El Espejo de Anabelle

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-¿Que le dijo Jessica antes del accidente?-La grave voz del Director en su oficina hace que Sindy palidezca más de lo que está, los recuerdos la invaden, todo pasó con tanta rapidez...En un principio estaba hablando con su amiga y de un segundo a otro la vuelve a ver, sumida en un sueño, dándole a cada segundo oportunidades a la ambiciosa muerte, mientras es transportada presurosamente por una camilla hacia la ambulancia...-¿Sindy?,¿Se encuentra bien?

-Si, si, lo siento...Yo...Hablé con ella, estaba enojada y...-Sindy desvía la vista hasta la ventana, como si la luz limpiara su mente e hiciera que las palabras fueran más fáciles de pronunciar-estaba muy enojada...-Sus manos juegan entre sus piernas, están frías y húmedas por el sudor.

-Entiendo, ¿tiene a algún sospechoso?,¿Alguien que quisiera hacerle daño o con quien no tuviera muy buena relación?

-No me siento bien, no quiero seguir respondiendo.

-Sindy, trate de responder...

-¡¡NO!!, ¡¡Acabo de ver a mi amiga tirada en el piso!!-Se levanta de golpe al mismo tiempo que apoya sus manos en la mesa del Director -¡¡No quiero hablar!!, ¡¡No quiero creer!!, ¡¡No quiero nada!!-Recoge su mochila y corre hasta la puerta, pero se detiene para darse la vuelta -Y si no le molesta, tengo que llegar a un hospital.

El Director la observa hasta el momento en que cierra la puerta.

-¡Ester!-La secretaria, a pesar de no ser muy atractiva, era muy inteligente y sabía hacer su trabajo. Su escritorio estaba al lado de la sala del Director, por lo que era muy fácil escuchar su llamado.

-¿Si Señor?, ¿En que le puedo ayudar?

-Traeme una lista de todos los que hablaron en algún momento con Jessica, revisa las cámaras, realiza entrevistas, ¡Has todo lo que esté a tu alcance para encontrar al responsable!

-Si Señor.

-Anabelle...- Me repite. La curiosidad me obliga a avanzar cada vez más, el nudo en mi garganta se hace más grande y mi cuerpo me pide que me vaya- Anabelle...- me detengo,¿Que está pasando?,¿Estoy haciéndole caso a un espejo?-Llámame Seth.

-Tu, tu, tu...-Mi boca se bloquea y no procesa lo que mi mente ordena.

-Retira el manto del espejo, observame, sabes que soy real, ¡sabes que soy real!...¡Acercate!.

Mis ojos se agrandan hasta que un ardor alrededor de estos hace que me los frote. Estoy a solo un metro de distancia, ahora a la mitad, ahora a solo centimetros. Mis manos tiemblan y se me dificulta más poder retirar el manto que mantiene envuelto al espejo, una capa de polvo se expande por toda la sala, toso con fuerza al mismo tiempo que tapo mi vista.

El espejo era hermoso, los bordes eran dorados y brillaban sin importar cuanta mugre poseieran, en estos se hallaban escritos algunos signos muy antiguos, no eran de ningún país conocido.

Pasé mis manos por el borde, escuchando a mi corazón aumentar sus latidos conforme los segundos pasaban. Me gustaba que el diseño tuviera forma de olas y que en ellas estuvieran incrustadas algunas perlas que se encontraban en los extremos.

-¿Seth?-No se veía ningún signo de vida, el eco de mi voz se expandió por toda la sala y sentía que mi cordura se escapaba poco a poco.

Mis musculos se tensan cuando mi reflejo desaparece y una figura comienza a nacer del espejo...Una mancha oscura que se moldea hasta tomar forma humana, un hombre de cabellera negra y ojos cristalinos, su piel era blanca y su sonrisa tenía una apariencia macabra.

-Hola Anabelle, no temas mi presencia...- Mi cuerpo tiembla cada vez más hasta que finalmente no me pude mantener en pié y caigo al suelo.

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