04

14.3K 1K 122
                                    

INFIEL

12:30 am

Jueves y él aún no regresa, le preocupaba que estos días su horario de trabajo estuviera tan descontrolado, usualmente llegaba a casa máximo a las nueve de la noche.
Ya tenía varios meses así y eso a ella le preocupaba mucho, tanto así que el dolor en su cabeza aumentaba.

Y no solo eso, también le hablaba molesto o simplemente pasaba de largo de ella, nunca sospechaba nada al pesar de oler otro perfume en su ropa y encontrar bálsamo labial hidratante en sus labios y mejillas. Tal vez simplemente estaba tan ocupada en la casa que no tenía tiempo para eso o simplemente no quería crearse teorías.

Nunca quizo dudar de su amor hacia ella, e incluso en estas situaciones seguía confiando en él. Porque se supone que eso hacen las parejas.

Jamás se le pasó por la cabeza que se estaba entregando a alguien más.

1:09 a.m

La puerta se abre dejándolo ver a él, en un estado extraño. Con cuidado trata de acercarse a él, y sus ojos pueden verlo mejor debido a la luz encendida del living.

Tenía la respiración acelerada y una capa de sudor adornaba su frente, la corbata mal puesta, la ropa mal acomodada y la camiseta espantosamente mal abotonada, pero lo que llamo su atención fue un punto morado en su cuello. Frunció el seño y una de sus manos arrugó la tela de la bata que traía puesta.

No era nada más y nada menos que un chupete, pero no quería creer eso. Se negaba rotundamente a creerlo, o al menos eso quería, no era tonta como para engañarse así misma, el corazón le dolía, claro que sí, pero tampoco iba a hacerse la ciega.

—¿Por qué llegas a esta hora?— preguntó tratando de que no se le cortara la voz.

—No estoy de humor, mujer— respondió sin más, con el ahora usual tono de molestia con el que siempre le hablaba.

—Nunca estas de humor Taehyung, nunca— se quejó con voz pesada— ¿Por qué llegas a esta hora?, es tardísimo, esta preocupada por ti.

—No digas lo mismo— el chico se quejó, posó una de sus manos en su frente y dobó levemente, tendría una resaca seguramente.

—Responde— insistiónla fémina, se cruzó de brazos esperando una respuesta. Una punzada de dolor en su cabeza le hizo apretar la mandíbula.

El no contesta y se acerca a la cocina, pasando de lado, sin importarle.

—¡Taehyung responde!— volvió a insistir, levantando la voz, le molestaba que la ignorara, le molestaba que ahoranse comportara así.

—¡No estoy de humor carajo! ¡Dejame en paz, joder!— la fulminó con la mirada mientras aquellas palabras salían de su boca con un tono amenazante.

Retrocedió unos pasos y sus ojos se llenaron de lágrimas, nunca le había gritado, este no era su esposo. Una chispa de enojo recorrió su cuerpo, apretando los puños por la frustración, molestia y el daño se volteó sin más,  abandonando la cocina, dejándolo atrás. No quería verlo.

Comenzó a subir las escaleras a su habitación, observo la cama donde los dos dormían o donde solo ella dormía últimamente. Soltó un suspiro pesado y se aproximó a la cama, sintió los pasos de su esposo detrás de ella y apretó la mandíbula, incómoda.

El pelinegro le tomo el brazo por detrás, la fémina de un jalón se soltó. Estaba molesta, frustrada, herida y ahora incómoda.

—Quiero creer que éstas así por tu trabajo y no por otra cosa— murmuró por lo bajo, sin voltearlo a ver. Quiero creer, ¿Puedo engañarme de esta forma?

—Lo siento, tienes razón, es el estrés, un cliente no esta satisfecho después de todo— se justificó acercándose a ella, buscando su contacto.

Trato de abrazarla pero ella le apartó amablemente, limpió sus lágrimas y le dio una sonrisa forzada, bastante forzada y pasó de largo. Sin volverlo a mirar.

—Dormiré en el otro cuarto, buenas noches, amor—susurró cerrando la puerta detrás de ella.

—Buenas noches ______— escuchó a su esposo nombrarla, sin voltear atrás se fue a la otra habitación.

Cerró la puerta y sus ojos se cristalizaron, extrañaba al Taehyung con él que se casó, al que todos los días sin falta le dijera “amor” o “princesa”. O que ma tratara con todo el amor y al delicadeza del mundo.

No que le llamara por su nombre.

Extrañaba sus besos y sus caricias, dormir con él. Sentir su calor, saber que está ahí. No saber que está durmiendo en una cama enorme sola.

Pero, alguien más, tenía todo lo que comenzaba a desear.

INFIEL | ktDonde viven las historias. Descúbrelo ahora