Capitulo 16

2K 241 11
                                    

Una familia, una niña y una mirada inocente decoraban aquel retrato. Henry despertó sabiendo que lo que tanto buscaba, estaba allí entre sus dedos, al despertar de su desmayo como si se tratara de la providencia pudo recordar a la joven de cabellos dorados... Sarah.

Sin embargo no fue consciente de el lugar donde se encontraba, comenzó a gritar despavorido el nombre de su primer y único amor, ocasionando que Dika se sobresaltase y bajará apresuradamente para dirigirse a la biblioteca.
—¿Que es lo que pasa, Gadjo?— totalmente desconcertada.
—Dika ¡Estás aquí!— corriendo en dirección a ella y sujetándola de los hombros— ¡Finalmente recordé!— totalmente agitado— Es Sarah... Sarah.

—No entiendo de qué hablas— con cierta duda

Henry soltó a Dika y le puso el retrato frente a su cara señalando a la pequeña niña.

—¿Quién es?— pregunto con tono incrédulo.

—Es mi Sarah, acaso no lo ves... Es mía y siempre lo fue.

Dika, cada vez entendía menos, acaso este hombre se volvió loco pensando hacia sus adentros, y volvió a preguntar.

—¿Se trata de tu hija?

Henry la miró  consternado—¡Como va ser mi hija!  es mi Sarah es la mujer de mi vida.

Dika sintió como si un puñal le clavará el corazón,  esa era la mujer, su competencia, su rival, ella representaba todo lo que nunca hubiera querido sentir, le tenía odio pero a la vez lástima porque tanto ella como su Gadjo habían sido separados por una infame treta del destino.

—Di algo.

—Que quieres que diga— con los ojos llorosos.

—No lo sé ¿Que te alegras por mí? ¿Que me ayudarás a buscarla?

—No seas tonto, claro que lo haré— sintiendo que su corazón sangraba un poco más por cada palabra pronunciada.

—Debemos subir, ella seguramente está en su recámara esperando que la Salve.

Cuando Henry se disponía a salir, Dika lo tomó del brazo y lo miró con compasión —Ella no está aquí, esta casa lleva abandonada un buen tiempo, exactamente no sé cuánto.

—No es posible, ella tiene que estar aquí, por algo encontré su retrato.

—lo siento, pero no está aquí. Debes tranquilizarte un poco tantas emociones pueden causar daño en tu salud.

—No digas tonterías— soltándose bruscamente de su agarré.

Dika de lo más calmada le contestó—Tienes idea de dónde estamos.

Henry cambió de semblante— La verdad nunca estado aquí— llevándose las manos a la cabeza— lo cierto es que no recuerdo dónde vivo y de quién huyó, tengo una presión en la cabeza que me llama al recuerdo, pero cuando trató de visualizar que es lo que pasa nuevamente se pone en blanco todo.

— Es normal, debes dejar que tu cabeza ordene sus ideas.

—No tenemos tiempo, temo lo peor.
—Que te parece si buscamos un poco más, la casa nos dio una pista importante y te aseguro que nos dará mas, si mantienes la compostura.

Un rayo nuevamente cayó, seguida de una fuerte tormenta, ambos parias estaban destinados a quedarse a pasar la noche en aquel lugar. Para Dika quedarse allí significaba que con cada hora que pasaba iba perdiendo un poco más a su adorado Gadjo.

Intima TraiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora