Capítulo 15

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Henry siguió recorriendo el país en busca de la dama de cabellos dorados. Sin embargo, con el pasar de los meses aquellas ansias por recuperar lo perdido se iban desvaneciendo lentamente. Dika, cada vez más, estaba junto a Henry e incluso llegaron a formar una complicidad que propiamente no era de amigos.

—Gadjo, ven por aquí.
—No crees que nos estamos alejando de la caravana— con cierta incertidumbre
—¡Tonterías! Sólo deseo que veas esto, luego iremos donde los nuestros.

Henry asintió, y siguió los pasos de Dika hasta encontrarse con unos frondosos árboles que apenas dejaban pasar los rayos del sol.

—Este lugar se me hace muy conocido, pero es como si fuera traído de un sueño.

—¿Que quieres decir con eso?— replicó Dika con tono perspicaz.

—Bueno...que— llevándose el cabello hacía atrás y suspirando— Es como sí alguien  me lo hubiera contado, siento que no es un recuerdo mío, pero sentí mucha empatía al conocerlo. Lamentablemente, mis recuerdos parecen no querer volver.

— Gadjo no te preocupes, ellos volverán a su tiempo.

— Tienes razón, pero aún así podemos caminar un poco más, tal vez recorriendo está entrada, esa sensación de sueño se disipe

Dika simplemente asintió y comenzaron a caminar hasta llegar a una vieja Casa. Henry comenzó agitarse y respirar de forma entre cortada ¿Porque ese lugar le afectaba tanto?  ¿Conocía a quien la habitaba? O era él ¿ Quien la habitó? Pronto sintió que se le oprimía el pecho y las lágrimas comenzaron a brotar sin razón aparente, la frustración y una gran aflicción se apoderaban de su cuerpo sin poder controlarlo.
Pronto se imaginó a una pequeña niña saliendo de aquella casa con una sonrisa amplia y franca provocando en él una mueca de felicidad que repentinamente se convirtió en tristeza y rabia.

—¿Gadjo? Estás muy extraño es como si hubieras visto un fantasma.

—Creo que lo vi ¿Podemos entrar?
—No creo que sea conveniente, en esta parte del reino, los gitanos no somos bienvenidos, creo que como en todo lado— encogiendo los hombros.
— por favor, se nota que nadie a caminado por este lugar en un buen tiempo, además por la pinta que trae esta casa ha estado abandonada por mucho tiempo.
—Esta bien, pero sólo unos minutos... Este lugar hace que se me erice la piel, hay mucho sufrimiento, recuerdos muy dolorosos.
—No sabia que eras adivina— echando una pequeña risita.
— Eres muy escéptico, el lugar que va más allá de tus sueños, todavía tiene muchas sorpresas por darte.
— y porque razón nunca me has visto el futuro— preguntó Henry enarcando una ceja.
Dika, no supo que responder, lo cierto es que no quería ver la palma de su mano, porque tenía  terror mortal  a que el Gadjo la abandonara, lo quería para él y confirmar las sospechas de su destino hacía que se sienta más insegura.
—Dices tonterías, cuando estemos en el campamento te leeré la fortuna. Ahora entremos, por como te dije este lugar tiene mucho sufrimiento y no me gusta.

Henry se aproximó a la puerta y la llamo dos veces, por si alguien se hallaba dentro. No podían tener sorpresas, al no recibir respuesta entraron y se encontraron con un botadero de cosas, por lo visto alguien antes de ellos había estado en aquel lugar, y  no encontraron lo que buscaban. Tanto Dika como Henry tomaron caminos distintos, mientras Henry se dirigió a lo que vendría hacer la biblioteca, Dika prefirió subir hacia las escaleras.

Henry comenzó a caminar mientras sentía como las maderas rechinaba debajo de sus pies, de pronto escuchó un rayo que lo perturbó muchísimo, y  quiso decircelo a Dika, sin embargo se encontró con nada y sólo la luz del rayo que ingreso a través de sus pupilas cuando posó su mirada en una ventana que daba hacía el jardín. Ladeó la cabeza y prosiguió su paso e instintivamente dijo "hola" al abrir la puerta de la biblioteca. Obviamente sólo se encontró con un silencio sepulcral que hizo que sintiera un espinazo en la espalda. Después de todo ese lugar tenía muchos recuerdos y nada gratos. Al caminar hacia el desván un leve recuerdo le vino a la mente con una frase concreta que retumbó en su cabeza "Veo que tenemos un ratón aquí" para luego desvanecerse en la oscuridad de aquel lugar.

—Estoy loco— se dijo asimismo
— No es así— replicando su afirmación.
—¿Dika?— negándose a girar, al no oír respuesta, tomó valor y dio la vuelta para encontrarse con nada.
Un escalofrío le recorrió todo el cuerpo, haciendo que caminase directamente hacia la salida, pero antes de abandonar la biblioteca se tropezó con un libro que tenía dentro algo guardado, decidió agacharse para recogerlo, una vez en sus manos sacó lo que había dentro, nublandose su vista para caer desmayado.

Intima TraiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora