4.- Llorona.

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¿Sabes algo? Nadie te lo dice jamás, pero enamorarse es una mierda. Tener a una persona atosigando tus pensamientos de una manera súbita y desmesurada es completamente desgarrador. NamJoon no sabía la razón, pero enamorarse de Tsubaki era una cadena demasiado pesada que no había logrado sobrellevar.

La chica no mostraba absoluto interés en el joven y era completamente evidente que no estaba ni cerca de sentir algo por el chico. Y estaba bien. Nam no quería obligarla a nada, pues hasta ese momento era feliz teniéndola a su lado, impulsándola. Deseaba ir paso a paso.

Tsubaki le habló de su familia por primera vez, le dijo que sus padres eran pescadores y que no tenían demasiado dinero, le contó sobre su pasado, le dijo que trabajó muchos años para pagar su matrícula universitaria y que conoció a Ayato en la universidad.

— Fue tan rápido y de repente, pero jamás he amado a nadie como amo a Ayato- Kun. Él me amaba igual, lo sé.

NamJoon bajó la mirada, sintiendo las palabras de la chica impregnarse en un oscuro lado de su memoria. Tsubaki sonrió.

— ¿Te has enamorado? — preguntó.

NamJoon se giró para mirarla y suspiró.

— Lo he hecho. — declaró.

— ¿De verdad? ¿Fue conrrespondido?

El chico negó. — No, pero daría mi vida por verla sonreír.

Tsubaki quedó en silencio, luchando por procesar lo que el joven le había confesado.

— Ojalá encuentres a una mujer que sepa amarte como te mereces. NamJoon, en un país en donde la soledad y la tristeza me carcomían el alma, supiste ser mi medicina. Yo no deseaba vivir, aun ahora no estoy segura de querer hacerlo. Pero me has mostrado un futuro imperceptible que agradezco haber descubierto.

NamJoon sonrió al escuchar a la chica decir aquello.

— Entonces, creo que todo está bien. — Musitó. En sus labios afloraba un te amo, peligrando el rechazo. Tuvo que luchar por suprimir sus sentimientos una vez más. NamJoon deseaba continuar intentando, pero Tsubaki no deseaba ceder. Ladeo el rostro y cambió el tema. No quería llegar a más, no por el momento, porqué se veía destruido y no estaba listo para llorar. — ¿Cuándo llega tu madre?

Tsubaki acrecentó su sonrisa y habló sin percibir el cambio de tema.

— Mi mamá me ha dicho que estuvieron trabajando mucho para poder pagar su boleto. Que no pudieron comunicarse conmigo porque apenas tenían tiempo para dormir. Dijo que le pidieron a mi hermana que no me dijera nada para no preocuparme. Pero lloró mucho cuando escuchó mi voz. Vendrá en un par de días.

— ¿Y después que pasará? — preguntó.

Tsubaki se encogió de hombros.

— No lo sé, tal vez se quede conmigo. Tenemos que encontrar la manera de pagar la factura del hospital.

NamJoon estaba ansioso por contarle a la chica sobre el enorme favor que le había hecho Jimin. La miró impaciente y se acercó a la muchacha.

— ¿A que no vas a creer lo que acaba de suceder? — Preguntó.

Tsubaki ladeo el rostro.

— ¿Qué acaba de suceder?

— Bueno... Jimin es el hijo del dueño del hospital. — La chica abrió los ojos como platos. NamJoon sonrió —. Él vino ayer y me dijo que no tenías que pagar la factura del hospital.

Al escuchar aquella noticia, Tsbaki negó.

— No, no, no no... no puedo aceptar algo como esto...

Nam la interrumpió.

— Es bueno Tsubaki, no tienes demasiado dinero y está bien. No es malo aceptar la amabilidad de las personas.

— Pero... ¿A cambio de qué?

De mi vida... Pensó el muchacho.

Sonrió.

— Bueno, de nada. El hospital a veces hace obras de caridad como esta. Es por la imagen.

Tsubaki se acomodó sobre la cama y sonrió al techo.

— Mi alma ha descansado. Dios santo, tengo que agradecerle a Jimin-chan.

— Claro.

Poco a poco, NamJoon lograba abrirse paso en el corazón de la muchacha y aunque no llegaba ni a la mitad, podía sentir el cariño que le transmitía Tsubaki.

— Cuando regrese a Japón, quiero que continuemos comunicándonos. Le hablaré a todo el mundo sobre mi ángel de la guarda ...

NamJoon sonrió.

— Yo también deseo que continuemos comunicados.

— Quiero que me hables sobre la chica que te gusta... — dijo la muchacha.

NamJoon asintió.

— Ella es... Ella es hermosa, es tenaz e inteligente. Aprende realmente rápido. Su sonrisa me otorga la vida que la adversidad me ha arrebatado y su voz parece querer esclavizarme. — sonrió anhelante —. Al decir verdad, jamás me he enamorado antes y aunque he salido con chicas, nunca he tenido la intención de involucrarme sentimentalmente. SeokJin dice que es porque soy un genio, porqué mientras más sabes, más exiges. Pero sinceramente creo que no es así. Simplemente, no había llegado la indicada. Me consumió el deseo de protegerla y quise estar a su lado por siempre; sin embargo, no logro que olvide a su antiguo amorío y no la culpo. Creo que esa persona hizo más por ella que yo. Además, apenas la conozco.

Tsubaki asintió.

— Te deseo la mejor de las suertes. Eres la persona más amable del mundo y creo que se dará cuenta de inmediato.

NamJoon sonrió.

— ¿Crees? Espero así sea...

Be my medicine |KNJ|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora