EREN
Sentado en mi butaca veía a mis compañeros del aula entrar somnolientos, con pereza y uno que otro maldiciendo entre susurros su inmenso odio a la escuela.
Yo sonreía con un libro rojo de pasta gruesa en mis manos que había comprado con mi propio esfuerzo hace más de un año, un libro de casi 500 hojas que me había fasinado leer e imaginar tanto sus escenarios felices como tristes.
Me había sacado un par de lágrimas por su final tan trágico, donde un hermoso omega había decidido acabar con su vida al tomarse un veneno sabiendo que estaba embarazado, pero lo había hecho para que su cachorro no sufriera al lado de su infeliz padre que, aún estando casado con su destinado, se había atrevido a meterse con cientos de omegas y dejar a doce de ellos embarazados.
El alfa terminó en un hospital psiquiátrico cuando se enteró que su esposo había dejado de existir junto a su hijo que no había podido conocer el mundo.
Cada uno de sus días se la paso pidiendo perdón a la nada, con un deseo en su corazón, encontrar a su amado en su siguiente vida y esta vez amarlo como nunca.Por lo que investigué, la continuación del libro esta en proceso, y por lo que escuché, tampoco tendrá un final feliz.
-¡Buenos días, alumnos!- saludó el profesor con cara sería.
-Buenos días, profesor- respondimos el saludo al unísono, aunque no lo hacen con las suficientes ganas.
-el día de hoy se integrará un nuevo alumno a nuestras clases- en cuanto dijo aquello, todos mis compañeros comienzaron a murmurar, no era muy normal que llegara un nuevo alumno cuando el ciclo escolar estaba por terminar- ¡silencio!- ordenó con su voz de alfa, callando instantáneamente a todos dentro del salón, en especial a nosotros lo omegas que miramos el suelo en un acto de sumisión- muy bien, como les decía, espero que lo reciban y traten como uno más de sus compañeros de clase- su rostro se desvió a la puerta entre cerrada- puedes pasar, jovencito.
La puerta de hierro pintada de blanco fue abierta, dejando entrar al mismo chico al que le arruiné las hojas la semana pasada.
Que importa, talvez ni se acuerde de mi.
La chicas betas y los escasos omegas chillaron de emoción al ver a su guapo compañero y nueva presa en sus líos amorosos.
Puse los ojos en blanco cuando vi como Annie, la que tiene nuevo novio cada semana, mordía su labio inferior y sus mejillas se teñían de un suave rubor rosado.-mi nombre es Levi Ackerman y, sinceramente, la amistad de cada uno de ustedes no me interesa... -sus grises ojos chocaron con los mios, haciendo que automáticamente desviara mi mirada- excepto la de ese chico... mi futura esposa.
-¿Q-Qué?-dije avergonzado mirando más rojo que nunca al azabache que tenía una sonrisita en su rostro.
Los chicos alfas y betas del salón parecían animarlo, mientras que los demás restantes parecían asesinarme con la mirada, en especial los omegas.
-pues siéntate junto a tu futura esposa- decía el profesor apuntando el asiento vacío a mi lado derecho.
El chico no dijo nada al respecto, solo se dedicó a caminar entre los alumnos para llegar a su respectivo asiento, ignorando los fallidos intentos de las chicas para llamar su atención.
Los chicos a mi alrededor sacaron los libros que el profesor había pedido, uno que fuera de nuestro gusto y habláramos de él, que sentimos al leerlo y si cambiariamos algo al respecto.
Como el joven a mi lado no tenía un libro, por ser su 'futura esposa', nos obligaron a formar un equipo.Cuando estaba leyendo un fragmento del libro que había sido mi frase favorita y se supone Levi devía anotarlo, el muy sin vergüenza tomó mi mano como si fuese lo más normal del mundo.
Con mis mejillas encendidas aparté mi mano, la recargué en mi pecho y la cubrí con mi otra mano.
No dije nada, solo baje la mirada con mis ojos llorosos. No estoy acostumbrado a esto.-¿sucede algo?- preguntó acariciando mi alborotada cabellera castaña que llegaba hasta mis hombros. Simplemente aparté su mano cuando metía sus dedos entre mis hebras chocolate.
-n-no me toques...toma tu distancia, por favor-susurré.
-¿me tienes miedo? -preguntó el contrario con voz apagada, alejándose lo más que podía de mi sin despegarse de su asiento.
-...si.
-me gustas- lo dicho sólo provocó que regresara a mirarlo con nerviosismo al no saber que responder ante su confesión, pero no hubo necesidad de emitir palabra- si lo deseas, podemos empezar como amigos. Por tus ojos tan tristes puedo percibir que cargas con un dolor muy grande tu solo, así que te enamoraré como se debe para que me habrás tu corazón, confíes en mi y me reveles tus mas profundos temores o lo que sea que te haya ocurrido que te quitó la confianza en ti mismo. Eres mi omega destinado, lo se por el olor tan único que solo tú desprendes. Estamos destinados a estar juntos de una forma u otra, así que no te preocupes, toma tu tiempo, yo te esperaré.
Sus tiernas y hermosas palabras me dejaron sin habla, no supe en que momento mis lágrimas había salido desde mis ojos cristalinos y rodaron por mi mejilla para caer sobre una de las hojas de mi caro libro. Sin pensarlo dos veces, extendí mis manos hacia el azabache, diciendo sin necesidad de palabras que me estrechara entre sus fuertes brazos.
El contrario se levantó de su asiento y, como si fuese el más liviano en el mundo, me separó de la silla y me cargó como un príncipe lo haría con su bella princesa.
Se sentó en su banca y me sentó en sus piernas ante la atenta mirada de mis compañeros.
A él no parecía importarle en lo absoluto que fuésemos vistos, por lo tanto tampoco tendría que importarme a mi, solo pase mis manos por su cintura, precionando las yemas de mis dedos sobre su espalda cubierta con el uniforme de la escuela, escondiendo mi rostro en su fuerte pecho, dejándome relajar por ese aroma a menta que nadie más que haya conocido poseía.
El ritmo de su corazón era tan relajante que, por un momento, creí que caería dormido, pero el timbre que indicaba que la clase había acabado y que empezaba una nueva, me hizo despertarme y acomodarme de nueva cuenta en mi asiento, con los ojos de Annie mirando atentamente cada uno de mis movimientos.Tal vez ella o alguien más me lo arrebate.
[Corregido]
GRACIAS POR LEER ♥
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I Hate My Life
De TodoEren Jeager es un omega que a pasado por mucho a pesar de su corta edad. Su vida a sido una miseria desde el día en el que se dieron cuenta de su existencia, pues al haber sido concebido por una violación, su madre lo odia a tal grado de intentar as...