Lucy. (VIII)

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Pienso en lo que acaba de pasar. Quería darla las buenas noches románticamente pero antes que darme siquiera la oportunidad me ha cortado. Jope. Seamos sinceros. Es más hetero que su madre.

Me despierto el domingo y bajo a desayunar. Me tomo lo de siempre. Un vaso de leche, un zumo y unas pocas galletas integrales. En mi casa solo hay galletas "sanas" o "para mantenerse en línea". Al ser mi padre entrenador personal, nuestra comida es mucho más sana y baja en calorías de lo que suelen ser las de las familias normales. No me quejo, me encantan las galletas integrales.

Cuando termino me pongo a hacer los deberes de física. Nunca se me ha dado mal pero, joder, estos ejercicios son muy complicados. Aunque pongo todo mi empeño en ello, no consigo concentrarme y mi mente me lleva hasta lugares maravillosos que nada tienen que ver con los problemas de física.

En lo primero que pienso es en Patri. En lo bien que le queda ese pelo corto al caerle por la frente, e incluso un poco por los ojos. Cuando se lo aparta con un movimiento de cabeza... es lo más hipnotizador de todo el puto mundo. Ni el libro más adictivo, ni la comida más sabrosa, ni el paisaje más salvaje y bonito podrían hacer que parara de mirar al magnífico pelo de Patri. Y si alguien cree que estoy exagerando, necesita unas buenas gafas de visión.
Estoy tan ensimismada pensando en mi crush que no me doy cuenta que mi padre entra en la habitación.

Cojo un boli rápida y torpemente para aparentar que sigo intentando resolver los ejercicios de física,pero mi querido padre ni se fija en mi desordenado escritorio. Así es él, siempre va a lo que va.

-Cariño, ¿te apetece ir a ver la nueva película de Han Solo al cine?

Me quedo un poco sorprendida,pero intento no parecerlo. Mi padre siempre ha tenido como prioridad mis estudios, y es muy raro que sabiendo que tengo que hacer deberes me proponga salir a ver una película.

Aún así no puedo evitar alegrarme por su propuesta, pues desde que anunciaron su aparición en la gran pantalla he estado buscando un hueco para no perdérmela.

- ¿Ahora? Tengo que terminar una cosillas y vestirme, pero la verdad es que pinta bien.

- Perfecto. En cuarenta minutos hay una sesión en 3D. ¿Te da tiempo?

Le contesto afirmativamente y me doy prisa en acabar los deberes. Creo que me vendrá bien salir un poco de casa y despejarme, a ver si así con suerte dejo de pensar en cómo sería mi boda especial y lo guapa que estaría Patri si sonriera y el motivo fuera yo.
Me pongo mi camiseta friki de Star Wars y unos pantalones negros rajados (por mí misma, obviamente). Me hago una coleta rápida y me lavo la cara para despejarme. Cojo un poco de dinero, quiero invitar a mi padre a algo de comer ya que él me ha llevado al cine.

Bajo las escaleras y me lo encuentro sonriendo ante la pantalla de su móvil. Le aviso de que ya estoy lista y nos montamos en su coche.

- ¿Con quién hablabas antes papá?

- Con un chico al que entreno y que esta mañana estaba malo, por eso he podido salir hoy contigo. Es muy salao, la verdad.

No se el porqué pero algo me impide creérmelo. Aún así prefiero dejar a un lado el tema y disfrutar del día. En el trayecto hablamos de cosas sin importancia. Me cuenta como son las personas a las que está entrenando estos meses, como progresan... Yo le cuento como han empezado las clases y que, a pesar de haber encontrado gente simpática no puedo evita extrañar a mis antiguos compañeros y compañeras. También cantamos November Rain a todo volumen y nos reímos sin parar. En estos momentos que estoy tan bien con mi padre me olvido prácticamente de todo. Pero claro,después de la calma siempre llega la tormenta. Y yo soy de esas personas olvidadizas a las que siempre se les queda la ropa impermeable en casa.

Mientras mi padre espera la fila para comprar las entradas aprovecho para ir al baño.
Mi querido amigo Andrés está esta semana haciéndome compañía, y como es costumbre en estos días me miro el pantalón es el espejo por si alguna gota de sangre rebelde ha salido por donde no tiene que salir.

-¿Admirando tu bonito culo, Lucy?

De todas las voces que podían ser, juro por mi gato -al que por cierto amo con locura- que esta es la más inoportuna de todas. No me tengo que girar, veo a Patri en el espejo con una sonrisa socarrona en la cara. Dios mío, ¿acaso no podrías haber enviado a cualquier otra persona, incluso a mi salido profe de mates, para que viera este momento, en vez de a Patri? ¿Acaso pido tanto?
Parece ser que Dios ha ido a la huelga de metro que hay hoy en Madrid y con tanto jaleo no escucha mis peticiones.
Y eso que le pido varias veces con todas mis fuerzas que me trague el suelo, pero oye, que no hay suerte.

-Eeeeeeeh, bueno, las cosas bonitas hay que admirarlas, ¿no?

Joder Lucy, ¿en serio? Infinitas respuestas posibles y tenías que dar la más ridícula de todas. Ojalá llevará maquillaje en este momento para que disimulara el color rojo intenso que se me está poniendo en la cara, y que aumenta por segundos.

-Bueno,si tu lo dices...

Esta escena le está divirtiendo mucho, hasta lo podría notar mi padre desde la fila de las taquillas.

Sin pudor alguno levanta la cabeza y clava sus preciosos ojos, de los que estoy tremendamente colgada, en mi trasero y se le ensancha la sonrisa.
La digo que ya ha acabado el espectáculo por hoy, y ella pone una mueca de decepción muy exagerada.
Luego me cuenta que ha venido con su prima a ver una peli de comedia y que no esta muy emocionada, y la respondo que entonces se venga conmigo a ver Han Solo. Se ríe y se despide, dejándome con el corazón a mil y la boca tan abierta que una paloma podría hacer un nido en ella a sus anchas.

Piques entre amores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora