17: Un cumpleaños de muerte

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Al otro lado de la mazmorra había una mesa larga, cubierta también con terciopelo negro.Nos acercamos con entusiasmo, pero ante la mesa casi me dio una arcada. Estábamos inmóviles, horrorizados. El olor era muy desagradable. En unas preciosas fuentes de plata había unos pescados grandes y podridos; los pasteles, completamente quemados, se amontonaban en las bandejas; había un pastel de vísceras con gusanos, un queso cubierto de un esponjoso moho verde y, como plato estrella de la fiesta, un gran pastel gris en forma de lápida funeraria, decorado con unas letras que parecían de alquitrán y que componían las palabras:
Sir Nicholas de Mimsy-Porpington, fallecido el 31 de octubre de 1492.
Harry contempló, asombrado, que un fantasma corpulento se acercaba y, avanzando en cuclillas para ponerse a la altura de la comida, atravesaba la mesa con la boca abierta para ensartar por ella un salmón hediondo.
—¿Le encuentras el sabor de esa manera? —le preguntó Harry.
Me pregunte si sería grosero preguntar eso.
—Casi —contestó con tristeza el fantasma, y se alejó sin rumbo.
—Supongo que lo habrán dejado pudrirse para que tenga más sabor —dijo Hermione con aire de entendida, tapándose la nariz e inclinándose para ver más de cerca el pastel de vísceras podrido.
—Que tristeza-dije
—Vámonos, me dan náuseas —dijo Ron.
Pero apenas nos habíamos dado la vuelta cuando un hombrecito surgió de repente de debajo de la mesa y se detuvo frente a nosotros, suspendido en el aire.
—Hola, Peeves —dijo Harry, con precaución.
A diferencia de los fantasmas que había alrededor, Peeves el poltergeist no era ni gris ni transparente. Llevaba sombrero de fiesta de color naranja brillante, pajarita giratoria y exhibía una gran sonrisa en su cara ancha y malvada.
—¿Picáis? —invitó amablemente, ofreciendo un cuenco de cacahuetes recubiertos de moho.
—No, gracias —dije con saco.
—Os he oído hablar de la pobre Myrtle —dijo Peeves, moviendo los ojos—. No has sido muy amable con la pobre Myrtle. —Tomó aliento y gritó—: ¡EH! ¡MYRTLE!
—No, Peeves, no le digas lo que hemos dicho, le afectará mucho —susurró Hermione, desesperada—. No quise decir eso, no me importa que ella... Eh, hola, Myrtle.
Hasta nosotros se había deslizado el fantasma de Myrtle.
—¿Qué? —preguntó enfurruñada.
—¿Cómo estás, Myrtle? —dijo Hermione, fingiendo un tono animado—. Me alegro de verte fuera de los lavabos.
—¡si!-dije al captar la mirada que Hermione me estaba dando- Tu cabello se ve menos...mojado.
Myrtle sollozó.
—Ahora mismo la señorita Granger y Scamander estaban hablando de ti —dijo Peeves a Myrtle al oído, maliciosamente.
—Sólo comentábamos..., comentábamos... lo guapa que estás esta noche —dijo Hermione, mirando a Peeves.
Myrtle dirigió a Hermione una mirada recelosa.
—Te estás burlando de mí —dijo, y unas lágrimas plateadas asomaron inmediatamente a sus ojos pequeños, detrás de las gafas.
—No, Hermione lo dice en serio... ¿Verdad que estaba comentando lo guapa que está Myrtle esta noche? —dije, dándoles fuertemente a Harry y Ron con los codos en las costillas.
—Sí, sí.
—Claro.
—No me mintáis —dijo Myrtle entre sollozos, con las lágrimas cayéndole por la cara, mientras Peeves, que estaba encima de su hombro, se reía entre dientes—. ¿Creéis que no sé cómo me llama la gente a mis espaldas? ¡Myrtle la gorda! ¡Myrtle la fea! ¡Myrtle la desgraciada, la llorona, la triste!
—Se te ha olvidado «la granos» —dijo Peeves al oído.
—¡Peeves!
Myrtle la Llorona estalló en sollozos angustiados y salió de la mazmorra corriendo. Peeves corrió detrás de ella, tirándole cacahuetes mohosos y gritándole: «¡La granos! ¡La granos!»
—¡Dios mío! —dijo Hermione con tristeza.
Nick Casi Decapitado iba hacia ellos entre la multitud. —¿Os lo estáis pasando bien?
—¡Sí! —dije de inmediato antes de que Ron abriera su bocota .
—Ha venido bastante gente —dijo con orgullo Nick Casi Decapitado—. Mi Desconsolada Viuda ha venido de Kent. Bueno, ya es casi la hora de mi discurso, así que voy a avisar a la orquesta.
La orquesta, sin embargo, dejó de tocar en aquel mismo instante. Se había oído un cuerno de caza y todos los que estaban en la mazmorra quedaron en silencio, a la expectativa.
—Ya estamos —dijo Nick Casi Decapitado con cierta amargura.
A través de uno de los muros de la mazmorra penetraron una docena de caballos fantasma, montados por sendos jinetes sin cabeza. Los asistentes aplaudieron con fuerza; nosotros también empezamos a aplaudir, pero se detuvo al ver la cara fúnebre de Nick.
Los caballos galoparon hasta el centro de la sala de baile y se detuvieron encabritándose; un fantasma grande que iba delante, y que llevaba bajo el brazo su cabeza barbada y soplaba el cuerno, descabalgó de un brinco, levantó la cabeza en el aire para poder mirar por encima de la multitud, con lo que todos se rieron, y se acercó con paso decidido a Nick Casi Decapitado, ajustándose la cabeza en el cuello.
—¡Nick! —dijo con voz ronca—, ¿cómo estás? ¿Todavía te cuelga la cabeza?
Rompió en una sonora carcajada y dio a Nick Casi Decapitado unas palmadas en el hombro. Fruncí el ceño, eso no era nada agradable.
—Bienvenido, Patrick —dijo Nick con frialdad.
—¡Vivos! —dijo sir Patrick, al ver a Harry, Ron, Hermione y a mi. Dio un salto tremendo pero fingido de sorpresa y la cabeza volvió a caérsele.
La gente se rió otra vez.
—Muy divertido —dijo Nick Casi Decapitado con voz apagada.
—¡No os preocupéis por Nick! —gritó desde el suelo la cabeza de sir Patrick—. ¡Aunque se enfade, no le dejaremos entrar en el club! Pero quiero decir..., mirad el amigo...
—Creo —dijo Harry a toda prisa, en respuesta a una mirada elocuente de Nick— que Nick es terrorífico y esto..., mmm...
—¡Ja! —gritó la cabeza de sir Patrick—, apuesto a que Nick te pidió que dijeras eso.
—¡Por supuesto que no! ¡Es horripilante, peor que un obscurus!
—¡Seguro!–gritó con sarcasmo sir Patrick.
—¡Si me conceden su atención, ha llegado el momento de mi discurso! — dijo en voz alta Nick Casi Decapitado, caminando hacia el estrado con paso decidido y colocándose bajo un foco de luz de un azul glacial.
»Mis difuntos y afligidos señores y señoras, es para mí una gran tristeza...
Pero nadie le prestaba atención. Sir Patrick y el resto del Club de Cazadores Sin Cabeza acababan de comenzar un juego de Cabeza Hockey y la gente se agolpaba para mirar. Nick Casi Decapitado trató en vano de recuperar la atención, pero desistió cuando la cabeza de sir Patrick le pasó al lado entre vítores.
—No aguanto más —dijo Ron, con los dientes castañeteando, cuando la orquesta volvió a tocar y los fantasmas volvieron al baile.
—Vámonos —dijo Harry.
Cuando iba a ir hacia sir Patrick Harry me tomó suavemente del hombro.
—Laila-me advirtió.
—Como me gustaría succionar su figura fantasmal con una raspiradora-gruñí
—Aspiradora-me corrigió Hermione como siempre.
—Lo que sea.
Fuimos hacia la puerta, sonriendo e inclinando la cabeza a todo el que nos miraba, y un minuto más tarde subimos a toda prisa por el pasadizo lleno de velas negras.
–Quizás aún quede pudín —dijo Ron con esperanza, abriendo el camino hacia la escalera del vestíbulo.
Pero Harry que estaba a mi lado trastabilló al detenerse, y tuvo que sujetarse al muro de piedra.
—Harry, ¿qué...?
—Es de nuevo esa voz... Callad un momento...
—¡Escuchad! —dijo Harry, Ron, Hermione y yo nos quedamos inmóviles, mirándole. Pero ninguno de los tres oía algo, por lo que me inmiscuí en la mente de Harry, se que era algo malo, pero si mi mejor amigo estaba escuchando voces tenía que saber.
—... matar... Es la hora de matar...
Yo también me agarré al muro de piedra, era una voz fría tan fría que te calaba los huesos, pero la voz se fue apagando. Harry estaba seguro de que se alejaba... hacia arriba. Al mirar al oscuro techo, se apoderó de él una mezcla de miedo y emoción. ¿Que era? ¿Un fantasma? ¿Un fantasma con una extraña conexión con Harry?
—¡Por aquí! —gritó, y se puso a correr escaleras arriba hasta el vestíbulo. Allí era imposible oír nada, debido al ruido de la fiesta de Halloween que tenía lugar en el Gran Comedor. Harry apretó el paso para alcanzar rápidamente el primer piso. Ron, Hermione y yo lo seguimos.

Sta Laila. Me encanta como no sabe decir objetos muggles. xdxd
Por más que me encanta la cámara de los secretos, quiero terminar este libro y comenzar con el prisionero de Azkaban 😍😍

Laila Scamander y El Heredero de SlytherinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora