2.- La razón.

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Amor. Tan súbito e inesperado, tan doloroso y necesario. Namjoon estaba enamorado de esa extraña paciente. Podía descifrarlo cuando la dibujaba con la mente, cuando la imaginaba sonriendo o cuando se imaginaba a sí mismo besándola despacio.

El aspirante a médico no podía evitar saltarse las horas del almuerzo para estar a su lado, para investigar su caso, el motivo de su tristeza. Nam había descubierto su nombre y el motivo de su estadía: Fushisawa Tsubaki, accidente de tránsito.

Sabía que su compañero había muerto, al igual que los pasajeros del auto contrario. Pero NamJoon no sabía la razón de su infelicidad. Podía suponer que la causa podía ser: encontrarse totalmente sola en un país en donde no conocía a nadie o que el otro pasajero era su mejor amigo, su novio o en el peor de los casos algún familiar. Pero al ser solamente un estudiante, no tenía permitido indagar sobre los pacientes.

Tsubaki no hablaba hangul, tampoco inglés. NamJoon tenía que hacer algo para poder comunicarse con ella, a como dé lugar. Decidió aprender japonés.

Todos los días, después de clase buscaba lecciones en internet, millones de libros que pudieran ayudarle. Incluso, entre toda aquella conmoción, hallo un CD con palabras en el idioma que escuchaba día y noche.

El moreno era un joven brillante, por lo que asimilar otro idioma no era para nada difícil. Sin embargo, otra historia era aprender a escribirlo.

Un mes pasó y Tsubaki seguía sin hablar, la familia de la chica no había dado señal de enterarse y NamJoon cada vez se desesperaba más, Tsubaki corría peligro de no volver a caminar ¿Qué a caso ese no era motivo suficiente para socorrerla? 

— Hola, buenos días paciente ¿cómo te encuentras hoy? — preguntó en japonés.

Su corazón latía a prisa, pues no sabía si su japonés era realmente bueno.

Tsubaki se giró para verlo y ladeo el rostro. Posó la mirada en sus piernas y volvió la vista a la ventana.

NamJoon creyó que no lo había entendido, hasta que la muchacha habló:

— ¿Cómo debería sentirme? — replicó.

NamJoon tragó saliva.

— Sigue con vida, ese debería ser motivo suficiente para intentar mejorar — musitó.

Tsubaki se giró para verlo, la chica formó un rictus y entonces, NamJoon supo que había tocado alguna fibra sensible. Se disculpó de inmediato y le dedicó una reverencia. Tsubaki desvió la mirada una vez más.

— Estaba a punto de casarme — dijo de pronto. NamJoon levantó la mirada —, Ayato-kun y yo íbamos a casarnos al volver.

NamJoon tragó saliva. Tsubaki continuó.

— Llevábamos más de 4 años de relación y creímos que un último viaje como novios sería divertido — de pronto, la muchacha comenzó a llorar —, cuando ese auto impacto contra nosotros, Ayato-kun me cubrió con su cuerpo.

El joven desvió la mirada y suspiró.

— Lo lamento mucho — dijo con voz apenas audible.

Tsubaki continuaba llorando y NamJoon estaba lejos de obtener una posibilidad. Competir con un amor muerto era la cosa más difícil a la alguienpodía enfrentarse.

Lentamente se puso de pie y salió de la habitación, dejando a la chica a solas con su sufrimiento.

(****)

SeokJin posó la vista en NamJoon desconcertado, su amigo no había desaparecido ese día como de costumbre.

— ¿Qué haces aquí? — preguntó.

NamJoon levantó una ceja y volvió la vista a su libro.

— Almorzando con mi mejor amigo — respondió.

SeokJin se quejó:

— NamJoon-sshi tú sarcasmo es como una daga clavada en mi pecho — el chico llevó una mano a su corazón y formó un rictus —, gracias a ti no creeré en nadie nunca más.

El moreno puso los ojos en blanco y suspiró.

— Si no tienes nada interesante o productivo que decirme, cállate.

— Oh vamos ¿Quieres escuchar un chiste?

— No, por favor.

— Oh vamos, escucha ¿Qué le dice un pez a un náufrago? — NamJoon lo miró expectante, Jin sonrió y continuó — nada — el joven comenzó a reír.

Sin saber la razón, NamJoon rio también, cubriéndose el rostro desesperado.

Jin podía ser un buen amigo, no, al decir verdad. Él era un buen amigo.

— Ahora dime ¿Por qué haz decidido almorzar conmigo hoy?

— Bueno, la paciente...

— ¿conseguiste que hablara?

NamJoon asintió.

— Lo hice y me contó lo que sucedió.

El moreno comenzó a relatar la trágica historia a su amigo. SeokJin asentía en silencio prestando perfecta atención. Entonces, al terminar, el mayor llevó su cabeza hacía atrás y ladeo.

— Bueno, en mi opinión, no deberías darte por vencido. Jamás te había visto entregado.

— Es que... No soy quien para sacarla de su sufrimiento.

SeokJin bufó.

— ¿A sí? ¿Quién lo dice? ¿tú? — Nam se giró para mirar a su amigo, Jin negó — Los genios no tienen empatía. Verás, creo que es el destino.

Nam comenzó a reír.

— ¿A sí? Si fuera el destino, entonces también sería tú misión. No fuí yo quien la encontró.

— Bueno, pero tú eres el único que sintió la necesidad de ayudarla — Seok se cruzó de brazos y sonrió —. No es bueno darse por vencido tan pronto. Tu perseverancia puede hacer milagros.

La expresión de Jin le otorgó a NamJoon la seguridad que la hacía falta. El joven sonrió y le entregó el libro a su amigo. Se puso de pie y caminó a prisa hasta la habitación de la muchacha.

Tsubaki se encontraba sentada en una silla de ruedas, mientras una enfermera cambiaba las sábanas de su cama. NamJoon sonrió y se acercó a la chica.

— Tsubaki-san ¿quieres salir a dar un paseo? El día está muy bonito.

La chica miró al doctor y sin saber la razón, sonrió; pues el reflejo del sol iluminaba la silueta de NamJoon con delicadeza. Obnubilado por aquella sonrisa, NamJoon se inclinó para mirar a la paciente y preguntó una vez más.

— ¿Sí quieres?

Tsubaki asintió.

— Por favor.

El muchacho se giró para mirar a la enfermera y pedirle permiso. Tras pensarlo un segundo, la chica asintió y los dejó partir. 


No sé si ya lo había dicho, pero esta novela tendrá de 10-15 capis. 

Las amo, byesu. 



Be my medicine |KNJ|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora