Ausencia

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Otro año más.

Ella regresó a aquel lugar que le traía tantos recuerdos.

Se sentó en aquella banca con una vista espectacular que vio crecer el amor entre dos almas puras.
El aire soplaba tranquilamente, se escucha a lo lejos el cantar de las aves, es un día brillante y hermoso. Pero dentro de ella carecía de sol.

Saca sus audífonos y reproduce aquella melodía que les pertenece a ella y a él.

Cierra los ojos y vuelve a su primera cita, lo ve con esa camisa verde que contrasta con su bellos ojos, el aire mueve sus chinos y eso le saca una sonrisa a ella, se ve como un ángel sentado allí bajo el sauce, esperando... esperandola a ella.
Se acerca y le tapa los ojos para sorprenderlo, ambos ríen y él le hace espacio para que se siente.

-Cierra tus ojos, mi princesa; te tengo una sorpresa.

Ella emocionada le hace caso, cuando le da la indicación de que los vuelva a abrir ella admira un ramo de tulipanes, sus favoritos. Inmediatamente se lanza a sus brazos, agradeciendole sin parar.
Él la abraza y se quedan un buen rato sin decir nada observando el paisaje, saca sus audífonos, le comparte uno y reproduce esa canción que tanto aman.

Después de varias canciones, deciden conversar un rato, sin embargo, ella comienza a buscar algo de su bolso, saca una cajita de color rojo y se la extiende a su chico.

-Vamos, abrelo. Se que te encantará, es un pequeño detalle para que siempre me tengas contigo.- Le dijo ella algo nerviosa.
- Estoy seguro que lo amaré.- respondió él mientras abría la caja. De ahí sacó una pulsera con las iniciales de ambos en una guitarra eléctrica. Sonrió. -Me encanta, es muy precioso pero sería mucho mejor que también tuvieras una para que siempre me recuerdes y al parecer pensamos en lo mismo jajaja. Ten, este es para ti. - Dijo mientras le daba una cajita morada, el color favorito de ella.
-No puedo creer lo sincronizados que estamos, en verdad es hermoso, gracias.- Le dijo ella mientras observaba feliz una pulsera de plata con un par de alas que tenían las iniciales de ellos dos. Él tomó la pulsera y se la puso, ella hizo lo mismo con la de él.
- Entonces, ¿al fin serás mi novia o tengo que seguir insistiendo?- Le dijo entre divertido y ansioso.
-Siento hacerte esperar pero al fin tendrás tu respuesta, si seré tu novia.

Inmediatamente a que respondiera eso la chica de sus sueños, los ojos de él brillaron tanto y se acercó a besarla felizmente.

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Abrió sus ojos, las lágrimas ya se le habían escapado a pesar de que se prometió no llorar, promesa que se hizo un año después de que él se fuera.

Siempre pensó que algún día se casarían y formarían una familia, creyó que envejecerian juntos pero la vida te da sorpresas y suele arruinar los planes que uno hace.

Seis años de alegrías, seis años de peleas que terminaban en reconciliación, seis años de aventuras, seis años en que luchaban cada día contra las adversidades que se les presentaban, seis años de muchos sueños y expectativas que algunos no pudieron cumplirse, seis años juntos.

Conocerlo fue lo mejor que a ella le pasó, siempre había leído sobre ese amor que es para siempre, nunca pensó que algún día le sucedería y pasó cuando él llego a su vida de una forma inesperada, en un día cualquiera, en un lugar al azar.

Han pasado cuatro años desde que él partió, el dolor de su ausencia no ha disminuido, lo extraña tanto.

El primer año fue el más difícil, prácticamente odiaba a la vida, pero más a Dios por haberle arrebatado al chico que amaba con todo su ser, por haberle arrebatado su felicidad. Dejó de ser la chica que siempre sonreía, que tenía un cálido corazón, la chica la cual contagiaba su optimismo y alegría. Sus días se volvieron grises, ella se quedó sin color.

Con ayuda de su familia pudo salir de ese pozo en el que se encontraba, siguió estudiando, siguió con su vida pero eso sí, ella ya no era la misma, una parte de ella se fue con él.

Se propuso enamorarse de nuevo, sabía que jamás amaría tanto como lo amo a él, siempre estaría en su mente y en su corazón, pero aún así sabía que debía seguir adelante.

En aquel lugar especial para ambos, sentada en esa banca bajo el sauce, recordó todo lo que vivió con él, de cierta forma sentía que él estaba ahí con ella abrazandola, recordándole la promesa que él le hizo antes de morir:

"Jamás dudes de mi amor por ti, aunque este aquí en la tierra o esté en el cielo seguiré amandote. Jamás estarás sola, porque te prometo mi amor que haré todo lo posible para estar siempre a tu lado, aunque no me veas ahí estaré, seré tu ángel guardián".

No importa cuanto tiempo pasé, cada año regresará a allí a recordar cada momento que vivió con él, es el único lugar en el que su corazón está en paz y en el que su ausencia no le duele tanto porque es como si su esencia estuviera en cada cosa de aquel lugar, es como si él estuviera esperandola como aquella vez.

~Karyme Azmitia~

Susurros del AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora