Esta semana se me ha pasado volando. Ya es viernes y eso significa dos cosas: que voy a quedar con mis amigos y que voy a estar con Patri fuera de clase.
Hemos acordado vernos en una especie de parque y cuando yo llego ya están Lena y Jesús.
Cuando me ven llegar se callan y me miran.
-¿Algún problema?- les digo. He sonado más borde de lo que pretendía, pero sus miradas extrañas me están incomodando.
-Sabemos que te gusta Patricia- me suelta Lena con total naturalidad.
Me quedo estupefacta. Desde que vi a Patri por primera vez me he dejado la piel intentando disimular cuanto me atrae. Ahora sus amigos se lo dirán, y todo se volverá incomodo entre nosotras. Ósea, que si antes no tenía ninguna posibilidad ahora menos todavía.
Cuando Jesús y Lena ven que se me tensa el cuerpo al pronunciar su nombre el chico interviene.
-Tranquila, no eres la primera. Nuestra querida Patri está hecha una ligona. Nosotros te ayudaremos. Pero oye, que si vemos que tienes las mismas posibilidades que tiene Lena con el de bio lo dejamos, ¿eh?
-¿Qué le pasa a Lena con ese profe?- pregunto sin saber de qué habla, pero a la vez tranquila porque sé que mi secreto está en buenas manos.
Mi amiga le propina un codazo amoroso en las costillas a Jesús y los dos se ríen a la vez. Luego empiezan a llegar más personas y dejamos el tema sin acabar. Pero bueno, mientras no le digan a Patri que se me cae la baba por ella, no le daré más vueltas.
Cuando estamos sentados todos juntos, a algunos les entra el hambre y salen del parque para comprar algo en el súper de al lado. Aquí solo nos quedamos Ari, Jesús, Patri y yo. Cuando el segundo nombrado se da cuenta de la situación le dice a Ari que si le acompaña a dar una vuelta. Esta asiente y se marchan los dos. Y entonces me apunto en mi lista de cosas pendientes matar a Jesús la próxima vez que le vea. Quiero empezar a idear un plan para asesinarle sin dejar huella, pero hay algo que me impide pensar: Patri.
Los pájaros cantan, el sol reluce y los niños y niñas corren felices, pero ahora mismo no hay nada que pueda alegrarme más el día que ella.
Ella.
Ella que desde el primer momento en que la vi me ha atraído como un imán de polo opuesto. Ella que hace que me ruborice como nadie lo ha hecho, y que puede sacarme una sonrisa aunque yo por mi misma no pueda ver el lado bueno de las cosas. Ella y su inteligencia, que consiguen dejarme sin argumentos y me hacen admirarla cada día un poco más. Ella que me hace querer levantarme un lunes por la mañana, aunque solo sea para pronunciar su nombre una vez más y ver cómo hace ese movimiento de cabeza que tanto me gusta para quitarse el flequillo en forma de cortina que tan bien la queda.
Aunque me cuesta dejar de mirarla, hago un esfuerzo para que no se sienta incómoda y miro para otro lado. Estoy pensando una manera inteligente de sacar tema de conversación cuando de repente noto que algo caliente cae en mi brazo derecho.
Antes de que pueda mirar que es oigo a Patri soltar una gran carcajada y echar su cabeza para atrás.
-¡No puede ser! Qué mala suerte has tenido Lucy, con todos los huecos de este parque la paloma tenía que cagar en tu brazo- dice Patri todavía sin parar de reír.
Noto como me ruborizo violentamente y ella -todavía partiéndose de la risa- saca un sobre de pañuelos de su bolsillo y ayuda a que me limpie.
Coge el primer pañuelo del paquete y me lo entrega. Con cuidado y sobre todo con asco comienzo a restregármelo por las veces de la paloma y maldigo en silencio. Genial, ahora son dos nombres los que hay apuntados en mi lista de futuros cadáveres: Jesús y la paloma que acaba de arruinar un posible momento romántico con mi crush. Por lo menos tengo que reconocer que su risa es muy bonita.
-Trae anda- me dice Patri entre risas y comienza a limpiarme con sumo cuidado la mancha de mi brazo. Cuando termina levanta la cabeza y nuestras miradas se juntan. Puedo ver como sus ojos me miran con intensidad, y sin poder evitarlo mi cabeza se inclina hasta la suya levemente. Mi corazón palpita bruscamente sobre mis costillas y como no se empiece a relajar voy a tener que ir al hospital por un hueso fracturado de sufrir tanto amor. Sus ojos son castaños, y con los rayos de sol que le llegan cogen un tono miel precioso.
Entonces me veo en un apuro. Si entre nosotras no está pasando nada y yo me acerco a besarla se cabreará y todos mis esfuerzos habrán sido en vano. Pero si por el contrario malgasto este momento me arrepentiré toda la vida y nunca sabré que hubiera pasado.
Mi cabeza se inclina un poco más y de repente Patri mueve su cuerpo hacia un lado.
-Bueno, pues ya está, limpio. Yo que tú me frotaría bien con jabón al llegar a casa.- me dice como si no hubiera pasado nada. Sin embargo, yo puedo notar un poco de nerviosismo en su voz.
¿Habrá significado algo este momento para ella? Porque desde luego para mí sí.
Esta noche, cuando llego a casa no puedo evitar hacer dos cosas: frotarme con la mayor fuerza que consigo el brazo donde una paloma se ha desahogado y no dejar de pensar en Patri -tranquilxs, los pensamientos son para todos los públicos. O bueno, quizá no tanto-

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Piques entre amores.
RandomPuede que este sea el típico cliché de chica por chica, pero si no lo lees te arrepentirás. Queda en tus manos.