Eimy
No podía creerlo, Kīshi estaba inmóvil sobre el pavimento.
-Esta muerto? Pregunté mientras lágrimas escurrían por mis mejillas. El zombie gigante se nos quedaba mirando como si de una película se tratara, como puede existir esta cosa tan grande, es decir, si esto es como en las películas, el virus se transmite por mordidas, arañazos o cualquier parte del zombie que pueda desgarrar la piel de un humano, pensaba que te transformaba y ya pero no sabia que mutaban y se volvían tan grandes...
Ariel salió corriendo del vehículo hacia el cuerpo en estado inconsciente de Kīshi que se posaba en el árido pavimento, puso sus dedos en el cuello para medir su pulso.
-No esta muerto, gritó, tomó el arma que este portaba y se dedico a dispararle a la bestia mientras rodaba y corría evitando los ataques mortales de aquel monstruo, las balas no le hacían efecto, estas rebotaban en la piel putrefacta de aquella cosa descomunalmente grande.
Ariel se mostraba cansado, sus pupilas se estaban dilatando y se veía realmente agitado.
Ariel
Miré la peineta y noté que me estaba quedando sin munición, que barbaridad, sin balas y no le he hecho daño alguno a este gigante, la bestia se harto de hacer el ridículo y soltó un bramido que me dejo aturdido por varios segundos, levante mi arma, apunte a su cráneo, relaje mi respiración buscando el momento perfecto para volar sus sesos. El gigante comenzó a correr hacia mi dirección y lo único que me restaba era esperar, estaba muy cerca y los nervios se volvieron a apoderar de mi, inhale aire y apreté el gatillo, la bala dió de lleno entre ceja y ceja dejando al gigante tambaleando apunto de caer sobre Kīshi. Corrí, corrí como pude y arrastre su cuerpo hasta que la bestia se desplomó como si de un meteorito se hubiera tratado...
Kīshi
No sabia donde estaba, solo sabia que no tenía ningún rasguño, se sentía tan bien estar aquí con los pies descalzos, una pradera llena de animales, árboles gigantes con hojas color verde vivo. Mas allá de todo se encontraba un pequeño pueblo, las casas estaban hechas de madera color oscuro y este pueblo estaba entre vallas del mismo color, todo era impresionante tranquilo y silencioso, caminar en el césped con los pies descalzos siento acariciado por estas, se sentía genial, aunque reía por las cosquillas que me llegaban a causar. Llegué al pueblo y pude ver mas personas, los niños corriendo de un lado a otro jugando pelota, las madres tendiendo sabanas blanca en los cordeles, como si de un cuento se tratase, miré hacia una casa que estaba un poco mas descuidada que las demás y decidí acercarme, todo esta en calma, entré y comienzo a buscar señales de vida, cuando de pronto empiezo a oír golpes en una habitación alejada en lo mas profundo de la casa, me acerco a la puerta para oír mejor, pero no puedo oír nada mas que los golpes, respiro profundamente y abro la puerta con toda la serenidad del mundo.
No se que me pasa, mi cuerpo a quedado paralizado completamente, lágrimas brotan de mis ojos causando un sentimiento que tenia tiempo sin sentir, ese sentimiento embriagador que te disuelve poco a poco en el olvido y la desesperación, ese sentimiento que te lleva al punto de querer quitarte la vida. Frente a mi se encontraba un yo de tan solo 10 años el cual lloraba inconsolablemente, se me partió el corazón al recordar todas esas escenas en las que había llorado hasta tal punto de atentar contra mi propia vida... tantas veces lloré que ya había perdido esa facultad de poder liberar todo lo que llevo dentro, eso que me permitía desahogarme. Me acerque con los ojos empapados en lágrimas hacia donde se encontraba mi replica de 10 años y lo abracé hasta que desapareció en mis brazos como un simple recuerdo.
-Es tiempo de irme, tengo amigos a los cuales no puedo dejar solo.
Me levante, y me encamine fuera de la casa que llenaba de incontables recuerdos mi ser, todo seguía igual, al poner un pie fuera de la casa, está se empezó a desvanecer y con ella los recuerdos de mi vida.
Caminé hacia las afueras del pueblo, me sentía perseguido por las miradas de aquellos que habitaban dentro de las vallas... Delante de mi iban llegando los padres de familia los cuales trabajaban fuera del pueblo en los campo, todos recibían a sus padres y esposos mientras que los recuerdos de todos mis calvario se pasaban uno por uno abrumando cada sentimiento y haciendo crecer mas mi odio hacia aquel ser que se hacía llamar mi padre.
-Despierta Kīshi, tenemos que salir de la casa antes de que él llegue.
Desperté con la vista un poco nublada, mientras aclaraba,
oía a mi madre tratando de despertar a mis hermanos.-Que pasa mami? Pregunté confundido puesto que eran las 1:00 de la madrugada.
-Es tu padre, ha estado tomando desde las 5:45 de la tarde y sabes como se pone cuando bebe.
-Y a donde iremos. Preguntaba confundido mientras pasaba las manos por mis ojitos intentando espantar el sueño.
-No lo se hijo, pero sera un lugar donde no tendremos problemas, vas a ver, decía con una sonrisa en el rostro. Me levanté y de una cachetada hice que mi hermano se levantara, mientras que mi hermana menor con una simple llamada fuerte fue suficiente.
Ya estaba cambiado y listos para salir cuando la puerta del patio se abrió, estábamos asustados puesto que esto no terminaría en nada bueno.
-Corran a las ventanas, decía mi madre con la voz temblorosa.
Estaba nervioso y no se me ocurría mas, por la puerta entraba un ser perdido entre los efectos del alcohol, aquel a quien llamaba padre... estaba bien borracho y lo único que hacia era caminar en dirección a mi madre mientras balbuceaba cosas sin sentido, éste llego a posicionarse frente a ella, levantó la mano y justo antes de que golpeara, me posicioné frente, desviando su mano grande y robusta de la trayectoria en la que iba. Mi padre quedo inmóvil unos momentos y luego de unos segundos me propinó una cachetada que me disparo 3 metros lejos de su posición colisionando con la estufa la cual me rompió varias costillas.
-El..el hombre de la casa soy yo. Decía borracho aquel ser tan despreciable.
No podía moverme y mi padre se acercaba cada vez más y más a mi, cuando estuvo frente a mi, comenzó a propinarme golpes en abdomen, cabeza y espalda con patadas y puñetazos, el dolor era inimaginable hasta que el otro día desperté en el hospital y mi madre me dijo que si la policía llegaba que le dijera que fue un accidente y eso hice, puesto que tenia miedo que mi padre lastimara a mi madre.
...
Me encontraba caminando en las afueras de aquel pueblo, mi objetivo era alcanzar una montaña la cual me llamaba por su inmensa belleza, luego de que subiera colina arriba encontré una silueta a lo lejos sentada en una roca mirando hacia la nada.
-Abuelo? Pregunté sin recibir respuesta alguna.
Me acerque y el anciano salio de su concentración sobresaltado.
-oh veo que ya estas aquí, pero por que tan pronto.
-Como así abuelo? Pregunté aun mas confundido.
-Estas muerto Kīshi, abandonaste a tus amigos y ahora estas en el paraíso, cambie mi semblante a uno serio y comencé a caminar en dirección opuesta a la de mi abuelo.
-Nos vemos luego, dijé.
-Eh?
Sonreí y dije -Mis amigos me esperan...
Marcos
Lloraba de rabia, me sentía impotente, Ariel había matado el zombi gigante pero ya habían pasado 12 horas y Kīshi no despertaba, ya hasta estaba perdiendo la esperanza.
-Auch! Mis huesos!
-Kīshi? Pregunté entre lágrimas, fui a abrazar a mi amigo quien se levantaba dificultosamente.
-No puedo morir ahora dijo y ahí quedamos abrazados.
Hola a todos hasta aquí quedo el capitulo de hoy. Que les pareció? Pues díganlo en los comentarios y recuerden votar eso me inspira a seguir escribiendo.
Estoy abierto a que me hagan cualquier tipo de pregunta que tenga ver con los personajes de mi historia, incluso podría hacer un capitulo solo para responder esas preguntas asi que recuerden votar y hacer la pregunta que quieran, sobre los personajes.
Frase del día: Soy como la Pantoja polla que veo polla que se me antoja.
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El Extermino Z
AzioneSangre, supenso, terror, comedia pero sobre todo amistad en el aire... Bien!! En este libro conoceremos a un grupo de personas, las cuales vivían una vida normal, sin preocupaciones, con un estado social alto, pero no obstante un extraño virus se a...