Pasar el tiempo se había vuelto un poco pretencioso incluso para alguien como NamJoon. El muchacho no podía dejar de pensar en Tsubaki y ver el reloj correr era un desperdicio total. Volverse un buen doctor no había sido para nada difícil, incluso ganas prestigio se volvió algo realmente sencillo. SeokJin era un colega realmente afable, como lo predijo; su amigo parecía apoyarlo en todo lo que hiciera falta y cuando se trató de impulsarlo, lo hizo sin pensar.
Y bueno ¿Qué más? Tsubaki lo llamó un par de veces al volver, pero con el paso de los días su interacción se disipó hasta volverse finalmente un recuerdo. Después de 378 días de haber obtenido su licencia, había intentado sustituía a la japonesa con un par de mujeres más, pero ninguna relación funcionó.
Ese día, cuando ya no pudo resistir más su agobiante situación, marcó el número de la muchacha dispuesto a revelarle lo que había guardado por tanto tiempo y que hubiera continuado guardando de no ser por su desconocida debilidad.
Suspiró cuando escuchó el teléfono timbrar, un pitido, dos pitidos, tres pitidos; tal vez era momento de darse por vencido. Cinco pitidos la chica respondió.
Nam esbozó una sonrisa cuando escuchó a la muchacha responder.
— ¿Tsubaki? Hola. — Dijo sin poder borrar aquella ridícula expresión de su rostro.
Pero ¿Qué más daba? Su departamento estaba completamente vació, no había nadie a su alrededor más que su adorable perro blanco, durmiendo apacible en el otro extremo del sofá.
Tsubaki respondió.
— NamJoon, es bueno saber sobre ti una vez más ¿Cómo has estado? — Preguntó la chica.
— Realmente bien, he conseguido un buen lugar para vivir, incluso tengo la oportunidad de enviar dinero a mis padres y a mi hermana. — Hizo una pausa esperando a que la chica notara su increíble mejora en el lenguaje nipón. Pues para ese entonces, NamJoon hablaba como un verdadero nativo.
— Me alegro mucho. — Respondió la chica, al parecer sin notar ni un poco el increíble cambio del joven.
NamJoon sonrió con la intención de insistir.
— ¿Cómo has estado tú? — Preguntó.
La chica hizo una pausa, después de unos minutos, respondió.
— Bien, eso creo. Bueno, comencé a tomar clases de inglés, por qué no podía quedarme a medias. Pude por fin terminar mi tesis y ahora estoy por graduarme.
— Eso se escucha bien. — Respondió el muchacho. — No sabes lo feliz que me hace escuchar que estas bien.
— A mí también me hace feliz escuchar sobre ti.
Nam tragó saliva y cerró los ojos. Su lucha por apaciguar su nerviosismo al parecer estaba siendo de lo más absurda. Cuando escuchó que la chica carraspeo la garganta incomoda, regresó a sí mismo y decidió que lo mejor era improvisar.
Soltó una risita nerviosa y suspiró.
— Tsubaki, en realidad he marcado para decirte algo.
— Vaya... ¿Estás bien?
— Sí, lo estoy. Bueno, lo estoy, pero no lo estoy.
— No comprendo.
— Es que yo tampoco. — Musitó. Se mordió el labio inferior y negó. Después de mandar un millón de posibilidades a la mierda por fin habló. — Tsubaki, la cosa es... no me es posible sacarte de mi cabeza, incluso ahora que no he sabido nada sobre ti, incluso cuando convivo con muchas mujeres a diario. Cuando todo me está saliendo tan bien, siento que no estoy completo si no estás conmigo. — Se relamió los labios y se cubrió el rostro con la mano izquierda ocultando su vergüenza. La premura con la que relucían sus sentimientos era demasiada y lo estaba consumiendo. Continuó sintiendo su voz temblar —. Hay un vacío en mi vida que no puede ser llenado si no estás a mi lado y sé... yo sé que te conocí demasiado tarde, pero de verdad... yo...
— No digas nada. — Interrumpió la chica —. NamJoon, no digas nada más.
NamJoon se sobresaltó al escuchar las palabras de Tsubaki.
— ¿Por qué? — Preguntó desconcertado.
La respuesta de Tsubaki tardó en llegar.
— Desconoces el peligro en tus palabras. — Respondió.
NamJoon dudó. Ladeo el rostro y continuó con su discurso.
— No puedo comprenderte.
— Cuando Ayato murió juré que no volvería a enamorarme, él lo fue todo para mí y sé que no seré tan feliz con otro hombre. Nuestra relación fue como ninguna y nuestra historia no debió terminar como terminó. — La chica ahogó un sollozo y continuó —. Pero cuando tú apareciste mi vista se nubló y comencé a dejar de lado mi objetivo. Intenté verte solo como un amigo, pero cuando comenzaste a lucir como un hombre tuve miedo. NamJoon... Me enamoré de ti sin querer enamorarme.
— ¿Y hay algo de malo? — Preguntó apresurado. Su perro se sobresaltó al ver a su humano moverse estrepitoso.
— Sí lo hay... Ayato. La familia de Ayato e incluso yo estamos pasando por un proceso muy largo... cargamos a cuestas con su perdida.
— ¿Cuánto más? Ha pasado más de un año.
— NamJoon... fuimos pareja por más de 8 años ¿Es justo que me haya enamorado de otro hombre en tan poco tiempo?
— Pero no mereces hacerte tanto daño.
Tsubaki suspiró.
— No pido que me comprendas...
— Bueno, yo si pido que tú me comprendas ¿A caso le ves algo de sentido reprimir nuestros sentimientos? Si ambos nos necesitamos... ¿Por qué desistir?
— No puedo NamJoon...
— ¿Por qué?
La chica comenzó a llorar, NamJoon sintió un gran nudo en la garganta.
— Por qué no es justo para Ayato...
— ¡Tsubaki Ayato está muerto! — Exclamó sin pensar.
Y entonces, Tsubaki rompió en llanto.
NamJoon se arrepintió de inmediato y negó, intentó retomar el hilo de la conversación. Sin embargo, escuchó el teléfono de Tsubaki moverse.
— NamJoon-san... — El chico se sorprendió al oír la voz de la madre de la chica.
— ¿Aoi-san?
— Así es NamJoon-san.
— ¿Qué sucede? ¿En dónde está Tsubaki?
— NamJoon-san, Tsubaki está luchando por salir adelante, le he pedido que deje de tener contacto con usted, porque cada día ella se sumía en un dolor aún mayor... Le hace mal saber de usted. NamJoon-san, olvide a Tsubaki por favor.
Cuando NamJoon quiso replicar, Aoi colgó la llamada sin dejarle opción alguna.
Volví jajaja, me duele la cabeza horrible ;(
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Be my medicine |KNJ|
FanfictionFushisawa Tsubaki es una buena muchacha de una familia japonesa promedio, amante de los animales y aspirante a novelista. Ha estado enamorada del mismo hombre por 10 años, decidida a casarse para así, poder unir su vida con la de su amado. Antes de...