Epilogo.

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Ni siquiera habían desempacado sus pertenencias y NamJoon ya deseaba regresar. Pese a que SeokJin quería mostrarle un poco del país, ayudarlo a conquistar a la madre de Tsubaki y comer taiyaki.

Se sentó al borde de la cama, mientras el chico guardaba la poca ropa que había desempacado. Los productos para la piel que utilizaba Jin aún continuaban dispersas en el tocador. Suspiró y se acercó al menor desconcertado.

— No entiendo que es lo que haces.

— ¿Ah no? Se llama empacar. — Dijo el muchacho.

Jin bufó.

— Si llimi impiquir. —. Se burló. — ¡Ya lo sé, baboso! Pero ¿Por qué lo haces?

Nam se giró para mirar a su amigo y se enderezó.

— Tsubaki me dijo que la esperará en el aeropuerto.

Jin abrió los ojos, tan grandes como un par de platos y miró a su amigo, anonadado.

— ¿Qué es lo que estás diciendo? ¿Eso quiere decir que vendrá con nosotros?

NamJoon asintió.

— Me dijo que sí... — Declaró, recordando aquel momento. —. Cuando se acercó a mí oído me dijo que sí y me pasó su número. Tengo que enviarle un mensaje. Regresará conmigo a Corea y nos casaremos.

Jin se acercó al muchacho y lo abrazó con fuerza.

— Dios santo ¿Te la vas a robar? — Habló, emocionado. Repleto de un éxtasis que no sabía que tenía. —. Estoy feliz de que se haya decidido.

Al conocer la situación, Jin se acercó al tocador para guardar sus pertenencias, tomó su móvil y llamó al aeropuerto para pedir tres boletos de regreso. Tenía que sacrificar sus ganas de Taiyaki, pero todo valía la pena, porque lo hacía por su amigo. 

(****)

No fue sencillo, pero logró apaciguar la ira de su madre. Tsubaki subió a su habitación y cerró la puerta con llave. Sacó una pequeña maleta de debajo de su cama y comenzó con su tarea. Seleccionó sus pertenencias más importantes, su mejor ropa y su libro favorito. Iba a costarle trabajo abandonar el resto, pero era capaz de sacrificarlo todo por NamJoon.

De pronto, sin poder aguantar un segundo más, comenzó a llorar, pensando en los hermosos recuerdos que le había dejado su país. Adoraba Japón, pero anhelaba tener una vida al lado de NamJoon. Agradeció que su madre jamás la dejará tener un perro, porque sentía que no sería capaz de alejarse y dejarlo solo.

Alguien tocó la puerta de su habitación, Tsubaki miró la maleta a medio hacer y la arrojó debajo de su cama de nuevo. Abrió la puerta y sonrió al ver a su hermanita pequeña.

— Akiko ¿Qué pasa? — Preguntó y se hizo a un lado para dejarla entrar.

Akiko entró en la habitación y se sentó en el borde de la cama. Le dolía ver a su hermana mayor llorar, porque incluso cuando Tsubaki intentaba ocultarlo, era evidente y le dolía.

— Hermana... ¿Lo amas tanto? — Preguntó.

Tsubaki asintió, con los ojos acuosos y las mejillas rojas.

— ¿Incluso más que al hermano Ayato?

Al escuchar aquella pregunta, Tsubaki levantó la mirada y sonrió.

— Ayato y NamJoon son personas diferentes. El amor que siento por cada uno es distinto, pero proviene del mismo origen.

— ¿Del mismo origen? — Preguntó la chica.

— Cuando tenía tu edad, deseaba morir, no sentía que valiera la pena seguir viviendo, nuestros padres peleaban todo el día y la escuela era una basura. Pero Ayato llegó a mi vida y comprendí que nadie te salva de la muerte, pero que el amor siempre te salvará de la vida.

Akiko sonrió al escuchar el relato de su hermana y se agachó para sacar la maleta. Tsubaki la miró desconcertada, temiendo que la chica la delatará. Entonces, Akiko se acercó a su closet y sacó la chaqueta que le había regalado en su cumpleaños.

— Llévatela también. Así tendrás algo de mí a donde quiera que vayas y sé feliz, porqué te lo mereces.

(****)

Cuando dieron las 3 AM, NamJoon y SeokJin llegaron al aeropuerto. Ambos estaban cansados y tenían sueño, pero era preciso llegar por lo menos una hora antes, al sitio. Nam estaba preocupado, le envió un mensaje a Tsubaki, sugiriéndole pasar a recogerla, pero la chica le pidió que no lo hiciera.

El reloj marcó 30 minutos para las 4 y NamJoon comenzó a preocuparse. De pronto, escucho su nombre desde la distancia. Ambos muchachos se pusieron de pie y se giraron. Tsubaki se encontraba corriendo a prisa hasta los brazos de su amado, acompañada de su pequeña hermana y de Subaru, la madre de Ayato.

— Por fin estoy aquí. — Dijo la chica, abrazando al muchacho con fuerza. —. Estoy aquí, NamJoon.

NamJoon asintió y la beso en los labios.

— Me alegra que estés aquí, cariño. Te amo. — Declaró.

— Y yo te amo a ti...

Subaru se acercó a la chica. Tsubaki era como una hija par Subaru deseaba verla feliz al lado de un buen hombre. Cuando Akiko la llamó para contarle sobre el plan de su hermana, ella no dudo en socorrerla, era momento de dejar a la chica volar, pues sabía que su hijo no deseaba nada más que ver a Tsubaki sonreír de nuevo.

Tsubaki se separó de NamJoon para abrazar a su hermana y a Subaru. Las tres comenzaron a llorar, sintiendo que estarían separadas por mucho tiempo, pero comprendiendo que era necesario. Le entregó un sobre para sus padres a Akiko y le pidió que se los diera. Akiko acepto, pese a los problemas que pudiera causarle.

Por fin, el vuelo fue anunciado. Tsubaki camino junto a los muchachos, sosteniendo la mano de NamJoon, sabiendo que jamás la soltaría. Tenía la certeza de que sería muy feliz al lado del moreno y que Ayato donde quiera que estuviera, se regocijaba por verla libre del pasado, lista para escribir un nuevo futuro. 


El resto ya lo saben, mis amores y sino, vayan a leer la primera temporada de YCBMD. 

Ok, gracias por leer esta historia, lxs amo con mi vida. Si mi trabajo les gusta no duden en seguirme.  <3 Por siempre lxs tkm. 

Be my medicine |KNJ|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora