Cuando Peyton abrió sus ojos, pudo ver la claridad entrar por la ventana y golpearla en su rostro. Con lentitud, y algo de esfuerzo, se sentó contra el respaldo de la gran cama. Sus ojos observaron la habitación con atención, intentando asimilar todo lo vivido la noche anterior.
Mordió su labio y suspiró, aquel lugar parecía repeler aquellos sentimientos de culpa, pues al contrario de lo que imaginaba, se sentía tranquila de lo ocurrido. No había hecho nada malo, solo había estado con un hombre por el que muchas mujeres morirían. Y es que si, la joven sabía a la perfección el atractivo de aquel dios.
Luego de saber que se sentía tranquila, se levantó de la cama y camino buscando su ropa, tan solo tenía su ropa interior en la habitación y la camisa que Ashton había usado la noche anterior. Cuando se la colocó, el embriagante perfume varonil la cautivo.
Aquel olor impregnado en la camisa se le hacía tan familiar, como si lo hubiese sentido en algún lado. Y sin darse cuenta, una sonrisa se formó en sus labios.
Salió de la habitación y bajo las escaleras, un apetitoso aroma hizo que su estómago rugiera. Allí estaba, el joven fotógrafo se encontraba de espaldas a ella, con tan sólo unos pantalones de pijamas blancos en su cuerpo mientras cocinaba lo que parecían ser unos apetitosos hot cakes.
Ella se acercó a paso lento hacia uno de los taburetes de la pequeña barra y se sentó. Ashton sirvió los últimos hot cakes en un plato y se dio la vuelta para apoyarlos frente a la jovencita hambrienta.
—Creí que dormirías más, pero sabía que el hambre sería más fuerte. —Habló con tranquilidad mientras se servía un café. — ¿Prefieres un jugo o café? —La interrogó alzando la ceja, el joven tenía una suave sonrisa en su rostro, parecía muy feliz aquella mañana.
—Un café está bien. —Habló algo sonrojada. el hombre sirvió otra taza y se la extendió mientras ella probaba un bocado de aquel platillo el cual, para su paladar, era exquisito. —Están deliciosos. —Habló tomando la taza y dándole un sorbo.
—No soy un chef, pero puedo defenderme. —Se alago a sí mismo el mayor, la joven río por lo bajo y volvió a comer. — luego necesito saber cuándo podrás estar disponible para las fotos.
— ¿Fotos? —Habló intrigada la menor.
—Claro, un trato es un trato. Yo te ayudo a ti y tú me ayudas a mí. —Habló con tranquilidad. —¿O qué? ¿Temes no poder controlarte? —alzó la ceja con una sonrisa pícara en sus labios.
Peyton pareció ahogarse al oír esas palabras y tocio levemente, el hombre río por lo bajo, las mejillas de la menor habían tomado color rápidamente y no por el pequeño ahogo.
—No es eso, creí que... Bueno, ya sabes, hacerlo era la paga. —El hombre negó con una risa leve y se inclinó sobre la barra para tomar el mentón de la menor y hacerla observar sus ojos.
—Tu cuerpo no es dinero Peyton, no eres un objeto que se vende ¿De acuerdo? —Ella asintió levemente. —Y si, no digo que no me guste estar contigo, eres muy hermosa, ángel. Pero me gustaría poder fotografiarte, la cámara te ama y me gustaría retratarte.
—De acuerdo, puedes fotografiarme. —Ashton sonrió ampliamente y luego de dar una leve caricia a la mejilla de la menor, se apartó. — ¡Pero! —alzó la voz mientras pinchaba un trozo de su desayuno. —Si mis fotografías aparecen en una jodida web pornográfica o una revista playboy sin que yo lo sepa, vendré por ti y te cortaré tu pene. —amenazó con calma para luego comer su desayuno.
—Entendido, ángel...
~*~*~
Ashton la había llevado a su casa y, aunque era temprano, sabía que podía encontrarse en problemas, pues su madre parecía tener un poder para detectarla.
Entró a la casa y suspiró aliviada al no ver a nadie, comenzó a subir las escaleras, pero una tos fingida la detuvo. Suspiró frustrada y se dio la vuelta al observar a su madre de brazos cruzados.
—¿Dónde has estado? —Habló con enfado la mayor.
—Fui con unas amigas a un club, quería despejarme. —Mintió.
— ¿Toda la noche? —La mujer se acercó quedando cara a cara. —Sabes que puedes mentirle a cualquiera Peyton, pero a mí no. —La joven rodó sus ojos. —¿Estuviste con alguien?
— ¿Crees que soy capaz de estar con alguien luego de perder al amor de mi vida?
—Creo que eres capaz de seguir tu vida y buscar la felicidad, pero me preocupa que sea de la manera equivocada. —la mujer suspiro. —Peyton, solo quiero cuidarte, se por lo que estás pasando y...
— ¿Saber? No mamá, tú no sabes por lo que yo estoy pasando. No te das una maldita idea de lo que me sucede. Tú no sabes lo que es perder al amor de tu vida. —La voz de la menor estaba rota pero aun así cargaba enojo en sus palabras.
—¿Crees que no sé lo que es perder a alguien entre tus brazos, Peyton? ¡Tu tía estaba entre mis brazos la noche que se fue! —la voz de Angela estaba quebrada, las lágrimas no tardaban en aparecer. —Cada maldito día de mi vida recuerdo aquella maldita noche donde la perdí, donde perdí a mi hermana, al amor de mi vida. Porque sí, ella era el amor de mi vida. Así como tú, tus hermanos o tú padre también lo son. El amor de tu vida no es solo una persona, Peyton. El amor de tu vida es todo aquel que dejan una huella en tu corazón, aquellos a quienes nunca quieres perder, aquellos que llenan tu alma y piensas que vale la pena vivir por seguir a su lado, por quienes harías hasta lo imposible. —La menor no sabía que decir, su madre estaba dolida y era su culpa.
Lentamente se acercó a ella y la abrazó, ambas sollozaron en los brazos de la otra.
—Lo siento... —Angela tomo el rostro de su hija entre sus manos. —Perdóname... Yo... Yo... —La mujer no la dejo terminar de hablar, pues comenzó a llenar su rostro de cálidos besos que solo su madre podía darle. Cuando se separó, le sonrió con calidez limpiando sus lágrimas.
—Entiendo, tranquila. —La joven le sonrió débilmente. —Solo quiero lo mejor para ti, quiero que seas feliz. Yo lamento desconfiar de ti, solo deseo que sigas adelante de la mejor manera, odiaría que algo te pasara.
—Estaré bien. —ambas se abrazaron con fuerza. —Lo prometo.
—Sé que así será, mi cielo. —la mujer beso la frente de su hija y seco sus propias lágrimas. —Tu padre preguntó por ti en el desayuno, tuve que decirle que estabas muy cansada y que dormirías hasta tarde. —la joven río por lo bajo.
—Gracias.
—Solo promete avisarme, no me opondré si quieres salir con tus amigas a divertirte, pero solo quiero asegurarme que nada malo te pasará. Además, solo podrás salir, siempre y cuando cumplas con tus deberes y no desobedezcas tus castigos.
—Lo sé, lo siento. Prometo mejorar. —ambas sonrieron. —Iré a mi habitación, estoy algo cansada. —la mujer asintió y la menor subió escaleras arriba hasta su habitación.
Una vez dentro, se quitó sus zapatos y comenzó a desvestirse. Comenzó a buscar ropa en su armario cuando una foto cayó a sus pies. Sus ojos se llenaron de lágrimas al verla y no pudo evitar comenzar a llorar.
"—Prometo ser tu príncipe toda la vida, ángel."
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Angel © |afi|
FanficEl cielo llora por que la tierra le ha arrebatado su ángel más hermoso... Secuela de Valley of Angels Obra original completamente mía, no se permiten copias, tampoco adaptaciones sin autorización previa mía. *Terminada y pendiente a corrección de er...