La casa de campo

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Hace mucho tiempo fui con mi esposo a vivir a una casa de campo, teníamos que atravesar una siembra de maiz, era muy alejada y la casa de los propietarios daba al principio de esta siembra. Un día empecé a discutir con mi esposo y en un arranque de cólera rompió el vidrio de la ventana que daba a la sala. Se lastimó y comenzó a gotearle de la mano sangre, enojada por ello bajé las escaleras y me quedé sentada allí, acompañada por mi perro. Al rato bajó él y me dijo que le disculpara. En ese momento vimos que desde el fondo del maizal, venía un viento fuerte que empezó a hacerse camino entre estos dejando como evidencia los maizales virados: me quede atónita y no me movía, mi perro comenzó a llorar y no resistió y subió corriendo las escaleras y mi esposo con cara de preocupación me pidió que entrara. Escuchábamos un lamento, no aguanté más y nos metimos a la casa y ese llanto comenzó a rodear la casa.

Soy católica y siempre oro, pero en se momento se me olvido todo, tanto era el ruido que mi hijo de pocos meses de nacido se despertó y empezó a llorar y es donde se fue aquello, intrigada por esto, le comenté a la hija del propietario si había escuchado, lo cual su respuesta me dejó pasmada. Muy tranquila me dijo que aquello que había escuchado era su madre que no soportaba ver discutir a nadie ya que ella había muerto de múltiples golpes ocasionados por su pareja, en este caso el padre de la chica y que nos aconsejaba no volver a discutir-La casa de campo

60 Historias de Terror (H#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora