13. Decisión

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Ya habían pasado dos semanas desde la última vez que vi a Jeongin y seguía sin dar señales de vida. Las clases de baile me habían ayudado a entretenerme y mantenerme ocupada, y centrar la cabeza en otras cosas pero aún así algo me reconcomía por dentro. Creo que era la sensación de no saber dónde estaba Jeongin y si había posibilidad de que algo malo le hubiera pasado, pero seguro que eran todos pensamientos que hacía mi cabeza para preocuparme más.

Le había mandado a Jeongin un par de mensajes durante los últimos días pero no los había leído ni mucho menos había contestado. Lo cual no sabía cómo tomármelo, si de verdad no quería saber nada de mí o es que había tenido algún problema. Pero si era lo primero con un 'no quiero hablar contigo', 'no me envíes más mensajes' o un 'no quiero nada de ti' me conformaba.

Creo que me terminó entrando ansiedad y todo porque yo sólo quería saber que estaba bien, que con saber eso me bastaba, no pedía nada más. Y por si no fuera suficiente me llamaron mis padres por teléfono, como siempre en el momento más inoportuno y que menos me apetecía hablar. Pero como no les cogiera el teléfono se empezarían ellos también a preocupar más que yo así que descolgué.

- Hola papá- dije intentando que no se me notasen las pocas ganas que tenía de hablar.

- Hola hija. Hemos estado hablando tu madre y yo y tenemos algo que decirte.

Uy, no sabía si sonaba a buena noticia o mala noticia. Pero me cogió tan de sorpresa que no fui capaz de decir palabra y mi padre siguió hablando.

- Sabemos que estás en una situación delicada y quizá no fue tan buena idea que te fueras a vivir sola.

- Dile a la niña que me tiene muy preocupada- se oyó a mi madre desde lejos.

- Ya has oído a tu madre, sólo queremos que estés bien. No estamos enfadados contigo, tan solo estamos preocupados por ti.

Pensé un momento mis palabras antes de contestar.

- Es verdad que no estoy en mi mejor momento, y os agradezco lo que estáis haciendo por mí. Aunque no estoy segura de lo que me queréis decir con eso.

- Lo que queremos decir es que si no estás bien, tienes opción de volverte. Para nosotros es mucho más importante tu salud.

- Dile que a mí también me dan quebraderos de cabeza de tanto preocuparme por la niña.- no pude evitar soltar una carcajada, mi madre siempre tan directa.

Mi padre al oírme también se rió y estuvimos un rato los tres con el ataque de risa.

- Bueno, que lo pienses mucho ¿vale? Y no te sientas presionada por hacer nada que no quieras hacer.

- De acuerdo.

- Nos llamas para lo que necesites, un beso.

- ¡Te quiero!- se oyó a mi madre justo antes de colgar.

Bueno, ahora sabía que mis padres me apoyaban en cualquier decisión que tomara. Aunque aún no estaba segura de que iba a hacer, porque en mi cabeza seguía apareciéndome Jeongin. Sólo había una cosa que haría que consiguiera quitármelo de la cabeza y era tener alguna noticia suya.

De nuevo decidí actuar y me puse a pensar si tal vez él me hubiera dado alguna pista de a dónde hubiera ido o alguien que le conociera o supiera algo de él.

El conserje. Me había dicho que solía hablar con él. Puede que hubiera vuelto a verle o puede que no, pero el caso que tenía que intentarlo.




Me dirigí la mañana del lunes al instituto, esperando que por favor el conserje estuviera allí y no lo estuviera sustituyendo alguien. Me encontraba ya delante de la verja verde dispuesta a llamar al timbre cuando antes de que le diera, un hombre abrió la puerta ante mí para dejarme pasar.

- Hola de nuevo.- me saludó el conserje con lo que era su habitual sonrisa.

- Ho-hola.- dije casi tartamudeando.

- ¿Te pasa algo? Te veo intranquila.

- Sí, bueno, a mí no. Hace tiempo que no sé nada de Jeongin. Después de venir a hablar contigo la primera vez, nos vimos y acabamos discutiendo. Y ahora no da señales de vida.- dije a punto de ponerme a llorar allí mismo.

- Tranquilízate y respira chica.

- De acuerdo.- dije intentando secarme los ojos llorosos.

- Jeongin si que vino a verme antes de desaparecer, como tú dices.

¿En serio? Iba a volver a llorar pero de felicidad, menuda montaña rusa de emociones. Por fin iba a saber algo de él, porque todo éste asunto me estaba volviendo realmente loca.

-¿Y está bien? ¿Qué te dijo?- los ojos se me abrían ante tanta expectación.

- Pues... por lo que sé creo que también aparte de discutir contigo había discutido con sus padres recientemente.

- Vaya, debía estar muy mal.

- Sí, el caso que me dijo que quería tomarse un tiempo solo y no sé a qué quiso referirse con eso, pues no le pregunté y no quería forzar más al pobre muchacho.

- ¿Un tiempo solo? ¿Cómo? ¿Fuera de su casa?

- Seguramente. Cuando decide hacer algo lo hace. Así que tampoco estoy segura de dónde podría estar. No eres la única que ha preguntado por él ¿sabes? Sus padres vinieron la semana pasada porque tampoco había aparecido por casa en todo ese tiempo. Pobrecitos, su madre estaba para darle algo.

En ese momento se me vino a la mente la imagen de sus padres, sin tener tampoco noticias de su hijo ¿Por qué tenía que desaparecer así sin más sin dar explicaciones de nada ni a nadie? TE ODIO JEONGIN TE ODIO.

Me tranquilicé e intenté pensar con serenidad a ver si se me ocurría alguna solución o algún otro hilo del que tirar para conseguir más información. Ahora si que estaba dispuesta a hacer cualquier cosa por dar con él. No iba a estar tranquila hasta encontrarle, de eso estaba segura.

Levanté la cabeza para mirar al conserje a los ojos y decidida preguntarle:

- ¿Sabes cuál es su dirección?

Yang Jeongin y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora