Capítulo 1

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Era un día soleado en la mansión Malfoy, el primer día de clases, en Hogwarts, ese impactante y majestuoso colegio de magia que cada año abría sus puertas para los nuevos estudiantes.
Scorpius se preparaba para ir al andén, revisaba como desesperado su maleta en busca de una posible cosa olvidada, mientras que su hermana pequeña de trece años, Malia ,le observaba con una sonrisa burlona.
-Scorpius, acabas de revisar el equipaje por cuarta vez - suspiró cansada - Mamá y papá nos están esperando en la entrada .
-Ya lo sé, ya lo sé... Pero siempre se me acaba olvidando algo, y este año va a ser la excepción - habló decidido.
-Lo que tú digas -sonrió Malia, mientras que en sus pequeñas manos guardaba varias plumas, procedentes de la maleta de su ingenuo hermano.
Después de varias comprobaciones más, se aparecieron en el andén.
Como todos los años, la gente les lanzaba miradas de repudio hacia su familia, Malia se acercó más a su hermano y le cogió del brazo apretando suavemente cuando la gente los miraba. Desde hace unos años, las cosas iban mejor, normalmente se encargaban de meterse con los hermanos Malfoy, más concretamente los merodeadores James,Fred,Alex White y Lissander Scamander.
Lo único que ha cambiado ahora es que todo el mundo los ignora menos los merodeadores.Algo era algo...

En la otra parte del andén,una familia de pelirrojos reían a carcajadas que se escuchaban desde dentro del tren. La familia Potter y Weasley se despedía para embarcar en el tren que les llevaría a su hogar hasta pasados los meses.
Una cabellera pelirroja estaba más apartada de su familia y miraba el andén en busca de alguien, justo cuando sus ojos azules  estaban a punto de rendirse, interceptaron a una cabellera negra que corría en su dirección, Amy Woods sonreía alegremente a su mejor amiga mientras que ambas se correspondían en un abrazo.

-Rose, cielo, ven un momento - habló su padre. Ron la esperaba con una sonrisa, una sonrisa que Rose ya sabía lo que auguraba .
-Acuérdate de las normas que tenemos- habló seriamente.

Rose resopló mientras rodaba los ojos, aún así asintió, haciendo que su padre destensara los hombros.
-Muy bien, di las normas - sonrió.
-Intenta superar a todos en lo que puedas, no dejes que nadie te hiera y aléjate cuanto puedas de los Malfoy... - susurró.
-Te has olvidado de la más importante -habló Ron - Diviértete.
Rose asintió convenciéndose así misma de las palabras de su padre,
se despidió de sus tíos y cuando fue el turno de hacerlo con su madre, esta le sonrió para, posteriormente, cogerla de la mano y alejarla un poco del tumulto de gente.

-Bien cariño, sólo quiero que te diviertas y que olvides todo lo que te ha dicho tu padre. - habló con el entrecejo fruncido.

-¿Lo sabes? - habló sorprendida.
Hermione le dio una cálida sonrisa a su hija y habló:

-Por favor...conozco a tu padre - dijo riendo- sé de qué te ha hablado todos estos años, pero no puedes crear un futuro respecto a las decisiones de tu padre, él puede servir de guía, pero no del capitán de tu destino.

-De todas formas, si llegas a hablar con los hijos de los Malfoy, quiero que sepas que no decepcionarías a nadie de tu familia.

A continuación, madre e hija se fundieron en un abrazo.

Rose vio como su hermano Hugo ya subía al tren, así que hizo lo mismo mirando por ultima vez a su familia. Cuando iba a entrar, pudo ver que desde el lugar donde estaba parada,  Scorpius ayudaba a Malia a subir al tren. Este, al notar una mirada encima suya, buscó al causante y se sorprendió al ver a la pelirroja mirando. Por otra parte, Rose se sorprendió al saber que había sido descubierta, mientras que Malia agitaba su mano de manera disimulada hacia la pelirroja la cual le correspondió con una sonrisa de lado y se dispuso a entrar en ese tren que le llevaría a su tan añorado hogar.
 

Inalcanzable DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora