8.- Una por NamJoon.

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Para SeokJin se volvió un suplicio convivir con NamJoon, después de lo que su amigo le había contado y el trágico final que tuvo con Tsubaki, Nam no había vuelto a sonreír. El muchacho parecía vivir solamente para el trabajo y la vitalidad que había adquirido se desvaneció como el polvo.

El mayor sabía que no podía dejar las cosas así, después de más de un año de comenzar a trabajar con el padre de Jimin, decidió que se habían ganado unas vacaciones, era hora de hacer algo por su amigo y de utilizar la influencia que tenía su familia para ayudarlo.

Después de haber obtenido información de NamJoon sobre su pasaporte, actuó. Llamó a una de sus influencias en Japón y le pidió que buscara a Tsubaki; fue hasta que obtuvo los resultados que comenzó verdaderamente con su plan.

Obligó a NamJoon a salir de su letargo, lo llevó al aeropuerto a rastras y lo mantuvo en el sitio sin contestar a sus quejas.

Pronto anunciaron la salida de su vuelo por el altavoz.

— ¿Japón? ¿Sapporo? — Preguntó el moreno, completamente anonadado.

SeokJin se encogió de hombros y asintió sin atinar en el rostro molesto de su amigo. Tomó la maleta del menor y la suya para caminar hasta la entrada y comenzar con su largo viaje.

NamJoon alcanzó a su amigo arrancándole su maleta de las manos, cexasperado. Sabía que Seok quería hacerle un simple favor, pero estaba en contra de acosar a Tsubaki. Pues se sentía incapaz de luchar contra el recuerdo de Ayato y los mágicos recuerdos que le dio a su amada. No tenía esperanzas y lo peor era que lo sabía.

— Pienso que sí ambos se aman, no hay motivo para continuar separados. Haremos lo posible por traerla sin importar que. — Dijo SeokJin, sin detenerse. —. NamJoon, yo soy tu amigo y como tal, no permitiré que tengas el corazón roto.

En ese momento, el aprecio que sentía por Jin salió a flote sin avisar. El chico esbozo una adorable sonrisa, enmarcando sus pequeños hoyuelos en sus mejillas. Bajó la mirada avergonzado y caminó hasta la entrada del avión. No volvió a quejarse, en su lugar, pasó todo el vuelo pensando en cómo recuperar a la chica.

(****)

El Hotel era tan digno de SeokJin que NamJoon se sintió ajeno a ese mundo. No era una habitación de lujo, según Jin era una sencilla, pero Nam supo que costaba una fortuna. Las camas, una al lado de la otra, eran más grandes que la que tenía en su casa, el televisor parecía ser una pantalla cinematográfica y el pequeño bar poseía bebidas que costaban más que sus riñones.

SeokJin arrojó su maleta al suelo y se recostó en la cama que estaba al lado del balcón, miró a su amigo con una sonrisa cansada y habló:

— Mañana iremos a su casa.

NamJoon posó la vista en el chico, impresionado. Dejó de doblar sus camisas y ladeo.

— Pero no sabemos en dónde vive. — Musitó, aunque en el fondo, sabía que Seokjin lo sabía.

Y si lo dudaba, lo confirmo su sonrisa suficiente.

— Tú no sabes, pero mi dinero sí. — Respondió.

NamJoon negó.

— Jin, ni siquiera sé cómo te pagaré por todo esto.

Jin frunció el ceño.

— ¿De qué hablas? ¿A caso te estoy cobrando?

NamJoon lo miró desconcertado, sin saber que responder.

Jin tomó su almohada y se la arrojó con fuerza en el rostro.

— ¡Claro que no, imbécil! — Exclamó. — Hago esto porque no soporto verte así, siempre has sido tan... tú mismo que verte serte tan... otro Nam, me estresa.

NamJoon comenzó a reír.

— Ok, no entendí eso último, pero gracias Jin. Estoy en deuda.

SeokJin sonrió.

— Estarás en deuda cuando regresemos a Corea con Tsubaki, porque definitivamente no nos iremos de aquí hasta tenerla. 


Esta hija de la verga tiene que fijarse en como escribe. Ya no me estoy gustando, creo que me estoy estancando y me enoja. LASLOVIU


Be my medicine |KNJ|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora