11: Frágil.

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- Estás jugando de la mierda, Jonathan- ese era mi compañero del equipo de besibol, Daniel, quien por cierto, es bueno lanzando la pelota pero de la misma manera lanza las palabras-, concéntrate, carajo, es la segunda vez que dejas ir la pelota-.

Suspiré largamente, definitivamente el partido de hoy estaba del asco.

- Lo sé, lo siento, no me siento muy bien para jugar hoy, chicos- hablé para justificar, sin embargo no era del todo cierto, hacía días que no me sentía para nada contento con la escuela, mi vida, y para qué negarlo, mi actitud-.

- Entonces el partido queda cancelado-, el entrenador se acercó a nosotros y puso una mano en mi hombro. Joder, ahora si esperaba un buen regaño- Joven Jonathan, al parecer está usted... Indispuesto. Así que le sugiero que se relaje y continuemos practicando mañana-.

Casi lo abrazo, lo juro. Pero ya me sentía lo suficientemente gay por haber toqueteado a Sherwin y encima abrazar a mi profesor de deportes.

No, Jonathan, suficiente de todo.

- Gracias entrenador, le aseguro que mañana será mejor el partido-.

Me dirigí a los vestidores con calma, de verdad que estar distraído es horrible. Ya había sido regañado por un extrañado director el lunes en la mañana por haberme quedado en el pasillo pensando en plena hora de clases.
El martes había sido víctima de mi profesor de Ciencias, por que me preguntó algo estúpido en su clase, y yo le contesté de una manera un tanto agresiva.

- Yo qué voy a saber, profesor, es usted quien debe estudiar más, no yo-.

Fueron mis palabras, y mi pase a la oficina del -extrañado-, director... otra vez.

Y hoy, había arruinado el partido de béisbol por quinta vez consecutiva, despertando un mal humor terrible en mí.

Joder, ¡si! Quería tocar a Sherwin, quería besarlo un poco más, quería, no sé, ¡solo tenerlo un momento para mí!
Si, tuve una erección.
Si, quizás también pude haberle provocado una a él.
Pero ¡joder! Él tiene la culpa por ser tan lindo, y aparte.. Yo...

Y-yo...

No, Jonathan, esto no tiene justificación. Fuiste un cabronazo. Un desgraciado que buscaba aprovecharse de la situación para - no acostarse-, pero si estar con Sherwin un buen rato.

Desde que salió de mi casa supe que algo se había quebrado dentro de él, y yo era el causante.

Y por tercera vez en la semana, me senté en el piso frío de la escuela, para quitarme la camisa blanca llena de polvo y suspirar.

Suspirar por Sherwin.

Si tan solo supiera que yo no sería capaz de hacerle daño... Si tan solo pudiera dejar que le explique...

- Soy una mierda...-

Y así me sentía. No tuve mucho tiempo para seguir pensándolo, pues mis clases de piano comenzaba dentro de una hora. Me vestí y me dirigí a mi casa esperando estar solo, tan siquiera unos momentos antes de que llegara mi profesor.
Aunque la parte irracional que comenzaba a conocer de mi pedía a gritos que corriera a la casa de Sherwin a pedirle disculpas. Que no me diera miedo su reacción, solo quería llegar a hablar con él, verlo, y decirle que quizás..
Que quizás me estoy enamorando de él.
No cualquier persona despierta en mí ganas de tocarlo, de besarlo, o abrazarlo. Y no sólo eso, amaba platicar largamente con él, me encantaba que nuestras ideas fueran parecidas, pero no iguales, por que podíamos decir de todo y nos entendíamos. Su calidez, su sonrisa, la inocencia que posee a pesar de que la mayoría en mi salón son ya unos adolescentes que se están comiendo al mundo. Su gran bondad, su preciosa manera de decirme que está enamorado de mi. Sherwin es impresionante, cualquier persona que tenga la dicha de ser su objetivo, su interés, su amor, es afortunado. Y yo era esa persona hasta que decidí tocarlo.

¿Me Permites Enamorarme? [ In A Heartbeat Fanfic ] ❤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora