𝗖𝗔𝗣Í𝗧𝗨𝗟𝗢 𝗧𝗥𝗘𝗖𝗘

553 35 1
                                    

Dos ángeles guardianes custodiaban a la manada mientras comían, aguardando que terminaran para escoltarlos de nuevo a su habitación. Sin embargo, ajenos a la conversación mantenida por ellos.

— ¿Soy yo, o habíamos visto anteriormente a Isabelle? —inquirió Stiles, comiéndose un segundo tazón de cereal con leche.

— Isabelle se me hace conocida. —concordó Allison, aunque no probando bocado alguno—. Y eso lo apoya el hecho de que ella tiene ese collar.

— Hay algo en ella que se me hace bastante familiar. Creo haber visto esos ojos en algún momento. —dijo Scott sin preámbulos—. Es bastante extraño, pero en serio me recuerda a alguien.

Lydia mordió suavemente su labio, escuchando los diversos puntos de vista, aunque jamás participando. Ellos conocían a esa mujer, pero no recordaban nada. La tormenta jamás tocó los cielos de Beacon Hills, y nunca conocieron a la descendiente de ambas dinastías.

Cuando los Jinetes Fantasma se la llevaron, acomodaron el tiempo de manera satisfactoria donde nada se vio afectado. Desde que Nyx Hale decidió salvarlos, rompió todas las reglas impuestas.

— Lydia, ¿estás ahí? —inquirió Stiles.

— Por supuesto. —se echó el cabello hacia atrás.

— ¿En qué? —preguntó la siempre impaciente Malia.

Silencio absoluto. Lydia permanecía reorganizando sus ideas.

— Lydia, ¿sabes algo sobre esto? Debes contarnos todo lo que sepas. Tendremos graves problemas de vivir en la ignorancia. —esta vez fue Scott McCall quien interrogó a la banshee, preocupado. 

Sebastiën tuvo que invocar cada ápice de paz y tranquilidad habitando dentro de aquel cuerpo inhumano, buscando palabras apropiadas para transmitir su necesidad de encontrar ayuda

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sebastiën tuvo que invocar cada ápice de paz y tranquilidad habitando dentro de aquel cuerpo inhumano, buscando palabras apropiadas para transmitir su necesidad de encontrar ayuda. Por supuesto, encontrarse directamente con el contrincante amoroso no era esperanzador.

— ¿Qué haces aquí? —preguntó sin ninguna confianza.

— «Es un placer verte también, Peter Hale. Ha pasado mucho tiempo. Descubrí que mi señora estuvo haciéndote algunas visitas». —saludó Sebastiën esbozando una irónica sonrisa.

Peter Hale entrecerró los ojos, odiando oír esa voz.

— «Pero no he venido aquí con intenciones personales. He venido solicitando auxilio para Nyx Hale». —dijo con toda honestidad, recostándose de la grisácea pared—. «Está siendo insensata ahora mismo, demostrando una indeseada imprudencia. Temo que pueda acabar lastimada producto de sus sentimientos. Confieso, Hale, odiar recurrir a tu presencia; pero es necesario hacerlo».

— ¿A qué va todo esto?

— «Nyx asesinará brutalmente a Gerard Argent. Si lo hace teniendo pensamientos egoístas, recibirá un castigo divino, y no podría jamás regresar al purgatorio, porque será ejecutada».

Peter lo miró fijamente, impresionado. 

𝗟𝗶𝗻𝗮𝗷𝗲 𝗛𝗮𝗹𝗲²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora