10.- September.

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Cuando por fin todo parecía tomar un rumbo estable, cuando Tsubaki parecía estar cediendo... cuando todo comenzaba a resultar. La madre de Tsubaki salió acompañada de la madre de Ayato. Ambas mujeres presenciaron la escena, mientras la chica se separaba de NamJoon efusiva. No sabía la razón, pero Aoi siempre había influido en su vida de una manera letárgica y aberrante. No era mala, Aoi solía ser una muy buena madre, pero también parecía ser muy exigente. No estaba dispuesta a que su hija le faltará al respeto al yerno soñado. Esperaba que la muchacha continuara con su luto por lo menos un par de años más y más tarde se casara con un buen hombre japonés que la mantuviera cerca de la familia.

Pero NamJoon no era lo que deseaba para su hija. Sabía que el chico era buen mozo y conocía su reputación en Corea del Sur; pero no estaba dispuesta a separarse de su pequeña Tsubaki. Ya demasiado había sufrido al tenerla hospitalizada en otro país. Había conocido la desesperación en todo su esplendor y si NamJoon no accedía a mantenerla en Japón, Aoi no le entregaría a su hija, jamás.

— NamJoon-san. Aléjese de mi hija, por favor. — Pidió con un tono demandante, estremecedor.

NamJoon negó y tomó a Tsubaki entre sus brazos, una vez más.

— Aoi-san ¿Qué más da? Tsubaki y yo nos amamos, no hacemos daño a nadie.

Tsubaki miró a NamJoon sin saber cómo actuar. Su corazón estaba con el doctor, pero su hogar se encontraba en Japón, Ayato y todos los recuerdos que el tiempo le había concedido. Sin embargo, sabía que, si dejaba a NamJoon partir, jamás volvería a verle y no planeaba pasar por una situación tan deprimente.

Subaru, la madre de Ayato posó la vista en Tsubaki y en NamJoon, percatándose del inmenso amor que sentía aquel par. Comprendió la situación de Aoi, al temer que su hija rompiera alguna clase de precepto, pero no encontraba razón alguna en no dejar a la chica ser feliz. Tsubaki era joven y hermosa, NamJoon podía ofrecerle una vida honorable y justa, lejos de Japón y los dolorosos recuerdos que el país pudiera concederle.

Pensó en que su hijo jamás hubiera deseado que Tsubaki sufriera por su partida y que sí llegaba un nuevo hombre en su vida, sin duda no sería mejor que Kim NamJoon. Pero no tenía el valor de inmiscuirse. La decisión no le pertenecía a ella.

— Prometo que sí me concede la oportunidad de tenerla a mi lado yo...

— Hay una forma. — Espetó Aoi. Los presentes se giraron para mirarla, expectantes. —. Sí prometes que no te llevarás lejos a mi hija, dejaré que te quedes a su lado.

SeokJin bajó del auto al escuchar a esa mujer decir lo que había dicho. NamJoon tenía un trato con el padre de Jimin y sabía que no podía quedarse en otro país.

Se giró para ver a su mejor amigo, completamente acorralado y se interpuso. Miró a Aoi a los ojos y esbozo una sonrisa seductora.

— No es mi deseo interponerme, pero Tsubaki es mayor de edad, ella es libre de elegir. — Dijo, girándose para mirar a la pareja.

Aoi ladeo el rostro y fulminó a SeokJin con la mirada.

— Mi hija no es tan mezquina como para abandonar a su madre. — Declaró.

Tsubaki bajó la mirada.

— Madre... Yo.

— ¡Tsubaki! ¿No pensarás?

— Amo a NamJoon. — Reveló la chica con un hilo de voz. —. Quiero quedarme a su lado, pero sé que su vida se encuentra en Corea.

— ¿Y acaso piensas dejar tú país por un hombre que acabas de conocer? — Preguntó indignada.

Tsubaki tragó saliva.

— No nos acabamos de conocer, estuvo conmigo cada día en el hospital. Sabía que tenía que terminar su tesis y trabajar, pero aun así salía conmigo cada día, me hacía reír, me enseñó inglés... NamJoon me hizo olvidar mi deseo a morir. Me recordó que no todo es malo... Mamá, quiero casarme con NamJoon.

Aoi levantó la mirada y se aproximó hasta su hija. La tomó del brazo con brusquedad y la acercó a su lado. NamJoon no la detuvo, lo que menos deseaba era discutir.

— Tsubaki me ama, no puedo entender porque no nos permite...

— Debo pedirles que se vayan, de lo contrario, llamaré a la policía. — Interrumpió Aoi.

Tsubaki miró a su madre sorprendida. Después posó la vista en NamJoon y en SeokJin, no comprendía el extremismo de su madre.

Por su parte, NamJoon y SeokJin no estaban dispuestos a moverse. Tsubaki no deseaba ver a NamJoon metido en un lío, mordió su labio y entre lágrimas le pidió que se marchará. Conocía a su madre y sabía que no estaba dispuesta a ceder.

Tsubaki se acercó a NamJoon y lo besó en los labios, pese a la protesta de Aoi. Se acercó a su oído y tras decir un par de cosas, entró a su casa, pidiéndole a la mujer, un poco de atención.

SeokJin espero la orden de su amigo para poder partir y cuando NamJoon se lo indicó, ambos entraron al auto para regresar al hotel.

(****)

Cuando subieron al vehículo, NamJoon sacó su móvil y anotó un par de cosas que SeokJin no pudo ver. El mayor suspiró y le pidió al chófer avanzar.

Después miró al moreno, sosegado y frunció los labios.

— Lo siento, hermano. Pero no nos daremos por vencidos. Vendremos todos los días hasta que terminen nuestras vacaciones. — Dijo el chico, entusiasmado.

NamJoon se giró para verlo y guardó su móvil, con una sonrisa traviesa en el rostro.

— Todo va a estar bien, hyung, porque Tsubaki me ama. 

Be my medicine |KNJ|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora