suspendida.
—Muchachos, muchachos... —decía Lockhart, pasando por entre los estudiantes, examinando las consecuencias de los duelos—. Levántate, Macmillan..., con cuidado, señorita Fawcett..., pellízcalo con fuerza, Boot, y dejará de sangrar enseguida...
»Creo que será mejor que os enseñe a interceptar los hechizos indeseados —dijo Lockhart, que se había quedado quieto, con aire azorado, en medio del comedor. Miró a Snape y al ver que le brillaban los ojos, apartó la vista de inmediato—. Necesito un par de voluntarios... Longbottom y Finch-Fletchley, ¿qué tal vosotros?
—Mala idea, profesor Lockhart —dijo Snape, deslizándose como un murciélago grande y malévolo, como siempre—. Longbottom provoca catástrofes con los hechizos más simples, tendríamos que enviar a Finch-Fletchley a la enfermería en una caja de cerillas. —La cara sonrosada de Neville se puso de un rosa aún más intenso—. ¿Qué tal Malfoy y Potter? —dijo Snape con una sonrisa malvada.
—Diablos—murmure.
—¡Excelente idea! —dijo Lockhart, haciéndoles un gesto para que se acercaran al centro del Salón, al mismo tiempo que la multitud se apartaba para dejarles sitio—. Veamos, Harry —dijo Lockhart—, cuando Draco te apunte con la varita, tienes que hacer esto.
Levantó la varita, intentó un complicado movimiento, y se le cayó al suelo. Snape sonrió y Lockhart se apresuró a recogerla, diciendo:
—¡Vaya, mi varita está un poco nerviosa!
Snape se acercó a Malfoy, se inclinó y le susurró algo al oído. Malfoy también sonrió. Harry miró asustado a Lockhart y le dijo:
—Profesor, ¿me podría explicar de nuevo cómo se hace eso de interceptar?
Sabiendo que Lockhart era un completo inútil fui lo más rápido que pude al lado de Harry, en el centro, pero Snape me miró de tal forma que si daba un paso más, sería una sentencia de muerto.
—¿Asustado? —murmuró Malfoy, de forma que Lockhart no pudiera oírle. —Eso quisieras tú —le dijo Harry torciendo la boca.
Lockhart dio una palmada amistosa a Harry en el hombro. —¡Simplemente, hazlo como yo, Harry!
—¿El qué?, ¿dejar caer la varita?
Pero Lockhart no le escuchaba.
—Tres, dos, uno, ¡ya! —gritó.
Malfoy levantó rápidamente la varita y bramó: —¡Serpensortia!
Hubo un estallido en el extremo de su varita. Di un jadeo cuando vi que de ella salía una larga serpiente negra que caía al suelo entre los dos y se erguía, lista para atacar. Todos se echaron atrás gritando y despejaron el lugar en un segundo.
—No te muevas, Potter —dijo Snape sin hacer nada, disfrutando claramente de la visión de Harry, que se había quedado inmóvil, mirando a los ojos a la furiosa serpiente—. Me encargaré de ella...
—¡Permitidme! —gritó Lockhart. Blandió su varita apuntando a la serpiente y se oyó un disparo: la serpiente, en vez de desvanecerse, se elevó en el aire unos tres metros y volvió a caer al suelo con un chasquido. Furiosa, silbando de enojo, se deslizó derecha hacia Finch-Fletchley y se irguió de nuevo, enseñando los colmillos venenosos.
No sabía que estaba haciendo, de todas las criaturas mi abuelo me había dicho que jamás me acercara a una serpiente ; eran peligrosas, muy peligrosas si no sabías comunicarte con ellas y además venenosas e impredecibles, pero de todas formas me acerqué a ella, vi a Harry que se acercó igual.
—¡Déjale!–le dijo Harry
La serpiente aún vio a Justin que estaba tan pálido como una hoja de papel.
—¡Te ha dicho que lo dejes!—le dije a la serpiente. Y milagrosa e inexplicablemente, la serpiente bajó al suelo, tan inofensiva como una gruesa manguera negra de jardín, y volvió los ojos a Harry.Pude sentir que la serpiente ya no atacaría a nadie, aunque no habría podido explicar por qué lo sabía. Solo lo sé y supe que Harry tenía el mismo sentimiento.
Sonriendo, miró a Justin, esperando verlo aliviado, o confuso, o agradecido, pero ciertamente no enojado y asustado.
—¿A qué creen que estamos jugamos? —nos gritó, y antes de que alguno de los dos pudiera contestar, se había dado la vuelta y abandonaba el salón.
Snape se acercó, blandió la varita y la serpiente desapareció en una pequeña nube de humo negro. También Snape nos miraba con una mirada  rara; era una mirada astuta y calculadora que no me gustó. Sentí como la gente que estaba a mi alrededor daba pasos atrás, poniéndose a un metro de distancia de mi, pude oír los inquietantes murmullos. Luego, sentí a Hermione que puso su brazo alrededor de mis hombros en un abrazo.
—Vamos, Laila...
Vi un poco desorientada a Ron que hacía lo mismo con Harry, a los dos nos estaban sacando del salón. Al atravesar las puertas, los estudiantes se apartaban como si les diera miedo contagiarse, como si los dos fuéramos una enfermedad. No entendía que estaba pasando, alejamos a la serpiente y no atacó a Justin, prácticamente lo habíamos salvado y la serpiente no iba a hacer daño. Ninguno, ni Ron ni Hermione nos explicaron nada hasta llegar a la sala común de Gryffindor, que estaba vacía. Entonces Ron sentó a Harry en una butaca y Hermione me sentó en un sofá al lado del fuego.
—Hablas pársel. ¿Por qué no nos lo habías dicho?—le preguntó Ron a Harry.
—¿Que hablo qué? —dijo Harry.
—¡Pársel! —dijo Ron—. ¡Puedes hablar con las serpientes!
—Lo sé —dijo Harry—. Quiero decir, que ésta es la segunda vez que lo hago. Una vez, accidentalmente, le eché una boa constrictor a mi primo Dudley en el zoo... Es una larga historia... pero ella me estaba diciendo que no había estado nunca en Brasil, y yo la liberé sin proponérmelo. Fue antes de saber que era un mago...
—¿Entendiste que una boa constrictor te decía que no había estado nunca en Brasil? —repitió Ron con voz débil.
—¿Y qué? —preguntó Harry—. Apuesto a que pueden hacerlo montones de personas.
—Desde luego que no —dijo Ron—. No es un don muy frecuente.
—¿Yo...yo hablé pársel?—dijo sin entender, la lengua de las serpientes? Nunca.
—No...no háblaste parsel, pero...hablaste con la serpiente...la entendiste—me corrigió Hermione, luego nos vio a ambos—. Chicos, eso no es bueno.
—¿Que no es bueno? —dijo Harry, comenzando a enfadarse—. ¿Qué le pasa a todo el mundo? Mira, si no le hubiera dicho a esa serpiente que no atacara a Justin...
—¿Eso es lo que le dijiste?
—¿Qué pasa? Tú estabas allí... Tú me oíste.
—Hablaste en lengua pársel —le dijo Ron—, la lengua de las serpientes. Podías haber dicho cualquier cosa. No te sorprenda que Justin se asustara, parecía como si estuvieras incitando a la serpiente, o algo así. Fue escalofriante.
—¡Pero yo te entendi!—exclamé—. Dijiste «déjale», yo te oí.
—Pero fue otra lengua, Laila, fue pársel.
Harry se quedó con la boca abierta.
—¿Hablé en otra lengua? Pero no comprendo... ¿Cómo puedo hablar en una lengua sin saber que la conozco?
Ron negó con la cabeza. Por la cara que ponían tanto él como Hermione, parecía como si acabara de morir alguien.
—Yo no la habló...¿pero como la puedo entender si nunca he oído si quiera el pársel?
—¿Me quieres decir qué hay de malo en impedir que una serpiente grande y asquerosa arranque a Justin la cabeza de un mordisco? —preguntó Harry—. ¿Qué importa cómo lo hicimos si evitamos que Justin tuviera que ingresar en el Club de Cazadores Sin Cabeza?
—Sí importa —dijo Hermione, hablando por fin, en un susurro—, porque Salazar Slytherin era famoso por su capacidad de hablar con las serpientes. Por eso el símbolo de la casa de Slytherin es una serpiente.
—Exactamente —dijo Ron—. Y ahora todo el colegio va a pensar que uno de ustedes es su tatara-tatara-tatara-tataranieto o algo así.
—¡Pero no lo soy!—exclamamos los dos a la vez.
—Les costará mucho demostrarlo —dijo Hermione—. Él vivió hace unos mil años, así que bien podrían serlo.

🐍

En la noche sin siquiera leerles la mente supe que Lavander y Parvati trataban de dormir lo más lejos de mi que podían, solo sabía que Hermione era la única que no me tenía miedo, ella e inexplicablemente Fay Dunbar, que, aunque éramos compañeras y nos caíamos bien no hablábamos tan seguido, pero ella no mostró ni un ápice de miedo cuando yo entré a dormir, lo que me reconfortó un poco.
Pero aún así, no pude dormir, no hablaba pársel, eso era lo positivo, lo negativo era que lo entendía, pude entender a Harry que él sorprendentemente habla Pársel. Uno de los dos claramente podía ser el descendiente de Slytherin. Al fin y al cabo ni siquiera sabía quién era mi padre o su familia, solo sé sobre los Scamander ¿y que si mi padre fue un Slytherin? ¿Literalmente un Slytherin?
Pero eso era imposible, me hubieran puesto en Slytherin, hubiera sido obvio...
Suspiré, sin poder dormir, James y Castiel estaban felizmente durmiendo en su planta por lo que con cuidado saqué mi diario de debajo y lo abrí, sacando la foto de mamá.
Si mi padre no estuviera desaparecido o muerto, si solo supiera quien es mi padre, tal vez sabría por una vez en mi vida lo que está pasando.

Mi pobre bebé :(
Yo leyendo Laila vs Pansy: RÓMPELE LA NARIZ!!

Laila Scamander y El Heredero de SlytherinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora