Ahora sí que estaba decidida en encontrar a Jeongin y más aún después de todo lo que había descubierto. Además quería hacerle saber cómo me sentía, o mejor dicho, lo mal que me sentía por no tener ni idea de la situación en la que se encontraba.
Decidí dirigirme al sitio dónde nos habíamos conocido. Pues como mencioné anteriormente, apenas había salido de casa esos días, por lo que tampoco había tenido ocasión de cruzarme con él por la calle.
Me dirigí hacia aquel parque en el cuál nos habíamos conocido y más tarde se me declaró. Cogí aire antes de cruzar la gran puerta de la verja negra que daba la entrada al parque. No sé porque lo hice pero tenía la sensación de que me estuviera allí dentro. No sabría cómo explicarlo pero era como una especie de intuición y no sabía si era buena o mala.
Me adentré en el camino de tierra y miré todo a mi alrededor como si fuera la primera vez que entraba a ese lugar. No hacía demasiado tiempo que no pasaba por allí pero me sorprendió lo bonito que era, lo había visto antes pero al verlo de nuevo me impresionó aún más. Cada vez iba haciendo más frío, que avecinaba la llegada del invierno, pero aunque a algunos árboles se le estaban cayendo las hojas, se veían preciosos de ese color naranja y amarillo aún con unos toques de verde entre su follaje.
Estaba ensimismada en mis pensamientos (como de costumbre) observándolo todo, mirando hacia arriba y hacia los lados, que no me di cuenta que venía alguien de frente en dirección contraria, y antes de que me fuera a chocar me agarró para pararme a tiempo.
- Deberías tener más cuidado
Reconocí aquella voz al momento. Giré la cabeza para verle la cara y ahí estaba. Nos quedamos mirando unos segundos hasta que conseguí reaccionar.
- Jeongin... te he estado buscando...
- Pues ya me has encontrado.
Y sin que pudiera decir palabra me dió un cálido abrazo, el cual no quería que se acabara porque ya que lo había encontrado no quería perderlo. Pero aún así tenía que hacerle saber lo que sabía.
- Jeongin, tengo que decirte algo.
- De acuerdo, pero vamos a sentarnos a algún banco si quieres para que estemos más tranquilos.
Caminamos el uno al lado del otro sin decir palabra, tan solo acompañados por el ruido de nuestros pasos en la tierra y el de las hojas secas que pisábamos a nuestro paso. Las manos de vez en cuando nos chocaban la una con la otra y no podía evitar ruborizarme un poco. Pero qué tonta me sentía, ruborizándome por un choque de manos. No sé cómo me ponía nerviosa con estas cosas.
Llegamos a uno de los bancos que se encontraban debajo de una hilera de arcos los cuales estaban cubiertos por maleza y flores que se habían ido enroscando alrededor.
A mí nunca se me ha dado bien tantear a la gente, ni siquiera sé cómo hacerlo de forma sutil. Yo me asombro de la gente que es capaz de sacarle información a alguien sin que se dé cuenta. Así que como no me queda otra que ser directa, fui al grano.
- El otro día fui a tu instituto.
- ¿Para qué? Si apenas voy.
- Quería saber de ti y fue el primer lugar que se me ocurrió para buscarte.
- Vaya, pues fuiste en vano.
- En absoluto. Hablé con el conserje y me contó cosas sobre ti.
Su cara cambió completamente de expresión. Se veía que eso no se lo esperaba y estaba entre asombrado, preocupado y enfadado.
- ¿Qué 'COSAS'?
- Vale, relájate que tampoco es para tanto.
- Pues para mí quizá sí lo sea.
Ignoré el último comentario en ese tono con un toque de retintín y seguidamente me dispuse a contar lo sucedido aquel día en el instituto porque me daba la sensación de que si lo hacía esperar más iba a ponerse peor.
- Sé que tus padres tienen un gran negocio familiar y su deseo es que sigas con él pero tú no quieres lo mismo y por esa razón no vas al instituto. Pero, creo que aunque no estés de acuerdo con ellos deberías esforzarte en acabar tus estudios.
- Me parece bien lo que creas pero no sabes nada de mí.
- Sólo lo estoy diciendo porque me parece lo mejor y más sensato.
- De acuerdo pero lo que haga o deje de hacer no es de tu incumbencia.
Esa contestación fue para mí como un bofetón en la cara. Era evidente que aquel era un tema delicado para él y fui tonta de haberlo sacado.
- Muy bien, no debería haber sacado el tema, ni haber ido a tu instituto ni haber hablado con el conserje, ya lo he pillado.- dije intentando guardar la compostura.
- Exacto. Porque no deberías haberlo hecho ni haberte entrometido en mi vida.
No podía creer lo que estaba oyendo. Cómo era posible que hubiera cambiado tanto en un momento. No quería seguir hablando ni escuchar más, odiaba estar así. Así que hice lo mejor que se me ocurrió en ese momento.
- Tienes razón. No debería haber aparecido en tu vida. No hago más que hacerte daño.
- Estupendo. Ahora no hará falta que te preocupes más por mí e indagues más en temas que no debes.
- Yo sólo quiero que estés bien y si es mejor para ti, entonces no volveré a verte.
- Me parece correcto. Entonces me voy y así no tendrás que entrometerte más en mi vida.
Me entraron ganas de llorar y parecía que no iba a aguantar pero contuve el llanto. Aunque no tuve que contenerlo demasiado, pues Jeongin se levantó de inmediato y sin decir palabra alguna se fue. Me quedé allí sentada observando como su figura se iba haciendo más pequeña y cuando estaba suficientemente lejos lloré.
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Yang Jeongin y yo
FanfictionNo todo está saliendo tan bien como imaginaba en la nueva ciudad y con los nuevos estudios cuando aparece alguien que consigue iluminar el mundo con una sonrisa. ⚠ Las historias son originales. Basadas en hechos que me han pasado ⚠