Capítulo 2 "La gran sorpresa"

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Ha transcurrido aproximadamente un año, el pueblo de Solaris sufre debido a que han muerto alrededor de noventa personas, entre ellas jóvenes, niños y mujeres. El rey Milo manda a que las calles de su reino tengan al menos un árbol de frutas y que las cosechas se harán internamente en el reino, por la oscuridad que los rodea e impide que puedan salir de los muros, a causa del gran poder que sellan sus puertas.

Pasa medio año, el agua empezó a escasear, la gente levantaba sus manos apuntando al cielo, en ello descendía una hermosa mujer con alas blancas, poseía una vestimenta blanca, que resplandecía más que el sol al medio día, sus ojos azules como el denso mar, y con sus labios tan rosados y perfectos, abrió su boca entonando una suave y melodiosa voz, diciendo

– Ya han pagado lo suficiente por sus iniquidades, nuestro Dios ha dicho que en una luna se abrirá la tierra creando al río más caudaloso, les servirá como ruta para enfrentar a lo oscuro, su rey tendrá la obligación de forjar sus armas con los herreros; luego de haberlas hecho deberán bañar sus hojas en las aguas del río para que sean bendecidas y obtengan gran poder ante lo oscuro.

Luego de que la dulce mujer habló, el rey Milo empuñó un cuchillo y matando a un cordero, hace entrega de su sangre a la hermosa mujer como una ofrenda de gratitud, el pueblo gritaba: ¡Viva el rey Milo, viva nuestro Dios!

Al transcurrir la otra mitad del año, ya estaban listos para liberar a los pueblos vecinos, en hileras los soldados tanto hombres, como mujeres y adolescentes bañaron sus armas en el río, partieron al salir el sol, la reina Sariah lloraba como si fuera la última vez que fuera a ver a su esposo y rey.

El Rey milo con su espada rompe el sello de lo oscuro, empuja la puerta y manda un beso a su reina que estaba en lo alto de una de las torres de su palacio y se marcha viéndola con una mirada llena de amor y esperanza.

Cuando el ejército logra atravesar la neblina, veía como la gente del oscuro se comían entre sí, el entorno apestaba a muerte, por tanto, el rey recibió la instrucción de su Dios que debía acabar con el bloque de soldados que custodiaban la zona, para hacer desaparecer la neblina que rodeaba su reino y pudiera salvar a los demás reinos que se encontraban atravesando el mediterráneo; emprendieron su viaje y la búsqueda de aquellos soldados.

Luego de caminar dos kilómetros fueron atacados entre las sombras por soldados que usaban cabezas de animales como máscaras, el rey Milo se defendía, pero fue noqueado por una piedra lanzada por uno de los hombres del oscuro, lo apresaron y llevaron ante su general; a los soldados de Solaris no les quedó otra alternativa que hacer resistencia hasta encontrar una ruta ideal para lograr rescatar a su rey.

Al poco rato, Milo despierta en una habitación y lo primero que ve lo atormenta, lo hace llorar y dice con una voz tierna y desgarrada:

– Papá.

No podía creer que su padre se había entregado a la oscuridad y cayó en una fuerte parálisis, con la que volvió a colapsar. 

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