18. Capitulo.

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Esto es extraño, me siento extraño, la excitación me pierde.

Ambas sonríen, yo sonrió.

Besó tras besó.

Ella muerde dulcemente cada centímetro de mi, mientras Afara besa mi espalda. Me siento ido.

Una mezcla de emociones complicadas de describir, no soy bueno en esas cosas.

Mis manos no pueden seguir quietas, el hormigueo que siento en mis manos me ponen nervioso. El deseo me nubla, no se como he llegado ha este punto. Mis ropas desprendidas en el suelo.

El calor de nuestros cuerpos unidos es asfixiante.

Rozó mis manos con el rostro de ambas y la besó, como nunca he besado a nadie ni siquiera a Dafne es extraño. Esto es hermoso.

Las dirijo a mi cuarto, los tres caemos a la cama desnudos.

Me giró terminando encima de Afara, Ella detrás mío mientras me sujeta, acaricia mi cuerpo con ganas es tan dulce y salvaje, fascinante.

Rozó mis labios con los Afara, ella abre su boca con ganas gustosa de recibirme. Profundizó el besó entrelazando nuestras lenguas.

Bajo poco a poco dejando rastros de mis besos por su hermoso cuerpo desnudo, siento los besos de Ella en mi espalda y suspiro de placer.

Bajo más hasta llegar al punto entre sus piernas y las abro de golpe, sopló. Afara se retuerce intenta cerrar las piernas no la dejó, estoy demasiado caliente, pero soy paciente.

Rozó la punta de mi lengua, oigo su gemido, relamo su entrada Afara se sujeta de las sábanas fuertemente, sonrió mientras sigo, meto dos dedos y los sacó. Mi lengua entra más y más, deja de sujetar las sábanas y me agarra del pelo fuertemente.

Alcanza su orgasmo levantó la cabeza, veo como le cuesta respirar.

De repente, ella me arrastra al extremo izquierdo de la cama, me tumba. ¿Cómo puede ser tan dulce y tan salvaje a la vez?

Besa mis labios bruscamente, mientras se roza con mi miembro, voy a explotar. Esto duele.

Afara le pasa un envoltorio plateado, Ella lo abre gustosa, me lo pone con cuidado.

Esta apuntó de montarme, pero rápidamente doi la vuelta quedando encima de ella, y la penetró poco a poco es tan cálida, me envuelve a la perfección. Ambos gemimos a la vez, no soy de esos chicos que se reprimen de gemir porque se sientan débiles o dominados si lo hacen.

Pide más, cumplo su demanda, sube las piernas rodeando mi cintura abraza mis hombros. Todo lo hace entrecerando sus ojos.

Cada vez profundizó más, dando golpes certeros en su punto máximo hasta llegar a la cima, sigo dentro de ella mientras me recuperó salgo de Ella, tiró al suelo el envoltorio lleno.

Miro al otro extremo de la cama, Afara esta mastubandose.

Mi miembro se despierta de repente, necesitado de atención.

Abro el cajón de la mesita de noche encontrando mi caja especial, cojo uno de los envoltorios plateados y rompo uno, me lo pongo.

Camino hacia el otro extremo, y sin previo aviso quitó sus manos y la penetró, damos la vuelta quedando Afara encima mío y yo debajo, dejó que me monté. Son movimientos desenfrenados,  aprieto sus pechos.

La cama se mueve, Ella se acerca besa los labios de Afara y por último me besa.

Se pone encima de mi rostro dejando, una buena vista de su intimidad la acerca a mi boca hasta estar mi lengua húmeda en sus húmedos pliegues bebo de ella mientras Afara me monta salvaje.

Los tres llegamos al límite.

Nos rendimos al cansancio.

Cojo la sábana carmesí del suelo y las cubro, miró la hora y son las doce de la noche. Me dirijo a la cocina, tengo hambre y creo que no soy el único, abro el frigorífico y busco los macarrones de queso lo sacó quitó la tapa, lo meto al microondas durante diez minutos.
Vuelvo abrir el frigorífico encontrandome con tres flanes de caramelo los cojo, cojo tres cucharas más tres tenedores lo pongo todo en una bandeja.

Espero al último minuto, sacó los macarrones con queso del microondas.

Voy hacia el cuarto, entró y las veo abrazados, se ven tan tiernas. Dejó la bandeja en la mesita de noche, cojo el móvil y les sacó unas cuántas fotos.

Afara se mueve, aquello hace que Ella se despierte asustada y tire de la cama a Afara.

-¡MIERDA!- grita Afara.

-Deja de gritar me vas a dejar sorda- dice riéndose Ella, bueno yo también me uno.

-¡Esta me las pagas!- se levanta de inmediato y se tira encima de Ella, cojo una de las almohadas y la empieza a golpear.

-Ok..ay, ya calm..ense- digo riendo intentando manejar la situación.

Paran de repente se miran entre sí y sonríen cada un coje una almohada y me la tiran a la vez, acabó golpeado por esas bestias disfrazadas de bondad.

-Mejor cojo la bandeja y como yo solo- digo en voz alta.

-Afara dijo comida- dice ella

-Si, a por él- se levantan y van a por mi, levantó las manos en señal de rendición- ¿dónde está?- me pregunta.

Señaló la mesita de noche y van directas.

-He dejadme algo- me acomodo en la cama junto a ellas y empezamos a comer tranquilamente.

-Bueno chicas, ¿dormimos?- preguntó inocente.

Me miran con una sonrisa traviesa y niegan.
Tiran de la savana al suelo y la bandeja.

Los tres desnudos otra vez.

-Lucas eres nuestro, solamente nosotras y ninguna más ¿entendiste?- dice Ella.

Asiento.

-¿Y vosotras?-Preguntó

-Nosotras también- dice Afara.

Sonrió.

A cada una la tengo a un lado, nos besamos, nos tocamos.

Nos dejamos hacer.

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