Capítulo 1 "La caída de un corazón, el regreso del reino de lo oscuro"

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Cuentan nuestros ancestros que hace muchas generaciones atrás, nosotros los del actual continente africano, éramos parte de un reino llamado Solaris, este reino se dice que se ubicaba cerca del mediterráneo, en lo que hoy es conocido como Egipto, Libia y Argelia, no obstante a esto, hubo un rey llamado Milo de Solaris, quien era un ser tan perverso y mezquino, viniendo de una línea de grandes reyes y de padres con valores íntegros, las historias de este personaje relatan que negó a su propio Dios sin cesar, convenció a su pueblo de caer en el escepticismo por lo que la iniquidad e insensatez era tanta que apoyaron la idea de vender a sus hijos a otros reinos pasado tres años desde su nacimiento y sus esposas sólo eran esclavas sexuales y su única tarea era dar hijos, hacerse la mujer de la casa porque los esposos sólo tenían el derecho de estar con su familia un tiempo de quince lunas. Este rey usaba a los hombres como guardias, comerciantes fuera de los muros de su reino y estos eran criados bajo el arte de la guerra y valores que sólo atribuían a un fin bélico o comercial.

Los niños que eran vendidos cuando llegaban a ser adultos jóvenes, eran adoptados por distintos reyes para formarlos como guerreros o futuros herederos en algunos casos. Las niñas al llegar a la adolescencia eran exhibidas y dadas como esposas a los distintos príncipes y duques. No obstante a esto, las que no eran escogidas eran regaladas a los burdeles como rameras y esclavas para todo tipo de cosas que quisieran hacer con ellas menos matarlas.

Luego de lo ya dicho, registros de nuestros antepasados relatan que pasado el año de gobierno del rey Milo, él se paseaba por los yermos de su reino, cuando de momento se tropieza con una piedra y escuchó una voz que estremeció cada rincón del mundo, que decía lo siguiente:

– Milo, por causa de la iniquidad de tu pueblo y tus actos de mal gobernante, han levantado el reino de lo oscuro, que hace cientos de años fueron encerrados en el suelo fuera de los muros de tu reino y su poder es tal que puede eliminar el sol y todas las estrellas del cielo, por lo que cada vez se hace más y más fuerte por la maldad que denota tu pueblo, de cierto les digo el reino de Solaris es el equilibrio entre lo oscuro y lo luminoso, cuídate que vendrán tiempos en los que los ojos de las personas no verán ni el más mínimo destello de luz y esta luz se levantará, por lo que este equilibrio se perderá, la oscuridad y la luz contenderán... aun así les enviaré a mis estrellas para que los guíe y mis palabras lleguen a sus corazones que están más duro y seco que una roca.

Pasado este acontecimiento a lo largo de nueve meses, la reina de Solaris, Sariah de Damasco da a luz a unos mellizos y los llamó Lucius y Audard de Solaris. No habían transcurrido ni diez minutos que nacieron los mellizos cuando una neblina oscura rodeaba al reino de Solaris fuera sus muros, como una pared, detrás de ella se escuchaban sonidos de bestias gigantes, niños llorando y el quejido de los animales siendo asesinados.

Los habitantes del reino muy asustados exclamaban al cielo que su Dios los perdonaran, pero la voz dijo

– Cuiden a mis estrellas, ella es la razón por la que su reino no ha sido absorbido por la oscuridad, son perdonados, pero sólo ustedes pueden vencerlos, prepárense y hasta nueva orden podrán atacar, su rey será inspirado por mi causa y le revelaré cada cosa que ha de hacer y el que no lo siga, será arrojado a la oscuridad.

El rey Milo, asustado volteó la mirada sabiendo que este era el comienzo del fin del balance entre la luz y la oscuridad.

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