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🎨 «Cuando la tormenta se desata» 🎨

Parecía como si el tiempo se hubiera detenido, un incómodo silencio apoderándose del escenario en el que dos chicos se observaban, cada uno tan sorprendido por la presencia del otro, mientras sus mentes intentaban averiguar si lo que estaba sucediendo era real. ¿Cuántas probabilidades podían existir, para que aquel terrible encuentro fuese sólo una mala, malísima, broma del jodido destino?

Ignorando el montón de preguntas que permanecían atravesadas en su garganta, Luhan se permitió un minuto para analizar la escena, pensando que reacciones apresuradas, provocaban consecuencias desastrosas y diciéndose a sí mismo que todo siempre tiene una maldita explicación. Para su desgracia, las explicaciones que se le ocurrían no resultaban para nada alentadoras, al menos, no en sus circunstancias.

Sin descaro, repaso con la mirada al hombre frente a él. Lucía agotado, como si hubiese pasado una pésima noche, pero a pesar del cabello enmarañado y los rastros de maquillaje, Luhan lo odió poquito por ser lo que un artista llamaba «una belleza nata». Al pensarlo, la confianza con que había iniciado analizándolo, disminuyó, obligándolo a evitar su rosto y centrar su atención en las ropas que llevaba.

No podía mentirse y decir que se sorprendió al descubrir que la camiseta que el otro llevaba, él mismo la había utilizado un par de veces antes, aquellas noches en que su novio lo dejaba dormir en el apartamento, sus cómodas pijamas brillando por su ausencia al hallarse en su casa y obligándolo a echar mano del guardarropa del rubio. No obstante, presentir algo y confirmarlo no era lo mismo y Luhan podía asegurar que dolían en formas distintas.

Como suele suceder, en ese tipo de situaciones, la gota que derramó el vaso en su interior, decidió aparecer justo entonces, llevando sólo un par de vaqueros y frotándose el cabello húmedo con la toalla que rodeaba sus hombros.

— Hyung — espetó Sehun, apenas advertirlo, todavía plantado a mitad del rellano, con un pie calzando las pantuflas para invitados y el otro a medio proceso de librarse de su zapato.

Entre ambos, Minki se debatía silenciosamente, sobre si debía huir a la habitación o pasar corriendo junto al novio de su amigo, importándole poco tener que empujarlo para lograr escapar. Olvidaba, algo que Minhyun le recordaba con frecuencia y es que, sin dudarlo, Ren era uno de esos pocos e irracionales seres que no venía programado con eso que todos llaman sentido de supervivencia, pues si así fuera...

Advirtiendo la mirada decepcionada que Luhan le dirigía al hombre a sus espaldas, Minki permaneció en su sitio, el tiempo suficiente para escuchar a Sehun, cuando el hombre se adelantó a la reacción de su novio y con voz suplicante, le pidió:

— T-Te aseguro que no es lo que estás pensando. E-Esto, tiene una buena explicación. S-Sólo... no vayas a salir corriendo-

— ¿Por qué debería salir corriendo? — interrumpió Luhan — No soy yo quien está metido en el apartamento de un hombre con pareja, ni el jodido infiel al que han atrapado en la movida con su último ligue, ¿o sí? —

Sin darse cuenta, el castaño había comenzado a presionar los puños, los nudillos tornándose blanquecinos debido a la fuerza. Temiendo que acercarse pudiera resultar en que el mayor le golpeara, Sehun se obligó a mantenerse en su sitio, como si se tratara del pobre soldado con tan mala suerte, que en su primer día en el campo había terminado pisando una mina activa. «Un movimiento en falso y... KABOOM. Adiós vida, adiós Luhan» pensó, con temor.

— Joder, no — bufó Minki — Solo eres el idiota malhumorado que arruinará su relación, por no ser lo suficientemente paciente como para que su novio le explicara la situación —

De trabajos, jaquecas y playboys || HunHan ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora