11. ¿La animadora?

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Advertencia: capítulo emotivo.

(t/n)~

Zed me deja cerca de mi casa y me voy caminando el resto yo sola. Veo la hora y son mas de las 9:00 pm. Mis padres seguro querrán explicaciones pero aún así no debo darles ninguna.

Entro y abro la puerta haciendo todo el ruido posible para dar a entender que ya vine. Cuando pasó por la sala de estar veo a mi mamá junto a mi papá sentados, los ignoro pero me llaman. Lo que me hace retroceder en mis pasos.

—¿si?—pregunto irónicamente con molestia.

—Nos enteramos que hubo un ataque zombie.—dice mi mamá y ambos me miran.

—Ah.—digo sin ninguna emoción mirándolos.

—¿estás bien?—pregunta papá.

—¿por que no debería estarlo?

—Porque pudiste ser tú a la que atacaron.—no lo saben lo que en realidad pasó. Muy bien.

—Estoy bien. Es más ni siquiera vi al zombie que atacó. Estaba en clases y cuando salí ya todo estaba solucionado.—me encojo de hombros como nada.

—Nos alegra que estes bien.—pongo mi gesto serio y respiro fuerte.

—Bueno, si ya no hay más que decir... iré a la cama.

—No, espera...—dice mi papá. Me cruzo de brazos y arrugo la nariz.

—No...—Mira a mi mamá—. no nos gusta que regreses a casa tan tarde. ¿Donde estabas?— tiro mi mochila al suelo bastante fastidiada.

—¿Disculpa? No tengo que darte ninguna explicación y menos a ti.—digo señalando a mi mamá.—Tu tienes la culpa de todo.

—¡(t/n)!, basta.—dice mi papá. Bajo los brazos y me acerco más a él.

—¿Qué? ¿Quieres decirme algo?—el abre la boca y lo detengo.—recuerda que aún puedo denunciarte.—miro a mamá.—A ambos. Tengo las pruebas suficientes y sigo en esta casa porque no tengo lugar a donde ir. Cuando sea mayor me iré.—siento como mi teléfono vibra en mi bolsa.

—Nadie está hablando de eso, cariño.—dice mamá.—nosotros te queremos.

—¿disculpa? Escuché mal seguro ¿Que me quieren? Entonces por qué me dejaron encerrada en la casa por trece años.— me doy la vuelta porque no soporto verles la cara.—Me mintieron. Yo no estaba enferma. Ustedes y sus egoístas proyectos, solo tuvieron una hija para probar sus experimentos. Casi me matan en seis ocasiones, con sus transplantes de órganos. Soy una humana, lastimosamente, y me dejaron cicatrices en la piel y me marcaron mi vida, para siempre. Yo nunca, ni aún cuando deje de respirar, los voy a querer. Así que si no quieren pasar el resto de su vida en una carcel, será mejor que no cuestionen nada. ¿Entendido?—Ambos con temblor asienten y noto que mamá está llorando.— yo hubiera querido ser una chica normal, venir temprano, decirles a donde voy y ser buena hija pero ustedes no me lo permitieron. Ahora ya es muy tarde.

Tomo mi mochila y me voy directo a mi habitación. Cuando entro, sin poder evitarlo, comienzo a llorar. Como si fuese una niña pequeña, recordando aquellos solitarios y dolorosos tiempos. Sufrí mucho pero lo peor de todo era la soledad. Estaba triste todo el tiempo. La única relación afectuosa que tenía era con el televisor, durante todo esos años. Mi rutina era: Operaciones, sobrevivir y encierro. Siempre ando los papeles que confirman todo lo que digo. Una vez los encontré, no los deje ir. Mis padres me temen pero por lo menos, mi cuerpo ya no es lastimado. Así que no me importa. Me acerco al espejo. Me levanto la camisa y veo cada cicatriz. Lloro aún más y golpeo el espejo de la rabia que siento y lo termino quebrando con mi mano. Se rompe en varios pedazos grandes y termino lastimándome la mano. Unas cortadas, las miro y me río mientras lloro.

Here we go again! | (Zed y Tu) ZOMBIESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora