CAP #9: ~violación~

1.6K 131 37
                                    

Acostado en el sillón de cuero, acariciaba mi vientre plano donde un pequeño bebé residía. Mi bebé. Mi hijo. Lo cuidaré y amaré mucho.

Hace una hora atrás había hablado con mi hermano Zeke, quien me había dicho que, mañana por la tarde fuese a su casa para finalmente conocer a mi padre. Me siento un poco nervioso, pero inhalando y exhalando a profundidad, puedo tranquilizarme.

Me levanté del cómodo sillón directo a la cocina para comer un poco de las sobras que hay en el refrigerador. Me alegra mucho que mi bebé no sea problemático, pues los mareos y vómitos ya no se han presentado desde aquel día, también me deja comer lo que yo quiera sin que las náuseas se apoderen de mí. Será un buen niño… o niña. Que importa, igual lo voy a amar y proteger.

La última vez que Levi y yo intimamos, fueron hace unas semanas durante mi celo, pero no me ha vuelto a tocar, y eso se lo agradezco, no quiero que nadie, nunca más, vuelva a tocarme de esa manera.

Cuando abro el refrigerador, no encuentro nada que me guste, por lo que decido cerrarlo y bufar. Desvió mi mirada a la mesa, donde hay una caja de pizza, la que Levi ordenó hace unas horas cuando vimos una película. Tomo las rebanas sobrantes y las coloco en mi plato, me da flojera calentarlas, así que las dejaré de esa manera.

Mis ahorros los he guardado en mi mochila, en un rincón del ropero donde mi ropa estaba acomodada para que nadie más que yo, sepa dónde están. Planeaba escaparme de esta casa lo más rápido posible. Hubo un momento en el que había olvidado que Levi quería hundirme en la cárcel por un crimen que no cometí, pero era hora de escapar de sus garras y planes, pienso ser libre y no mirar atrás nunca, por mí …por mi nenito.

La puerta de la entrada se abre y deja a la vista a un azabache con dos bolsas de compra a su lado. Su rostro parece neutro, como todos los días, pero su mirada parece estar dilatada. ¿Por qué?

Me acercó a él y lo ayudo con una bolsa, pero su fuerte aroma a menta intenta engatusarme para que me lance a sus brazos, más no lo hago, solo observo su mirar hacia mí. Cuando por fin entiendo lo que sucede, tiró la bolsa e intento alejarme de su persona, pero me toma de la muñeca, me gira un poco para tomarme de la cintura y besarme, pero lo rechazo, algo que pareció enfurecerlo. Tomó mi rostro y unió nuestros labios de manera brusca.

Su boca baja hasta mi cuello, donde se dedica a besar, lamer, morder y dejar puntos rojizos.

Estoy asustado, tengo miedo, mucho miedo.

-L-Levi, detente, por favor- mis piernas tiemblan y mis feromonas se esparcen en el aire con un aroma diferente. Uno que denota mi creciente miedo.

Sin embargo, a él no pareció importarle, solo ignoró mis lloriqueos y siguió con lo suyo hasta el final, sin detenerse a mirar mi aterrado rostro o, al menos, ser delicado en su acto. Se detuvo hasta que su más bajo instinto estuvo satisfecho, mientras yo parecía una muñeca rota y sin vida, abrazando mi vientre, esperando que mi bebé siguiera conmigo y no me abandonara como otros lo han hecho.

El destino parece odiarme, no entiendo cual fue mi pecado para recibir esta condena que tengo que soportar.

Carla, mi amada madre, un monstruo a la vez. Una mujer que, sin importarle que, vendió a su propio hijo para ganar un par de billetes, mientras yo era lastimado por manos ajenas que, sin piedad alguna, se atrevían a lastimarme a pesar de ser un niño.

Levi, quien apareció a mi vida como un rayo de esperanza para ser feliz, sin embargo, resulto ser una maldita basura que me usaba como parte de una venganza que no le corresponde. No le importo lastimarme, no le importó no escuchar mi parte de la historia.

Pero lo merezco, ¿verdad?

No soy nadie en esta vida. Soy un omega, la aberración de este mundo.

I Hate My LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora