Capitulo 12

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Sarah despertó sin saber dónde estaba, lo último que tenía en su mente era un recuerdo de cuando tenía cinco años. Tocó suavemente la cama y miró a los costados hasta que sus ojos se encontraron con un hermoso cuadro, esbozó una sonrisa pero repentinamente se le desdibujó ésta.
–¿Donde estoy?– se preguntó, pero al parecer esa respuesta no llegaría ya que su mente estaba en blanco. Se esforzó bastante pero simplemente las ideas no venían; volvió a mirar el cuadro y la pradera reflejada en éste la lleno de nostalgia y angustia.

El chillido de la puerta hizo que se sobresaltase, girando  su cabeza en dirección a la apertura.

–Veo que está despierta, no sabe la alegría que me  da– dijo con tono aliviado.

—Disculpe, pero ¿Quien es usted?— con cierta ronquera en la voz.

—Es  cierto— llevándose una mano a la cabeza—Con la  preocupación, olvidé presentarme. Mi  nombre es William Heston, parándose al pie de la cama.

Sarah, elevó la mirada para encontrarse con unos profundos ojos azules, se podría decir que eran casi cristalinos, además que las facciones de su rostro eran agradables y por la actitud que había tomado, notó que era sincero. —Mi nombre es Sarah— respondió— Agradezco su preocupación, pero desconozco la forma en que llegue aquí— con tono desilusionado.

William la miró y supuso que aún se encontraba en estado de shock  por el golpe y el enfriamiento al cual estuvo sometida.— Recuerda algo de lo que le pasó antes de llegar al Támesis— enarcando una ceja.

Sarah lo miró extrañada—¿Acaso yo estaba en el Tamesis?— respondió un tanto agitada.

—Si... E incluso si no la rescatabamos ese día, usted hubiera muerto— aproximándose hacía ella.

—Este... No recuerdo nada de lo que me pasó— bajando la mirada  y pensando nuevamente en la pradera.

—Hmm ya veo, no se preocupe, mandaré a llamar al médico, quizá él pueda explicarnos lo que sucede. Ahora sí me disculpa, debo retirarme.

Sarah asintió con la cabeza y nuevamente se esforzó por recordar, sin llegar a nada.

Al llegar el crepúsculo se escuchó un grito que hizo que tanto William, Mathew y Ana subieran apresuradamente, al abrir la recámara observaron a la joven desconocida mirar con angustia su alrededor así como la evidente agitación que llevaba consigo; Ana intentó aproximarse, sin embargo salió mal librada recibiendo un golpe en la cara que hizo que retrocediera

-¿Estas bien?- dijo William.

-Si..si- tímidamente– respondió, lo cierto es que el golpe fue muy fuerte y estaba toda compungida.

William se acercó y la inmovilizó por los hombros

-¡Calmate!- dijo a voz de grito que hizo que Sarah saliera de su estado para posar su mirada en sus profundos ojos azules que la veían muy preocupado.

-Por favor, tranquilizate- le extendió un pañuelo para que pudiese limpiarse y luego la llevó a su pecho para tratar de reconfortarla, Sarah no objeto y lloró hasta que ya no había más que derramar, elevó la mirada con ojos vidriosos para encontrar una sonrisa fraterna y aliviada.

-¿Te encuentras mejor?

-Si-con un hilo de voz.

William giró delicadamente en dirección a Ana -Ve por el médico y dile que es urgente. La mujer asintió y abandono la habitación.

- Estarás bien- le toco la frente y pudo notar que estaba  ardiendo  otra vez en fiebre —Recuestate, debes descansar.

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—¡Eres un imbécil! Debiste lanzarte tras ella —dando un resoplido —Estoy perdido, Itharhed vendrá y sin Sarah será cuestión de tiempo antes de que cumpla sus amenazas, pero siempre hay soluciones— riendo maliciosamente.

-¿Qué es lo que está tramando, excelencia?

-Ya lo verás.

En otro lugar, lejos de allí. Henry estaba sobresaltado, la imagen que visualizo su mente lo había trastornado. Salió rápidamente del agua para sentarse cerca de la orilla. Agarró su ropa y comenzó a vestirse tan rápido como le daba su herida. Sin embargo, una punzada impidió que pudiera colocarse la camisa.

-Gadjo ¿Te encuentras bien?— dijo Dika, quién volvió para ver como estaba todo.

—No estoy bien, la herida aún duele y creo que mi memoria empieza a volver.

—Eso es estupendo— respondió con alegría.

—No lo sé— dijo Henry con cierto pesar—  En este momento tengo miedo de recordar, y más con lo que recordé.
—¿Que es lo que recordaste?

— A una joven de cabellos dorados que me sonreia. Me quedé impactado con su belleza— respondió.

Dika, no entendía que era lo que estaba sucediendo, podía jurar que el Gadjo quería recordar pero con la respuesta que le dió, ya no estaba segura de nada. ¿Que era lo que lo atormentaba? O ¿Era casado y había perdido a su esposa de forma trágica? Muchas preguntas comenzaron a rondarle pero se quedarían sin respuesta, salvo que aquel sujeto al que decía "Gadjo" quisiera hablar.

Hola a todos, estoy sin inspiración y lamentablemente no estoy encontrando algo que me motive a seguir escribiendo. Aún así gracias por tener fe en mí y seguir leyendo. Besos a tod@s

Intima TraiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora