15. Algo que contar

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Estuve atenta los próximos días a una llamada de Jeongin o de sus padres avisándome de que ya había llegado y que todo estaba bien.

Estaba en casa cuando me sonó el teléfono y salté a cogerlo pero en cuanto vi quién llamaba se me fue la ilusión por un momento. Mis padres. Sé que estaban preocupados por mí pero ahora mismo sólo tenía la cabeza puesta en Jeongin.

- Hola cariño.

- Hola mamá, ¿qué tal?

- Muy bien, ¿y tú?

- Bueno...

- ¿Y ese bueno?

- Mmm... se marchó de casa un amigo y dijo que volvería pero no he vuelto a saber nada de él.

Se hizo unos segundos de silencio. Mi madre se habrá tenido que quedar un poco en shock con la noticia puesto que no le había mencionado mucho a Jeongin.

- ¿CÓMO CÓMO CÓMO? Explícame eso bien.

- Hice un buen amigo aquí, es una persona maravillosa, me hacía sonreír hasta en los peores días. Pero discutimos y no sé por qué razón se marchó de su casa, hablé con sus padres por si sabían algo, y llamó a su casa y dijo que volvería pronto. No han pasado apenas un par de días pero estoy preocupada. Yo quiero verlo.

- Vaya... parece que esa persona te importa muchísimo. Me alegra que compartas conmigo y me cuentes estas cosas, pues al fin y al cabo sabes que la preocupada por ti soy yo y quiero lo mejor para ti y sobre todo que seas feliz sin importar el cómo. Si necesitas ayuda puedes contar conmigo.

- Muchas gracias mamá por entenderlo.

Se volvió a hacer el silencio y pensé que quizá sería el mejor momento para confesar todo y dejar de fingir.

- Mamá tengo que contarte algo.

- ¿Si? A ver, dime.

- Te dije que había hecho varios amigos pero la verdad que Jeongin, el chico que desapareció, es el único amigo que he hecho. Y no, no me va bien en la universidad. Lo he intentado pero se me hace cuesta arriba, no me encuentro motivada y algún profesor me ha estado diciendo que no sirvo para esto. No sé si estar aquí sola me ayuda o no.

Intenté contenerme porque parecía que se me fueran a salir las lágrimas pero abrí mucho los ojos para evitar que salieran.

- Ya sabía yo que algo no iba bien. Tienes razón, quizá el haberte dejado vivir sola no ha sido la mejor decisión, lo siento mucho.

- No te disculpes mamá. Tendría que haber venido cuando estuviese mejor y más recuperada de salud. Pues yo también quiero estar bien y no sentirme así.

- Nosotros queremos tanto como tú que estés bien. Por eso respecto a lo que te comentó tu padre no sé si ya lo has pensado pero creemos que lo mejor es que regreses. Empezar de cero y buscar a alguien que pueda ayudarte. Dime ¿qué piensas?

Vale, es verdad que yo quería recuperarme y poder disfrutar de todo lo que hiciera sin estar de bajón casi siempre. Pero también quería verme con Jeongin, hacerle saber que yo también lo quería y que él había sido mi gran apoyo. Sabía que debía irme y que era lo mejor pero él me retenía aquí pero había que tomar una decisión y cuanto antes.

- Mamá, he decidido volver para recuperarme.

- ¡Me alegro tanto que quieras estar bien! Tranquila que te buscaré al mejor psicólogo y haremos todo lo que haga falta.

- Muchas gracias, pero...

- ¿Pero?

- Pero antes de irme quiero hablar con Jeongin, quiero verle.

- De acuerdo. Iremos para allá a recogerte en un par de días. Te avisaremos cuando vayamos a salir. Espero que para entonces hayas podido hablar con él.

- ¿Y si no lo consigo?

- Tendrás que conseguirlo, de todas formas como te he dicho antes te podemos ayudar en lo que podamos.

- De acuerdo, os daré la información y contactos que tenga.

Casi ni hizo falta, pues al día siguiente recibí un mensaje de Jeongin que ya había regresado y quería verme. En ese mismo momento me planté el abrigo y bajé corriendo las escaleras hasta que abrí la puerta del portal para salir y lo vi en la esquina de la calle, de pie.

No sabía si seguía enfadado conmigo, así que me fui acercando hasta que le pude ver mejor. Cuando le tuve de frente quise asegurarme de si seguía molesto:

- ¿Sigues enfadado conmigo? ¿Te marchaste por mi culpa?- dije al borde de las lágrimas.- Perdón si hice algo que te molestara.

Sonrió con esa sonrisa suya que ya echaba de menos y me dijo:

- Por supuesto que no. He sido un tonto por enfadarme contigo de aquella manera. No te merecías todo lo que te dije. El que tiene que pedirte disculpas soy yo.

- Me tenías muy preocupada sin saber nada de ti.

- Lo sé, y lo siento, ¿ves?, por eso soy un tonto tonto.

- No es verdad. Eres la mejor persona que conozco y... - sí, era el mejor momento para soltarlo, ahora ahora que si no me iba a arrepentir mi vida entera- te quiero Jeongin, no te lo dije antes porque no estaba segura pero ahora lo sé.

Volvió a sonreír, aunque esta vez le cogí algo desprevenido porque no sabía qué hacer ni adónde mirar pero actué antes y sin pensarlo dos veces le agarré la cabeza con las manos para mirarle a los ojos. Me puse de puntillas y lentamente me fui acercando, hasta llegar a sentir su respiración. Entonces, él inclinó un poco la cabeza hacia adelante hasta que nuestros labios se encontraron. Me dejé llevar por todas las sensaciones, probando el sabor de sus labios, disfrutando el momento. Me olvidé de todo y sólo pensé en él, en ese momento sólo existíamos él y yo . Sentí sus manos acariciando mi pelo y rodeando mi cuello, y yo hice lo mismo y también empecé a acariciarle el pelo y rodear su cuello. Llegó un momento en que los dos paramos algo jadeantes y nos quedamos cara a cara mirándonos unos segundos. Entonces Jeongin me dijo:

- No quiero volver a dejarte nunca.

Yang Jeongin y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora